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sábado, diciembre 28, 2024

Carta abierta al Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos humanos de la provincia de Salta, Dr. Nicolás Juárez Campos

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CARTA ABIERTA AL MINISTRO DE JUSTICIA, SEGURIDAD Y DERECHOS HUMANOS DE LA PROVINCIA DE SALTA, DR. NICOLÁS JUÁREZ CAMPOS:

No pertenezco a ningún Organismo de Derechos Humanos, no soy parte de ninguna interna política, ni judicial, soy simplemente el hermano de José Lino Salvatierra, y a la vez sobrino de Oscar Rodríguez, dos jóvenes de 19 y 21 años de edad, que en total indefensión fueron ultimados a balazos en la madrugada del 10 de mayo de 1977 entre las localidades de El Tunal y El Galpón.

Como es de su conocimiento, con fecha noviembre de 2007, la Cámara Segunda en lo Criminal de la provincia resolvió declarar a esta causa DELITO DE LESA HUMANIDAD, ESTO EN VIRTUD A LO SOLICITADO POR LA Secretaría de Derechos Humanos de la anterior gestión de gobierno, y en función de toda la jurisprudencia nacional e internacional, y de los estatutos y convenciones a las que adhiere la Nación Argentina.

Al leer sus declaraciones en distintos medios, puedo con dolor inferir que la Secretaría de Derechos Humanos de la actual gestión de gobierno, con dependencia orgánica y funcional de su Ministerio, ha cambiado radicalmente de posición: lo que para la gestión anterior era un “Delito de Lesa humanidad”, ergo imprescriptible, para esta gestión no lo es; esto es obvio, su coherencia le indica que debe defender en el presente, lo mismo que defendió en el pasado. Usted dice coincidir con lo resuelto en el mes de febrero de 2008 por el Juez Federal Abel Cornejo, en cuanto a que la causa no es delito de Lesa Humanidad, hoy más que nunca no me sorprende esta coincidencia.

Señor Ministro Ud. MIENTE:

Mi hermano y mi tío no eran cuatreros, en el camión en que se trasladaban, transportaban carbón.

• Saravia, Soraire, Acosta y Corbalán no fueron simple policías que se excedieron en sus funciones, fueron genocidas que conformaban la famosa “Guardia del Monte”, unidad especial de la policía, que impartía el terror en los años 70, actuando bajo las órdenes del Ejército Argentino. No se defienda, Sr. Ministro, nadie lo acusa por haber defendido genocidas, hasta estos tienen ese derecho, y Ud. también tiene el derecho al libre ejercicio de su profesión, claro que para esto se requiere tener estómago.

Y si lo que pretende es mostrar coherencia, entonces téngala entre su discurso actual y sus gestos pasados y presentes. Señor Ministro: Ud. ya no es el defensor de Saravia, no lo defiende más, irónicamente es hoy el flamante Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la provincia de Salta, llámese a silencio al menos por ética, y limítese a promover Justicia, impartir Seguridad y defender los Derechos Humanos.

No mancille con sus dichos la memoria de nuestros muertos, trillada argucia jurídica, largamente utilizada para convertir víctimas en victimarios. Pero fundamentalmente, no profundice con sus erradas e inoportunas apreciaciones (por el cargo que detenta), el dolor de mi anciana madre, que aún hoy llora la muerte impune de su hijo de 19 años y de su hermano de 21 años.

Héctor O. Salvatierra

D.N.I. 17.792.341

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