“The Casero Experimendo”, el espectáculo de Alfredo Casero combinó videos, música y monólogos. Todo el “tránsito por él” tiene una sóla fórmula consabida: humor. Cierre con sorpresas y algo de “familiaridad”. Salta 21 dialogó con el artista.
Se define un artista de Varieté. En mi opinión, es un artista multifacético, complejo, ácido, maduro, optimista y atrevido. Muchas virtudes que sabe conjugar en dos horas de espectáculo. Increíblemente serio con su trabajo, sólido como artista, es alguien que se lleva el mundo por delante (al menos su mundo) con una sonrisa y mucha mucha picardía.
Sus monólogos que parten de lo cotidiano, llegan hasta el absurdo, logra la tensión dramática, dinámica y necesaria para sorprender y generar atención del espectador.
En escena, se pone a sí mismo como personaje y arranca: “soy de la Boca…” con esto dispara la ironía estoy “harto del tango” y gesticula con gracia y casi como monigoteando, las voces de los tonos tangueros que escuchó desde su infancia. Se da el gusto de “macanear” con lo escatológico, decir que Pancho Ibáñez con el Actimel te hace pensar en días y días que no vas al baño El público explota de risa ante la parodia lograda por Casero, lejos de su Cha- Cha- Cha. Con total insolencia, y a la manera de un Neustad invertido, analiza las palabras “tránsito lento” y la ambigüedad irrisoria de la situación de los intestinos y el colon. Más expresivo y jugado, se refiere a que la risa y el sentir, van desde el colon hasta la boca y explota en un climax de total posesión del humor. Casero: un sujeto con personalidad.
Su humor sensato y hasta lógico, se desprende de un mundo sutil, casi agudizado por la percepción del otro. Imita a los policías y les da el tono justo, expresa la voz de una gorda con un trasero 29 pulgadas y le queda bien. Y con la historia de su familia circense se dispara totalmente hacia la invención inteligente.
Logra amalgamar la vida jodida de un artista con la vida jodida del hombre. Ridiculiza la fama y su propio yo envuelto en situaciones que pasan de lo grotesco, a lo cómico e impensado. En una parte del espectáculo, la apuesta es cómo el otro forma parte de mi vida, cómo me conecto con ese ser en el barrio, en mi propio lugar y termino siendo extranjero en mi propia casa. La anécdota de la longaniza y el antiquísimo almacén “no globalizado” es también la paradoja de la vida: en algún punto cedemos y aceptamos la intromisión, aunque llegue de la mano de lo meramente hormonal.
“Invasores” aquellos que modifican la rutina, es un cronotopo que recorre la obra. Podrían ser los norteamericanos o los chinos, el asunto es que los “nuestros” se han tomado el palo.
Canta una canción japonesa que hace recordar a aquella otra que fue un éxito descomunal y con la que pegó un golazo increíble conectando lo más argentino con lo más japonés; la publicidad es un topos también que muestra lo ridículo de lo apelativo. Le saca el jugo a la imagen collage y a la imagen compositiva de un mundo disuelto por el consumo pero sin la más mínima “mea culpa”.
Minerva, su hija, es el broche de oro. Con tanta naturalidad toma el micrófono y a dúo, dan un toque final al show, que ya se ha metido al público en el bolsillo.
Diálogo de Salta 21 con Alfredo Casero
Cómo armaste este espectáculo, cuál es la experiencia que tenés en esta gira
Es muy complicado. Es largo de explicar, ¿cómo lo armo…? Voy sintiendo la energía que va habiendo con la gente; hay mucha gente que quiere hacer muchas cosas, hay gente que tiene una curiosidad o quiere ver de qué se trata algo pero hay mucha gente que tiene ansiedad de hacer cosas viendo qué es lo que hace uno. O no. Pero creo que hubiese sido mucho más pedagógico explicar exactamente cuál era la idea del experimendo más allá de lo que expliqué que era que es algo que después se explica, cuando vos llevás la propuesta que son las ideas que vos tenés, que son sueños que después las hacés ideas.
Hay un montón de lugares en los que explico absolutamente nada, donde te lo estoy diciendo, lo que pasa es que al no ser lineal entra en todas las cabezas, entra en el que escucha nada más que palabras y entra en el que escucha lo que quiero decir, no? ¿Cómo lo armo? es lo que siento, la gente a veces no es capaz de por ahí todos juntos tirar una nota porque son muy individualistas, entonces ahí te das cuenta de un montón de cosas cuando ves en eso que es lo que la gente espera, en realidad lo que necesitaban era eso.
En esta primera vuelta en realidad es para poder conocerlos primero y después ver si sigo haciéndolo, si vengo. Es como una posibilidad de comunicarte con otras almas, con otra gente que está buscando algunas cosas y otros tantos que te miran como si fueras un actor, como alguien que vieron en la tele. Pero eso es lo que yo ando buscando.
¿En qué medida está en el espectador lo que vamos conociendo del artista y que son retazos de su vida y que de algún modo expresás en el espectáculo?
Ahí arriba excatamente donde le explico a la gente una actitud que visto de afuera das vergüenza ajena, que uno lo explica de forma graciosa, se ríe de los demás y entonces uno aprende a verse uno mismo. Es un chiste, es una vuelta, es una retórica. Tiene un por qué también. Aprende a verte “vos”. Cuando yo lo digo me acuerdo de mí cuando yo lo hago. Cada vez que yo digo algo cuando te lo lo digo a vos me lo digo a mí.
En tu espectáculo, en tu humor, cuánto hay que se puede percibir como delirante…que hay una situación más o menos cotidiana y que te dispara cosas…
Qué es delirante…
Una especie de delirio contenido… El avión por ejemplo. Una imagen de ficción y que uno se mete en eso. Eso lo pensás?
No existe el delirio, el delirio proviene de la enfermedad, el delirio proviene del no poder manejar eso. Mi función es poder entrar dentro de lo que pueda por todos tus lugares, por tus terminales nerviosas y con una o dos palabras que a lo mejor te sirvan de aliento o que te sirvan, mezcladas entre un montón de otras cosas que nada más que tienen que ser “non ser”, lo que los ingleses llaman “non ser”, no tienen sentido. Dentro del sin sentido está todo el mensaje que te hace dar cuenta de un montón de cosas o de nada. Es mi fantasía, es el regalo que le doy un poco a la gente.
No quiero repetir una fórmula, no es lo mismo lo que yo hago acá que lo que voy a hacer en otro lado, lo que haría en otro lugar. Depende de lo que voy sintiendo también y de lo que me va pasando.
¿Por qué creés que la gente sigue enganchada en una fase, en tu programa Cha Cha Cha y lo siguen pensando, lo siguen queriendo ver?
Yo creo que porque exactamente la gente no piensa, no necesita pensarlo lo que necesita nada más es haber… (trae un par de tornillos) , ¿quién inventó el tornillo? El tornillo está en todos lados. ¿Quién inventó la cuchara? Es el mínimo ingenio lo que hace falta para que la gente se comunique también. Es más fácil de lo que parece todo. Por eso la gente lo ve después de 10 años, porque los hijos le tuvieron que explicar, porque es más fácil ser obcecado o no ver, o es más fácil consumir lo que ya está digerido que a la larga te resulta ser una cosa más jodida. Yo no sé si tuve ese camino. Me salió de casualidad todo en la vida. Soy nada más que un medio entre lo que tengo que hacer y lo que hago.
Dentro de tu humor, está la invasión de los yanquis en Bs. As…
Yanquis, europeos y todos los demás, yo lo cuento desde lo gracioso porque en realidad a mi me importa un pedo. Por más que vengan… me importa un pedo…
Hay algo de barrio en tu evocación …
Si. El porteño no es un tipo sobrador. La gente tiene un actitud para con nosotros. La gente se equivoca. Es lo que pasa en la gente del interior pero que no nos conoce. El porteño es un tipo alegre, es un tipo piola, es un tipo divertido, es muy amable, te invita a comer.
Lo que pasa es que la gente se equivoca cuando alguien le dice “escucháme che” y a esos les llaman grasas. Grasas hay en todos lados. Y los tenés a patadas en tu barrio, y no hablan como porteños. Hay que diferenciar un cabeza de tero, un grasún, un fanfarrón, del tipo que vive en Bs. As. Vivir en Bs. As es un arte. Poder sobrevivir, hacer lo que uno quiere y todo lo demás tiene que ver con eso, soy nacido y criado ahí, no puedo sentirme mal por eso, macho. (A Miguel Brizuela)
Si te tira la puna cazá la vicuña de la mano que es tuya, es una cagada si yo nací ahí, soy de la Boca, no puedo cambiar. Hasta mi acento lo dice. No puedo hacer el que no soy de ahí, los cordobeses hablan con respeto de nosotros, si nos odian. Ya es viejo, ya es remanido, es una estupidez, van pibes de Bs. As. a Brasil y los ataca una horda de cordobeses y les pegan a unos, y unos correntinos los hacen mierda a no sé quién, es una locura, es una estupidez, es anacrónico. Me parece que la gente tiene que entender que todo está en todos lados, que eso es una boludez.
Lo que pasa con Uruguay y Argentina… algunos lo toman con humor…
Si. Yo lo tomaría mucho más para el lado del humor si no tuviera que ver con cosas que me hieren mucho más, me duelen mucho más, incluso mucho más que la ecología.
Me duele más que para los uruguayos nosotros seamos el enemigo. No podemos ser enemigos si somos amigos de toda la vida. Eso es imposible. Borráte un poco la cuestión de la inferioridad, vas a sentir inferioridad donde no hay nadie? Entrás en un lugar y ya no tenés porteños, tenés que ser vos y tenés que ser vos. Como yo tengo que ser yo porque soy de Avellaneda y voy a comprar flores al mercado de la Boca. Yo soy yo, en Bs. As. es así. En todos lados es así. En el mundo es así. Cuántos conocés que se fueron a Europa y volvieron con la mano atrás y otra adelante, cuántos se fueron creyendo que se iban a hacer la “América” y volvieron callados la boca: muchísimos. Porque si naciste para martillo, tenés los clavos y punto.
Cómo viene la conexión con el Japón…hay un nexo…
Siempre es de afuera el nexo, ya pasé, ella (por Minerva) va a una escuela japonesa porque aprendimos muchas cosas de Japón, porque es un país amigo, igual que Uruguay, porque les interesa mucho nuestra cultura, nos ve como diferenciados. Por ejemplo Bs As. es uno de los lugares donde pasa esto: si no laburás 12 horas por día sos un marciano, nadie para a hacer la siesta, a Bs. As tenés que ir a laburar. Los japoneses cuando vienen se sienten bien por eso.
¿Hay un barrio de japoneses?
Hay un barrio chino.
¿Hay una comunidad japonesa?
Si hay una comunidad japonesa muy grande. Voy a comer a los restoranes y tengo muchos amigos. Mi hija va a la escuela japonesa.
¿Tiene algo de misterioso?
Si. Pero para que sea misterioso tiene que tener misterio y para qué lo vamos a andar revolviendo.
El tema tuyo en japonés fue un boom…
No fue tan mío como del dueño de la canción. Yo lo único que hice fue de médium.
¿Sorprendió más acá o en Japón?
No en Japón fue muy groso.
¿Lo cantabas por fonética?
Si, todas las canciones se cantan por fonética, lo que vos decís lo sentís. Cuando cantás “Rosa Rosa tan maravillosa”. ¿La ves a Rosa? No, la estás cantando por fonética, por sonido, tiene que entrar en un lugar justo.
¿Te gusta que te consideren músico tanto como actor?
No, yo soy un artista de varieté. Yo puedo hacer cualquier cosa pero lo mío es divertir a la gente, lo mío es muy chico, yo no tengo ninguna pretensión de nada, cuando tuve pretensiones me di cuenta de lo pelotudo que era.
¿Y la televisión?
La televisión es un medio que cuando tenga ganas lo haré porque cuando me obligan a hacerlo o me ofrecen un negocio termino mal. La televisión no es un buen negocio, no es más un negocio. Los medios hoy son “uno” mismo siempre. El aeromodelismo y la televisón para mi vida ocupan el mismo lugar ahora.
Pero puede ser una especie de droga…
A mí me interesan otras drogas.
Como cuáles
La endorfina que me dan los amores, la adrenalina.
Actuar te produce adrenalina, miedo, expectativa…
El mensaje llegó cuando hay algo que vuelve, cuando me llega un recibo a la cabeza.
¿Una carcajada? ¿Un grito?
No, no. Algo más es incluso. Algo que lo sentís. Es como una vibración, es muy divertido. Es lindo, es raro. No te voy a contar más. No voy a hacer como las actrices que dicen que no sienten nada cuando besan. Es un secreto.
¿Lo de la invitación a tu hija Minerva a subir al escenario fue la primera vez?
Si fue la primera vez. Fue la primera gira de Minerva y aparte está aprendiendo. Mi hijo del medio también aprendió a tocar, los cachorros aprenden así.
¿Te pusiste nerviosa Minerva?
Fue divertido. También canté en Buenos Aires- dice la nena.
Es que estoy ahí yo, si tu papá te dice tiráte estás tranquilo. Soy el papá-dice Casero.
Le preguntamos a Alfredo Casero por qué tardó dos años y medio en regresar y contestó: “porque no tenía claro qué quería decir”. Entendimos que el artista tiene que estar seguro de lo que quiere decir, confiar en lo que dice y hace y hacer lo que está preparado para hacer.
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