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jueves, abril 25, 2024

Colón, el teatro en el que Aída, por ahora, no volverá a sonar

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Es difícil aceptar la posibilidad, de que aquel majestuoso templo del arte no vuelva a abrir sus puertas y que aquel gran escenario muera en el silencio de las promesas que jamás se cumplieron. La realidad del Colón.

Hace ya 9 años, poco después de asumir como jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra y bajo la órbita de los sucesivos directores de Cultura, se iniciaba el famoso “Master Plan”.

El plan preveía llevar a cabo obras totales de restauración, renovación y nueva puesta en funciones del gran Coliseo. La terminación del plan estaba asegurada para el 25 de Mayo de 2008. ¿En que quedo? En la nada.
El financiamiento se logró con fondos de un importante crédito del Banco Interamericano de Desarrollo y propios, del Gobierno porteño.

Hasta febrero del 2008, el por ese momento flamante jefe de gobierno porteño Mauricio Macri informa que se habían realizado el 30% de las obras comprometidas. En opinión de los trabajadores del teatro y ante la falta de una información oficial sobre el delicado tema, la opinión ambiente es que se llevan gastados alrededor de veinte millones de dólares.

Resulta sensato calcular que el costo de ese 70% que resta realizar, demandará el doble de lo ya invertido, en opinión del nuevo gobierno.
Conforme a las escasas informaciones brindadas por las autoridades del Master Plan, a partir del anuncio de la iniciación de las obras, se fueron llevando tareas que se podrían definir como “internas”, tales como la reparación del techo de zinc, los vitrales del gran foyer, consolidación de balcones, restauración de fachadas y mosaicos venecianos, entre otras. Esto permitió continuar, con limitaciones, el funcionamiento del coliseo hasta la fecha del cierre definitivo.

Ello se materializó en un recital de despedida a sala llena y que corrió a cargo de la cantante nacional Mercedes Sosa, junto a otros artistas y la Orquesta Estable del teatro, el 1 de noviembre de 2006. En esa ocasión, los trabajadores del coliseo entregaron al público asistente un comunicado donde ponían de manifiesto su honda preocupación ante la forma en que se llevaban adelante las mencionadas obras y su inocultable inquietud por la continuidad laboral futura.

A partir del día siguiente y con un enunciado formal del plazo de fin de las obras para esta fecha ya citada, se pasó a desvestir la sala central en forma total, colocándose un impresionante andamio que cubrió la herradura completa de la misma, vaciándose asimismo la totalidad de los cortinados, mobiliarios y luminotecnias.

Resulta imposible en esta nota detallar la totalidad de las obras a concluir. El cuadro de situación es desolador, abundantes grietas, fosos inundados y enormes huecos en paredes que pueden identificarse como intervenciones peligrosamente agresivas. Puede señalarse como otro tema crucial la rotura del escenario, con el aparente fin de permitir que dos grandes montacargas permitan ingresar con facilidad el traslado de grandes escenografías, pareciendo abrir el camino hacia la tercerización de mega espectáculos. Particularmente esta modificación del escenario puede resultar de extremo riesgo en el mantenimiento de la acústica, llave maestra del coliseo y en el riesgo de afectar su propia producción.

También debe agregarse a lo expresado, la retapización de 2500 butacas y la preservación del telón escenográfico original, único en su magnificencia y valor.

Como si todo este compromiso fuera poco, deben asimismo observarse el cumplimiento de las normas internacionales contra el fuego y, sobre todo, recuperarse los rasgos originales del edificio por encima de todo, preservando la maravillosa acústica del ya mencionado escenario y de la sala.

La realidad actual

Tras la presentación del presuntuoso y, por qué no, peligroso Master Plan, con su consiguiente soberbia promesa de la restauración total del coloso, llegamos a hoy, en esta fecha de tanto valor patrio, a encontrarnos con un Colón en silencio y que se viene abajo, en un aparente callejón sin salida. El espléndido navío hace agua y nadie parece tener la solución, en un plazo razonable, de poderlo reflotar.
Las responsabilidades se eluden y sobran dudas al respecto de la pericia de los profesionales intervinientes en este ambicioso Plan, a la luz del bochorno que se vive y lo incompleto de sus obras tras nueve años de iniciación.

NdR: El autor de la nota es actor, tiene 17 años; férreo colaborador de Salta 21. Nos orgullecemos de jóvenes que como Rodrigo, piensan en nuestra cultura, la valoran y se comprometen con ella. Verdaderamente notable. Esta nota surgió- en parte- a partir del artículo “Mi primera meta es levantar el telón”.

– Link a la nota:

“Mi primera meta es levantar el telón”

https://www.salta21.com/spip.php?article1677

– Sobre Rodrigo:

“Jovencitas”, el musical de Rodrigo Márquez

https://www.salta21.com/spip.php?article1244

– Su opinión sobre el Informe del ex secretario:

Informe polémico: Cultura pone los datos, el Indec los números

https://www.salta21.com/spip.php?article1453

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