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jueves, noviembre 21, 2024

Cuatro artículos del joven Charles Sanders Peirce

Notas más leídas

¿Cómo
es que
se
van
los
días
en
asperezas?
¿Qué
perdura
del
alba
en
los
segundos
de
nada?
¿Dónde
se
abrigan
los
ensueños
tejidos
con
paciencia?
¿Cómo
es
que
se
conserva
la
suerte
en el
desasosiego?

En la escueta pero panorámica biografía de Mariluz alrededor de Sanders –nombre ficticio que Peirce se estampó a sí mismo en honor de Willian James y para llamarse “Santiago”, sin ser Santiago del todo–, se ubica una frase de Peirce que nos dispara ideas.

El nacido en Massachusetts en 1839, enuncia:

“… ¿Seguiremos jugando … en el laboratorio o en la industria, sin usar estos medios … (en beneficio) de la humanidad …?” Restrepo, Mariluz (2010): Representación, relación triádica en Charles Sanders Peirce. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 214]. En http://www.felsemiotica.org/site/wp-content/uploads/2014/10/Representaci%C3%B3n-relaci%C3%B3n-tri%C3%A1dica-en-el-pensamiento-de-Peirce.pdf.

De lo precedente, inferimos

– 1. que los elementos con los que se opera en un laboratorio o en las fábricas, son medios;
– 2. que tales medios no son completamente tales en la colectividad de hoy, comuna que puede caracterizarse de “capitalismo”, aunque no esté enunciada la noción en Charles.
– 3. Que el laboratorio y las unidades de producción en sí que son las industrias, son también medios;
– 4. que los medios involucrados tampoco se emplean a fondo como tales medios, a causa de la naturaleza burguesa de la sociedad.
– 5. Indirectamente también, puede deducirse que el laboratorio y las fábricas poseen una conformación tal en la colectividad actual, que impiden que los integrantes del laboratorio y de las industrias operen a cabalidad como medios;
– 6. por lo que las fuerzas de producción participantes en un laboratorio y en las fábricas, son empobrecidas por el rasgo de capital de las fuerzas de producción en el capitalismo.
– 7. Para el ejemplo del laboratorio, puede agregarse que las fuerzas de producción que son la investigación, la técnica, la ciencia y la tecnología, son aplanadas por las valencias negativas en las que dichas fuerzas se despliegan, valencias que son negativizadas por la naturaleza de los nexos, redes, juegos y estrategias capilares de poder.

De lo que acabamos de destilar de un minúsculo pasaje de Sanders, es dable postular que leeremos a alguien estimulante como Peirce haciendo resonar en él, enlaces que pueden incrementar su riqueza, sin ajustarnos a una literalidad que no aprovecharía esa multidimensionalidad interpretativa.
Debiéramos no ser con Charles, ni como el laboratorio es para con sus componentes, ni como las industrias son para con el laboratorio, ni como el capital es para con el laboratorio y con las fábricas…

En otra cita de Mariluz, se percibe en Sanders la injerencia del Logocentrismo que destejió Derrida, y de las tesis relativas a que la no barbarie se ubica en la “ciudad” y que el modelo de urbanidad es la ciudad filosófica, la ciudadFilosofía, etc.:

“… en … las paredes de la ciudad de la filosofía (debiera estar inscrito que) no se bloquee el camino a las pesquisas” –215.

Por lo que comenta Restrepo, se percibe en Charles un fuerte logicismo, confianza en el Progreso, un positivismo* escasamente amortiguado, una sobrevaloración de la cientificidad de las Ciencias Exactas, la intención de convertir a la Filosofía en un saber científico y la pretensión hegeliana, de sistema, de elaborar una Filosofía de la que se desprendan todas las metodologías y lógicas de investigación plausibles (de 224 a 226).

La inmensidad de los archivos de Peirce, ocasionan que por el momento, cualquier edición de sus obras no pueda ser completa.

Lo anterior, nos conduce a una idéntica reflexión para los ejemplos de Marx y Derrida**.

Este último, sufría de la manía de guardar todo lo que estaba escrito, por lo que suponiendo que pudiera publicarse todo lo que fuera relativo a su pensamiento, quedaría sin editar un corpus significativo que pondría en cuestión qué es lo que es publicable y qué no.

En Karl, la fragmentariedad y la vastedad*** de lo escrito, atentan en desmedro de una edición que sea integral, por lo que poseeríamos tres casos en los insiste la imposibilidad de que lo escrito pueda llegar a ser un sistema, de que hay un proyecto que no puede ser albergado por la escritura y de que exista un proyecto que permanece en estado de no–dicho.

* En la “Lección sobre Kant”, el habitante de Cambridge desmadejará al Positivismo.

Peeters, Benoît (2013): Derrida. Buenos Aires, FCE, S. A.

** http://www.salta21.com/El-Capital-de-Marx-tras-la-edicion.html.

Iniciemos pues, el comentario parsimonioso del especialista en Geodesia.

“El sentido de la belleza nunca promovió la realización de un solo acto del deber” (1857)

– a. Charles hará una defensa de Friedrich Schiller, en contra de John Ruskin, un crítico literario influyente en la era victoriana.
– b. Principiará por extraer la definición de lo que es la hermosura en Friedrich y al esgrimir un contraejemplo, el de algo que pudiera estimarse bello, pero que pudiera no serlo –siendo pues, una falsa hermosura–, Peirce ofrecerá una acotación propia de belleza.
Pareciera que la alternativa de una hermosura que fuera falsa, ocasionaría que se actúe motivado por la belleza, aunque la hermosura en juego no sería la beldad genuina y es como si hubiera que estar seguro de ejecutar lo que se debe, impulsados por una hermosa belleza.
– c. Para arribar a una categoría de hermosura que no posea la desventaja de un contraejemplo, Sanders imagina que tiene que cincelar una idea de Humanidad a priori.
– d. Sin embargo, no elabora esa noción de belleza, sino que sostiene imperativamente que la hermosura nos empuja hacia lo más sublime y por una derivación que no es explícita en Charles, hacia el deber.
– e. En su esquemática argumentación, Peirce delinea que no avanzará en virtud de que Schiller refuta en lo demás a Ruskin.

El próximo escrito traducido es el que glosamos abajo

“Ensayo sobre los límites del pensamiento religioso, escrito para probar que podemos razonar acerca de la naturaleza de Dios” –1859 (en http://www.unav.es/gep/Peirce-esp.html)

– 1. Podemos discutir de lo que se pueda silogizar.
El aserto es bastante restrictivo, dado que es análogo a sostener que se puede polemizar sólo de lo que se puede formalizar y de acuerdo a Gödel, no todo se formaliza y sin embargo, puede ser abordado, aunque no con el rigor de una formalización matemática.
La tendencia a silogizar y formalizar, no dejará a Charles.
De una interpretación determinada de Kurt, asumimos que si se consigue un lenguaje formal, como el de la Lógica Matemática, este lenguaje no podrá deducirlo todo y hasta albergará en su seno palabras del lenguaje natural que serán nodales en él, que no podrá eliminar y que no podrá definir, aun cuando deba emplearlas, con la ventaja de que las inferencias, no obstante, serán confiables. Y si deseamos para operar la multivocidad del lenguaje natural, tendremos que resignar la precisión de la formalización, puesto que no podemos detentar ambas cosas, un lenguaje silogizado y la polisemia del lenguaje natural.
– 2. Regresando a Peirce, cincela que es viable comprender el sentido de algo, a pesar que resulte absurdo (16. F. i., triángulo de cuatro lados).
– 3. Uno de los caminos de la comprensión es el de la síntesis. Es entendible lo que podemos sintetizar.
– 4. Es factible discutir en torno a lo que podemos definir.
Según Gödel, existen ideas que no se pueden acotar, como la de verdad, y sin embargo, podemos polemizar lo que articulemos a partir de tales nociones indefinibles.
– 5. Las ideas simples son las que pueden acotarse.
Otra vez, Kurt nos sale al encuentro, por cuanto un concepto como el de “número” no es definible y es una noción intuitivamente sencilla –cf. http://www.eumed.net/rev/cccss/26/teoremas-godel.html.
– 6. Al reflexionar acerca del movimiento de una pelota en el aire, Charles imagina tres categorías.
La Primera Manera es la Comunidad, lo Indiferenciado.
La Segunda Forma es la Causalidad.
El Segundo Modo es el Influjo, que es la manera de dependencia que, v. g., el objeto tiene del nóumeno.
El traductor aconseja que la “Dependencia Influxual” o la Co/Dependencia entre algo como el objeto y algo como el nóumeno, puede asimilarse mejor al nexo entre sujeto S y predicado P.
Si lo anterior es de esa suerte, la Dependencia Influxual gesta una recursividad infinita. La Co–Dependencia Categorial entre S y P, es un nuevo enunciado, que poseerá una Dependencia Influxual con el primero y así sucesivamente.
– 7. Como fuere, se observa que la estrategia de enunciación de Sanders es la de torcer, la de romper y la de tensar el lenguaje para que sea un canal en la expresión de su pensamiento. Es como si el meditar empujara al lenguaje a su límite y lo obligara a engendrar luz de su opacidad; como si la presión, el deseo por ser exactos, empujara al lenguaje a desdoblarse, a diseminarse en neologismos, y entonces, a hacer trastabillar el lenguaje, acunándolo para que se cure de la fiebre del decir.
– 8. A continuación de esa presentación, Peirce se entrega a una divagación axiomática en la que postula otras tríadas, por lo que lo triádrico en Charles parece ser algo que va más allá de la Semiótica triádrica, que de acuerdo a nosotros, tampoco es tan triádrica.
Tradicionalmente, se concibe que el signo en Sanders está compuesto por el Objeto, el Representamen y el Interpretante, mas, nosotros hemos aislado el Fundamento y el Precepto de Legitimación (ir a http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31011440002), a lo que se agrega ahora, la “Dependencia Influxual” (Co–Dependencia que se daría en primer lugar, entre el Objeto, el Representamen y el Interpretante, y también entre el resto de los elementos).
– 9. Volviendo a donde nos encontrábamos, Peirce anuncia que, aparte de aquellas Formas de Dependencia, existen Tres Grados de Perfectibilidad.
El Primero es la mera Posibilidad. Concebimos en abstracto algo que no existe en lo concreto.
El Segundo Grado es la Actualidad y el Tercer Grado es la Necesidad.
– 10. A lo anterior, añade lo que podríamos bautizar de Tres Etapas.
La Primera es la Nulidad.
La Segunda es la Positividad.
La Tercera es la Perfección.
– 11. En simultáneo, hay Tres Expresiones Temporales.
La Primera es la Retrogresión.
La Segunda es la Contemporaneidad.
La Tercera es la Sucesión.
– 12. Existen Tres Clases de Intuiciones.
La Primera es la Consciencia (aquí, Sanders se enreda con una filosofía y Metafísica de la Conciencia).
La Segunda es el Espacio.
La Tercera es el Tiempo.
– 13. Hay Tres Modos de la Intuición: Noción, Sustancia, Forma.
– 14. Existen lo que podríamos denominar de “Tres Estados”: Unidad, Pluralidad, Totalidad.
– 15. En las palabrejas que inventa Peirce para capturar, en un minuto de nada y de Eternidad, lo inasible, se hace lugar a lo estridente y se invita como a un buen convidado, a lo que parece feo, tosco. En pos de las certezas, de la prolijidad, de la exactitud, habría quizá, una Contra Estética desesperada, desasosegada del Concepto.
– 16. Existen Tres Cualidades: Negación, Realidad, Infinitud.
– 17. Adelanta que el listado de categorías que zurfila, fue elucubrado poseyendo en mente lo que es el infinito.
A nosotros nos parece más bien, que acaso fue el resultado de la arbitrariedad y de una notoria influencia de Kant.
– 18. Sostiene que el infinito es una cualidad y no ofrece una explicación, aunque se la podría articular diciendo que si el infinito pudiera ser una cantidad, por más enorme que pueda ser, sería una cifra y al serlo, el infinito la rebasaría.
– 19. En esa concepción del infinito, Peirce está por detrás de Cantor –abrir https://www.google.com.br/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=2&ved=0ahUKEwi6qLf005HOAhXKipAKHSrXBM0QFggkMAE&url=http%3A%2F%2Fwww.cimm.ucr.ac.cr%2Fsimposios%2Fajaxplorer%2Frepositorios%2Fsimposio14%2Frecursos%2FTeor%25EDa%2520de%2520Conjuntos.doc&usg=AFQjCNGwWEBQqfuuEJ6JV-K3AJJwL2NFFw&bvm=bv.128153897,d.Y2I.
– 20. El infinito puede ser apreciado como algo que sobrepasa la Realidad y en la escala en que la excede, se lo puede considerar prescindible. Es lo que hacemos en la práctica con los infinitesimales.
– 21. El infinito también puede ser algo que se refiera a los Tres Estados mencionados ya.
– 22. Después, Sanders realiza un gráfico y a partir de lo que enuncia, se pueden extraer definiciones.
– 23. Un fenómeno es lo que percibe la conciencia de un sujeto.
– 24. Un fenómeno es suscitado por un objeto.
– 25. Un objeto tiene un nóumeno.
– 26. Entre el objeto y el nóumeno, existe una Dependencia de Influjo.
– 27. Para un sujeto percipiente, el objeto es una barrera que impide acceder al nóumeno.
– 28. Lo que mencionamos, de 23 a 27 son los integrantes del análisis.
– 29. Luego, Peirce alumbra otro dibujo.
– 30. Lo que es pensado, es pensado-en.
Lo pensado-en se asocia con una idea.
Un pensamiento es una representación de la idea (asoma la Filosofía de la Representación).
– 31. Lo que puede pensarse es una cosa.
Después de estos dos gráficos y de esa última sentencia, el ensayo termina abruptamente.

En él, no apreciamos que Sanders se haya ajustado a hablar de los límites de la religión, ni observamos que se ocupara de Dios, ni apreciamos que meditara en lo que adelanta en el título de su breve ensayo.
Nos surge que una postura materialista, no puede caer en estos mitemas, chiflademas, categoremas, que buscan una Gnoseología para el recto pensar y de ahí que Marx, tal vez, haya sido reticente en incursionar en esos pantanos metafísicos.

“La concepción del infinito”

– a. Peirce evalúa que la Dependencia Categorial o Influxual posee tres grados.
Puede ser Negativa, como cuando decimos “el hombre no es bueno”.
Puede ser Realista, como cuando consideramos que las personas son a veces buenas y en otras ocasiones, no.
Puede ser Indefinida o Infinita, como cuando atribuimos al hombre la posibilidad de tener una bondad que esté allende cualquier medida.
– b. Lo infinito se predica entonces, de cualidades.
– c. Aunque no poseamos una definición de infinito, en virtud de que puede ser una cualidad, podemos cavilar en torno del infinito.
Se observa en Peirce, el intento de elucubrar lo que es el infinito, en una época en que ni en la Matemática existió su formalización, la que la dará Cantor.
– d. Más tarde, Sanders se entrega a especulaciones acerca de las representaciones conceptuales que impactan en el alma.
– e. Si empleamos un esquema para dibujar el procedimiento de Peirce, éste parte de una primera aproximación y luego desenvuelve una idea global, para después ir desgranando categorías de menor rango, tal cual si fuera un árbol binario de búsqueda, de aquellos con los que trabajaba mi estimado Doctor Thomas Hibbard.

pierce.jpg

Acá y a partir de 50, lo que se ubica a la izquierda del diagrama, va siempre en orden ascendente y lo que está a la derecha, en línea descendente.

De lo que Charles pincela, rescatamos que como la noción de infinito es un concepto asumido, inconsciente, es impostergable explicitarlo, volverlo consciente.

El último texto de Peirce es el que glosaremos.

“¿Qué podemos razonar acerca del infinito?”

– 1. Tal cual lo advierte el traductor, es factible que este trabajo sea una versión alterna del precedente, por la reiteración de sus enunciados.
– 2. Charles da un ejemplo para meditar el infinito que consiste en decir que una recta infinita que sea el doble de otra recta infinita, es mayor que la segunda.
– 3. De Cantor se infiere que como un infinito es tan grande como el doble de ese infinito, no es verdadero que una recta doble de infinita sea mayor que una recta infinita. Cinco veces infinito es igual a un infinito o 5 ∞ = 1 ∞.
De su propio caso, Sanders estaba en condiciones de intuir que algo es infinito, cuando cualquiera de sus partes es infinita (cf. http://www.eumed.net/rev/cccss/25/infinito.html).
– 4. Peirce enumera Cuatro Ideas que aparecen siempre. Son la Unidad, la Realidad, la Sustancia y la Necesidad.
– 5. La Realidad es la infinidad, por lo que deducimos que Charles está sosteniendo que la Realidad es infinita.

Llamamos la atención respecto a cómo es que un elucubrar que aspire a ser realista, alberga en su seno especulaciones acerca de entelequias como la Sustancia. Pareciera como que las entelequias idealistas se cuelan ahí donde se quiere expulsarlas o prescindir de ellas. Acaso un buen reaseguro en desmedro de tales entelequias, sería no ocuparse de la Filosofía, pero Sanders anhela cimentar una Filosofía que sea La Filosofía para así, quizá, lograr evitar la dispersión en la que su pensamiento se encontró envuelto, anhelando la paz, la quietud de una orilla que cobije de las tempestades de las meditaciones inciertas.

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