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domingo, noviembre 24, 2024

Del nepotismo a la democracia

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El actual gobernador Juan Manuel Urtubey ha mantenido intacto el esquema gubernamental de su antecesor. Nombrar constantemente a familiares y amigos en la gestión es la causa cierta de la mediocridad de los funcionarios.

«Los dignatarios de una República no se instituyen en beneficio de sus allegados. He perdido a casi todos mis amigos porque he gobernado para la República». (Presidente Roque Sáenz Peña)

A pocas horas del comienzo de una nueva jornada electoral en la Provincia de Salta, el panorama que se presenta a los ojos y oídos de los ciudadanos resulta no tan sólo monótono y hasta aburrido, sino también insensatamente reiterado. No obstante esta no deseada realidad, todos los hombres y mujeres que conservamos aunque sea una mínima cuota de cordura y sensibilidad, viviremos esta página con la alegría cierta de haber dejado muy atrás y para siempre los aciagos días negros de la dictadura, en la que una junta intencional de asesinos y ladrones de niños decidían por todos nosotros. Pero con el recuerdo y el reconocimiento del indudable beneficio que implica este sistema sobre el anterior, no alcanza para considerarnos exitosos y superados. Falta mucho, demasiado diría, por hacer y por construir.

Montados sobre las ventajas de manejar a su antojo el presupuesto oficial indiscriminadamente y sin organismos ciertos y eficaces que ejerzan el control de los gastos, quienes detentan el poder político gubernamental en la actualidad nos mienten abiertamente sobre la inexistencia de gastos reservados, que todos sabemos que sí existen en el presupuesto provincial bajo la denominación de servicios no personales. Y no se trata de una cifra menor. Merced al enorme gasto en publicidad que con esos fondos se hace desde el oficialismo por todos los medios habidos, la reelección del actual gobernador se descuenta. La pregonada supuesta aprobación de la gestión por parte del electorado no es ni más ni menos que el índice de popularidad y de instalación en los medios y no el conocimiento que la población pueda tener de las hipotéticas obras, de la mentada inclusión social o la credibilidad de los actores. Nada de eso. El grado de aceptación tiene directa relación con los minutos de exposición publicitaria. Se vota a quien está instalado en el conocimiento de la población por la propaganda. Este aspecto, quienes detentan el poder y quienes aspiran a tenerlo, lo conocen al dedillo y eso explica la puja por los espacios radiales, gráficos y televisivos. En el caso de Salta se aprecia claramente que el oficialismo destina millones de pesos en esa empresa y desde algunas listas opositoras no le van a la zaga.

El actual gobernador Juan Manuel Urtubey ha mantenido intacto el esquema gubernamental de su antecesor y así la Auditoría General de la Provincia tiene mayoría del mismo palo oficial; la Sindicatura General se ha poblado de amigos y parientes designados sin concurso alguno; la Legislatura, también con mayoría oficialista, no controla absolutamente nada; no existen organismos tales como el Tribunal de Cuentas o una Oficina Anticorrupción; el señor Fiscal de Estado ha sido propuesto por el mismo gobernador al igual que el Procurador General; se han aumentado los ministros de la Corte de Justicia con profesionales propuestos también por el Poder Ejecutivo y el último escalón de control de legalidad, que es el Poder Judicial, se amolda con los nombramientos muchas veces también digitados para el círculo de influyentes. El Consejo de la Magistratura que conforma las ternas de los jueces y funcionarios del Ministerio Público –cuya elección final realiza el Gobernador- y el Jury de Enjuiciamiento que los juzga y eventualmente destituye también tienen mayoría de miembros que responden al poder político. Que todo ello está muy acorde al texto Constitucional es innegable y eso es lo grave, la estructura de poder con las sucesivas repentinas reformas de las décadas del noventa y dos mil fueron hechas para la concentración de facultades en el Poder Ejecutivo. Basta leer la Carta Magna Provincial para probar lo que afirmamos en esta nota. Mientras no se produzca una reforma descentralizadora del actual esquema, quien detenta ocasionalmente el gobierno de la Provincia tiene la vaca atada. Los demás miran y siguen participando. Y la promesa de cambio sigue quedando en aguas de borrajas.

Reiterando que todos estos sucesos de nuestra vida democrática son superadores de aquellos tiempos en que, desde la punta de las bayonetas, se aludía para justificar la dictadura al supuesto consentimiento tácito de la población, debemos asumir con sinceridad y sin mendacidades que es un error considerar que hemos llegado al final de nuestro camino como sociedad. Es más bien apenas el comienzo y el primer paso para mejorar. Y no alcanza en absoluto con limitarnos a concurrir cada dos o cuatro años para emitir nuestro voto de confianza a quienes aducen que nos representarán en los años siguientes, si cuando observamos que esa representación no se concreta y que las acciones y promesas de campaña se olvidan y nos dan la espalda, nos quedamos sólo con la frustración. La conducta correcta es participar todos y cada uno de nuestros días, es involucrarnos desde nuestras respectivas áreas de actuación, desde las profesiones, los oficios, las instituciones que nos nuclean, la cultura, el periodismo, la política partidaria, los colegios y las Universidades, con el ejercicio activo de los derechos cívicos y el cumplimiento de nuestras obligaciones ciudadanas, aportando y exigiendo sin darnos nunca por vencidos y abandonando la idea de que esa es tarea de los dirigentes o los líderes solamente. Es la unidad masiva popular la que puede cambiar el cruel estado de cosas y el esquema liberal del poder. Nadie tiene el poder de hacerlo solo. Es tarea de todos. La arena es un puñadito, pero hay montañas de arena nos decía con genialidad Atahualpa Yupanqui.

En esa tarea de comprometerse -entre tantas otras- está la de denunciar, exigir y hacer cumplir como ciudadano las promesas de los funcionarios electos, y creemos de utilidad primaria para poder lograr eficiencia y superación en las gestiones de gobierno, luchar hasta terminar definitivamente con la mala costumbre de evitar todo el tiempo el llamado a concurso para la cobertura de los distintos cargos oficiales. Nombrar constantemente a familiares y amigos en la gestión es la causa cierta de la mediocridad de los funcionarios. El nepotismo es la preferencia que tienen algunos gobernantes o funcionarios públicos para dar empleos públicos a familiares sin tomar en cuenta la competencia de los mismos para la labor, sino su lealtad o alianza.

Según Manuel Ossorio: «Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las gracias o empleos públicos». En países donde se practica la meritocracia su uso es generalmente negativo y se considera corrupción. Esta pequeña introducción teórica sobre el concepto del nepotismo está al alcance en cualquier manual de educación democrática. Le juro que no es una descripción de la gestión de gobierno de Juan Manuel Urtubey. Pero esa definición se amolda a nuestra realidad salteña, y muy bien.

Para acreditar lo que exponemos basta mencionar algunos ejemplos. El actual responsable del financiamiento de la campaña reeleccionista del gobernador es su propio hermano, Rodolfo Urtubey (h), quien cuando se le preguntó cuánto se ha gastado en esa empresa responde que es menos de lo pensado, que es igual a no responder nada. También se puede tomar en cuenta que todos o casi todos los que emprendieron anteriores funciones ejecutivas y por diversos motivos tuvieron que dejar el cargo y los que intentaron cargos legislativos sin llegar a obtener bancas, fueron re contratados inmediatamente como asesores, planta política, interventores, coordinadores o asesores regionales, algunos ex ministros siguieron cobrando su sueldo porque sí, se crearon cargos de la nada y hasta un Ministerio, que funcionó hasta unos pocos días antes del vencimiento del mandato de una legisladora nacional concentrando varias áreas, se volvió a desdoblar para que esa abogada ligada estrechamente al entorno familiar del Gobernador tuviera nuevamente cartera. Intervenido un municipio del Valle Calchaquí el gobernador designó a su señora esposa a cargo y salvo en algunos rarísimos y excepcionales días, en el Boletín Oficial leemos decretos de designación sin expediente ni trámite previo, en cargos temporarios, consultorías para amigos de la secundaria, médicos de la familia o abogados españoles para vaya a saber qué tipo de gestiones. Como decimos más arriba, el manejo indiscriminado del erario provincial para un ejercicio obsceno del nepotismo. De los otrora anunciados inevitables y estrictos concursos para acceder a cualquier cargo público que se pregonaran en la campaña electoral del año 2007, solo el olvido. No solamente es incumplir con la palabra empeñada sino también frustrar la eficiencia y la eficacia de la administración pública, privando a los más capaces que quedan fuera de toda posibilidad ante los lazos sanguíneos, cuasi sanguíneos, fraternales o de amistad.

Así entonces, desde el próximo lunes quedará definida –según casi todas las encuestas- el próximo mandato por cuatro años más desde el 10 de diciembre de 2011 y hasta el mismo día del año 2015 del actual gobernador. De todos nosotros dependerá que avancemos hacia un sistema democrático, o por el contrario, con nuestra pasividad y dejadez, seguir permitiendo que un grupo cerrado de familiares y amigos de pertenencia económica social siga decidiendo por nosotros, o lo que es peor, contra nosotros.

– Nota relacionada:

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