Alejandro Ruidrejo, Doctor en Filosofía, docente e investigador, actual decano de la Facultad de Humanidades, pronunció un potente discurso de Apertura del Foro “Ciclo de reflexiones y formación de profesores de Lengua y Literatura” que se llevó a cabo los días 5 y 6 de octubre en Alvarado 177, abordado desde las cátedras de Literatura Infantil y Juvenil y de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad Nacional de Salta, junto con la colaboración de docentes egresados de la carrera de Letras.
“I Foro de Profesores de Lengua y Literatura
Problemas y desafíos de la enseñanza y aprendizaje de lengua y de la literatura en Salta, hoy.
Buenos días:
Les agradezco su presencia y quiero felicitar a las Profesoras Patricia Bustamante, Lorena Camponovo, Sonia Hidalgo Rosas y a la Comisión Organizadora, por el compromiso con que llevaron a cabo esta valiosa actividad académica. Para la Facultad de Humanidades es un gran orgullo participar de esta apuesta que pone en diálogo saberes, prácticas y experiencias sobre la enseñanza y el aprendizaje de Lengua y Literatura en Salta, hoy.
Cuando la convocatoria de este Foro hace mención al ‘hoy’, ese adverbio no remite solamente a este día, sino también y sobre todo, a nuestro presente. De esta manera, se procura hacer de este momento el punto de inflexión en una continuidad: la continuidad de las prácticas educativas. Esa interrupción de lo habitual pretende crear las condiciones para un diagnóstico de lo que está sucediendo, y es allí donde me siento invitado a compartir algunas consideraciones sobre nuestra actualidad.
La gestión actual de la Facultad de Humanidades tiene como propósito fundamental la resistencia a las racionalidades neoliberales y a las prácticas de gobierno que se desprenden de ellas. Es por eso que no es posible hacer mención a este foro sin inscribirlo en un campo mayor de otras acciones con las que se encuentra en pugna. Me refiero a otros foros, vinculados a las acciones de reforma educativa que se nutren en el documento del Banco Mundial del año 2014, que lleva por título Profesores excelentes: cómo aumentar el aprendizaje en América Latina y el Caribe. Ese informe está basado en un estudio realizado en 15.000 aulas de la región, en base al cual se señala que los docentes son el eslabón débil de la educación y propone un plan para subsanarlo recurriendo a foros de soluciones que proveen un espacio de discusión abierto sobre desafíos cruciales del desarrollo. La afirmación central de ese texto consiste en sostener que la mayoría de profesores latinoamericanos no proveen a sus estudiantes la calidad de instrucción necesaria para hacerlos competitivos en un mundo cada vez más globalizado.
Como es sabido, el plan Maestro, que impulsa el gobierno nacional en estos momentos, se inscribe claramente en ese diagnóstico y desde allí legitima el Operativo Nacional de Evaluación de Calidad Educativa.
Centrar la responsabilidad de los resultados educativos en los docentes, implica reducir la heterogeneidad de causas que conducen a la situación de la educación en nuestro presente, a una sola variable: la eficacia del docente como trabajador. En ese mismo documento se menciona que en nuestro continente, los profesores imperfectos pierden un día de clases por semana y se afirma también que es necesario corregir todo ello mediante los debidos incentivos.
Es preciso señalar que recurrir a los incentivos como herramienta de intervención sobre las problemáticas sociales y educativas, es apelar nuevamente al modelo del estímulo que se extrae de las políticas de incentivos a la inversión empresarial, pero trasladado al ámbito laboral no hace más que conducir al deterioro de las condiciones laborales logradas a través de las conquistas colectivas.
Dicho en otros términos, el banco mundial nos propone convertirnos en profesores excelentes para brindar una educación de calidad, cuyo efecto sería la constitución de subjetividades competitivas en un mundo cada vez más globalizado. Pero a la vez, para alcanzar ese propósito deberíamos convertirnos en competitivos nosotros mismos, lo que implica animarnos a vivir a la incertidumbre de los flujos discontinuos de ingresos que requiere la flexibilización laboral, lo que está asociado a su vez a una concepción de la educación comprometida con la teoría del capital humano y al credencialismo que alimenta el mercado de las capacitaciones requeridas para incrementar la competitividad.
La apuesta por la reforma educativa implica un compromiso muy fuerte con la constitución de subjetividades competitivas, que son por otra parte el tipo de subjetividad requerida por una racionalidad económica sin la mínima disposición a la revisión crítica de las prácticas a partir de las cuales genera la desigualdad, que intenta corregir solamente a través del esfuerzo de los profesores excelentes.
Entiendo que este foro impugna la lógica hegemónica que pretende invisibilizar la matriz de desigualdades que forja el presente de la enseñanza y el aprendizaje, y considero oportuno recordar el clásico ejemplo citado por el filósofo Jacques Rancière, en su ya clásico libro El maestro ignorante, donde Joseph Jacotot, Lector de Literatura Francesa en la Universidad de Lovaina, se enfrenta al desafío de enseñar una lengua, pero lejos de hacerlo en función del imperativo de un sistema, se entrega a la experiencia de conjugar la enseñanza y el aprendizaje en pos de la emancipación. Para lo cual le era preciso sustraerse del supuesto naturalizado de la desigualdad entre las inteligencias. Nos queda mucho por descubrir sobre las formas en que es posible conquistar libertades a través de nuestras experiencias pedagógicas, pero para ello será necesario hacer que un día como hoy se vuelva un acontecimiento que irrumpa en la continuidad con la voluntad de establecer una diferencia, por mínima que sea.”
Alejandro Ruidrejo
– Foto de portada: Apertura del Foro. Alejandro Ruidrejo-Roxana Juárez-Leandro Arce
– Profesores excelentes
http://www.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2014/09/Spanish-excellent-teachers-report.pdf
