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viernes, abril 19, 2024

“El nido vacío”, una excelente producción del cine argentino

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“El nido vacío” es una gran propuesta fílmica para estas vacaciones. Oscar Martínez interpreta a “Leonardo” y su personaje activa la reflexión sobre la soledad que se siente cuando los proyectos mediatos de la vida culminan, como por ejemplo el trabajo y la familia.

La trama del guión deja entrever la crisis del yo cuando se alimenta en exceso produciendo distancias con los seres queridos y en el ámbito social; como saldo a favor queda el reconocimiento del éxito dramatúrgico por parte de los lectores anónimos de Leonardo, que no termina por ser más que un parche afectivo detestable con el tiempo, una superficialidad existencial en la etapa cincuentona que atraviesa.

¿Cómo equilibrar el desarrollo del yo sin faltarle o fallarle al otro? Constante cuestionamiento que se revela en las relaciones de parejas: amigos, hermanos, novios, cónyuges, etc…

Martha, la esposa de Leonardo, encarnada por Cecilia Roth, vive una etapa de formación superior para una potencial producción social. Lo hace con seguridad y alegría junto a sus compañeros de facultad y con la tibia aprobación de su esposo. Busca realizar un talento personal que quedó frustrado hace un tiempo atrás, quizás, por causa de obligaciones maritales y maternales. Para nada es una necesidad económica o social ya que posee una buena posición junto a Leonardo; sí es una deuda consigo misma.

Las actividades distintas también producen distancias a nivel personal y social.

¿Hasta qué punto se comparten proyectos en pareja para fortalecer la unidad intrínseca y no para caer en situaciones de alejamiento paulatino? ¿La penetración del yo sobre el otro cuánto condiciona? De seguro que la repuesta vendrá dirigida por la virtud de la generosidad que es un condimento necesario del acto de amar.

Desarrollar los talentos personales es tan lícito como el no fallar a aquel con quien se pactó algo, pero el pacto de ninguna manera puede frustrar a algunas de las partes: un pacto pide otro pacto cuando se crece en relaciones importantes. Dejar de pactar quizás signifique una traición o al menos una frustración.

El ser humano puede desarrollarse solo, explotar talentos que pueden llegar a ser hasta geniales, pero en el individualismo habrá construido un gran castillo de sombras y tristezas. ¿Por qué? Porque las personas somos naturalmente individuales pero también naturalmente sociales y nos desarrollamos desde el otro pasando por nosotros mismos y con los otros. Más sencillo: así nacemos, nos criamos y morimos.

La relación del yo con uno mismo es una dura experiencia de castración y mediocridad existencial que en algún momento pasa factura, como se muestra en la crisis de Leonardo. El intento terapéutico de salir de esta, por parte de la pareja, lo único que hace es sostener paliativamente la relación entre ambos y el intento de innovar actitudes deja la impresión de desubique e ineficacia. ¿Cómo y dónde reencontrarse?

En El Nido vacío se propone la solución que es muy humana y por esto totalmente universal, desde un cuadro cinematográfico super semita. Los altos valores de relación familiar son propuestos en el “yerno Judío” de Leonardo, un joven y exitoso escritor como su suegro, pero con convicciones sobre la tradición familiar( y porqué no también nacionalistas, es un miembro de la defensa civil armada hebrea) mucho más firmes, al cual acuden en visita a su país por su hija Julia.

La clave se revela cuando se comparte la mesa en familia y se comenta que “Martha, leía y aprobaba los escritos de Leonardo, cosa que ya hace tiempo no sucede…..”

El equilibrado y exitoso yerno, repara el avión a control remoto de Leonardo que se rompió en el viaje a Israel, hobby que calmaba las neurosis del solitario dramaturgo. También colabora en la buena relación entre los suegros al confesarle en hebreo a Julia “que la repetida historias de la alfombra y los chicos por parte de Leonardo y que fastidiaba a estas (madre e hija) por ser antigua, era una bonita historia familiar, entonces, para qué discutir?”.

Todo un perfil mesiánico.

A Leonardo le toca hacer INPUT o INSIGHT en su casa de Buenos Aires, cuando Julia le pregunta cómo iba su nueva novela y él le contesta que bien, a lo que Julia insiste preguntando: ¿Ya se lo comentaste a mamá? a lo que Leonardo responde No. Julia y se da vueltas. Sigue con su banal lectura y queda solo frente a sí mismo y con la clara visión de la solución de la crisis del nido vacío: el retorno a Martha. Se dirige al dormitorio matrimonial y dice Martha, Martha, ¿duermes? te quiero comentar algo…

No eran terapias individuales o grupales, o la emoción asistida por algún joven amante la que pararía la crisis, sino sencillamente el retorno y reencuentro de la pareja mediando los recursos que se fueron capitalizando en el andar de la vida: los talentos propios, la aprobación de los demás, los frutos que dio el amor.

Quizás podamos sintetizar en esta tríada la solución a la crisis planteada en El Nido vacío : desarrollo de talentos individuales(altura personal), realizarlos en sociedad (vocación socio- laboral sobre todo) y los frutos de una relación importante entre dos personas: los hijos que son la expresión máxima del porvenir.

Una excelente película para disfrutarla y pensarla con alguien más. De seguro saldrán a la luz más y enriquecedoras apreciaciones.

– Ficha técnica: Dirección: Daniel Burman – Guión: Daniel Burman con la colaboración de: Daniel Hendler – Fecha de Estreno: 24 de abril de 2008 – Intérpretes: Cecilia Roth – Oscar Martínez – Inés Efrón – Arturo Goetz – Jean-Pierre Noher – Eugenia Capizzano Ron Richter – Osmar Núñez – Fabián -Arenillas – Roxana Berco – Ana Padilla – Nora Zinski – Alejandro Polledo – Ángela Ragno – Equipo Técnico – Producción:Diego Dubcovsky – Daniel Burman – Producción ejecutiva: Sebastián Ponce – Coproducción: José María Morales – Amadeo Pagani – Marc Sillam – Jefe de Producción: Matías Miller – Fotografía: Hugo Colace – Cámara: Hugo Colace – Dirección de arte: Ailí Chen – Vestuario: Roberta Pesci – Montaje: Alejandro Brodersohn – Música: Nicolás Cota – Dirección de sonido: Juan Ferro – Ayudante de dirección: Magdalena Cernadas – Casting: Natalia Urruty – 1er asistente de cámara: Fernando Blanc – 2do asistente de cámara: José Peón – Video Assist: Valeria Fiorini – Maquillaje: Araceli Farace-Peinados: Araceli Farace

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