Llamados telefónicos a las oficinas de Argentores en Buenos Aires para hacer una simple consulta como qué ocurre y cuál es la situación legal con la actual representante de Argentores en Salta, Teresa Acosta, y el actual representante de Argentores en Salta, Carlos Delgado, reciben por parte de la entidad, de manera constante, la respuesta “están en reunión”. Ambos representantes, la primera y más antigua, sin oficina; y el segundo, con oficina “supuestamente”, son parte de una trama poco clara y desprolija de parte de La Sociedad General de Autores de la Argentina.
Oficialmente, en el marco de las delegaciones provinciales, en todo el territorio de las provincias de Jujuy y Salta, los representantes son Jorge Alfredo Porto y Teresa Acosta; y, por lo que se observa en la página de la entidad, las delegaciones en diferentes casos abarcan varias provincias, es decir, son zonales.
“¿Qué hiciste Teresa?”
Es la pregunta que frecuentemente recibe Teresa Acosta luego de conocerse a través de la página oficial de Argentores la noticia de que funciona en Salta una “nueva oficina” desde el 1º de septiembre del corriente año en Mitre 23. Dicho funcionamiento tampoco logra constatarse, de manera que el proceder de la entidad es un enigma.
Teresa Acosta, podemos reiterarle a los que se preguntan esto, es culpable de cumplir con su trabajo: registro de obras, verificación de títulos, cobro de autorizaciones de espectáculos, etc.
Acosta vive en Jujuy y se traslada a Salta a ejercer sus funciones. Vivió muchos años en la capital salteña donde cursó estudios secundarios, y es hija del reconocido Marcial Acosta, perteneciente al ámbito futbolístico del noroeste argentino por haber sido uno de los técnicos más representativos del Club Atlético Central Norte y de Gimnasia y Tiro.
Acosta es conocida en la comunidad artística de Salta y Jujuy, de manera que es fácil saber datos que hacen de la persona de Teresa, una mujer impecable en todo su quehacer, tanto público como privado.
Sería bueno que Argentores desagravie de manera urgente a Teresa Acosta para que esto de “qué hiciste Teresa” no vuelva a ocurrir y se le la devuelva la honorabilidad de su trayectoria laboral y la dignidad de su persona. El proceder que está teniendo para con esta trabajadora, es perjudicial en varios aspectos: morales, laborales y psicológicos, ya que hasta la fecha, ningún comunicado oficial la desvincula de su trabajo como representante de Argentores en Salta.
¿Por qué el silencio ante algo tan simple como dar información acerca de una nueva oficina de Argentores en Salta? ¿Y por extensión, de la vieja oficina?
Salta 21 sólo exige dos cosas: legalidad y transparencia, dos atributos indispensables para recuperar la confiabilidad en Argentores, entidad de carácter nacional. Hasta aquí, naufraga…
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