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jueves, marzo 28, 2024

El último viaje de la actriz Juanita Sujo

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Es posible que Juana Sujo sea hoy, para el grueso de la juventud, un nombre lejano, de esos que se escuchaban en casa a la hora de la merienda o del café.

Es posible que ello sea así, como es posible también que la lectura de la biografía de la actriz que escribió Miriam Dembo pueda llevarse a cabo con la alegría de quien constata cómo un borroso recuerdo se convierte en una imagen nítida.

Aun para sus admiradores más fieles, la vida de quien se llamaba Juana Sujovolsky Berkonsky, mejor conocida como Juanita Sujo, se les revelará en este libro como un asombro, pues pocos imaginan la cantidad de azares y destinos que precedieron el desembarco de la actriz en puerto venezolano, en 1949, 36 años después de haber nacido en Buenos Aires, en 1913, y 12 antes de fallecer en Caracas, en 1961.

Habría que comenzar por decir que esos sonoros apellidos son rusos, como rusa ha de haber sido la pasión histriónica que definió como actriz a quien los portaba con tanto carácter. Juana Sujo tenía además dos hermanas, Berta y Anita, que heredaron otro don muy eslavo: el de la música.

Aunque nacieron en Argentina, las tres se formaron como artistas en Alemania, luego de haber pasado parte de la niñez en Brasil, donde nació Abi, el único varón de la prole. Fue en el país germano donde Juana cursaría sus primeros estudios como actriz, en la Academia de Teatro de Ilka Grüning, donde trabó amistad con Lilly Palmer, quien para entonces también era alumna de la maestra austrohúngara.

Pero Juana era judía y tuvo que emigrar de Alemania a comienzos de la década de los años treinta, pues Adolfo Hitler ya se enseñoreaba de las mentes y en consecuencia de la vida nacional. Sujo se vio obligada a abandonar su promisoria carrera como actriz (poco tiempo antes había sido contratada por la compañía de Otto Falckenberg, dedicada al montaje de obras clásicas, en especial las de William Shakespeare) para regresar a Buenos Aires en 1933.

Entonces comenzó el trabajo duro, las “grandes ilusiones y los pequeños papeles” para una actriz que, a pesar de que venía del gran mundo, tuvo que comerse las verdes para ganarse un lugar en el teatro argentino. Seguramente la favoreció el no ser dada a los triunfos fáciles: “No tengo prisa ­le confió a un periodista por aquella época­, encaro el teatro como he visto hacerlo a excelentes comediantes europeos, sin apuro y con un deseo de saber, con un afán de perfeccionamiento ajeno al halago del éxito inmediato”.

Tal desengaño, aderezado con el sabor de su genio, le rindió frutos: poco a poco, muy discretamente, logro a logro, Juana Sujo comenzó a ser reconocida como una actriz de talento. Además de en Argentina, se presentó en Ecuador, en Chile y en Perú, donde encabezó el elenco del Teatro Nacional de Comedia y entonces sus amigos pensaron que “la hora de la justicia había llegado”.

Sin embargo, como para no perder la costumbre, tras un par de años de trabajo en el país inca, Sujo viajó a Venezuela. Aquí llegó con toda su historia y sus maletas el 28 de abril de 1949, contratada por Luis Guillermo Villegas Blanco para actuar en El demonio es un ángel, la primera película argumental de Bolívar Films, pero no la primera en la que participaba la artista, quien además de actriz de teatro tenía experiencia como actriz de cine.

El resto de la historia forma parte de la memoria cultural venezolana, de la que Juana Sujo es protagonista, como demuestra Miriam Dembo en el volumen 97 de la Biblioteca Biográfica Venezolana, una institución editorial de El Nacional y la Fundación Bancaribe. Durante los 12 años que la intérprete vivió en el país, se dedicó de lleno al desarrollo del teatro. Se encontró con una Venezuela “virgen”, según sus propias palabras, y supo cultivarla con la semilla que traía de lejos, de Asia, Europa y la Suramérica cónica.

Fundó el Estudio Dramático, hoy Escuela de Artes Escénicas Juana Sujo, y también, junto con su esposo, el actor Carlos Márquez, el Teatro Los Caobos. Fue maestra de artistas como Manola García Maldonado, Guillermo Carrera, Maritza Caballero y Esteban Herrera, entre otros. Además, supo despertar el interés del público por obras de autores clásicos de la historia de la literatura mundial como Esquilo, García Lorca, Chéjov y Lope de Vega, al igual que por las de los venezolanos: Román Chalbaud, Isaac Chocrón, Arturo Uslar Pietri.

De más lejos que más nunca, la balandra Isabel llegó esta tarde. Vinieron en ella Miriam Dembo y la actriz Juanita Sujo, en éste, su último viaje.

– Por Diego Arroyo Gil – El Nacional – 14/03/09

1 COMENTARIO

  1. El último viaje de la actriz Juanita Sujo
    Siendo el sobrino de Juanita Sujo, tengo un interes especial sobre mi querida tia Juana.
    Una persona totalmente enamorada de su arte, con una voluntad excepcional, y una gran admiracion de la libertad del ser humano…
    Yo me acuerdo de las luchas contra TODA dictadura, especialmente, despues de partir desde Buenos Aires, durante la dictadura de Peron, y llegar a Caracas, donde vivio, por el resto de su breve vida. La acogieron con los brazos abiertos…. La gente del teatro se dieron cuenta inmediatamente, de la clase de persona, que de repente , tenian en sus manos…
    Cuano llego Aaron Copland, y ella fue la solista de la prose, de la”Lincoln Portrait”, con Copland dirigiendo la orquesta, todo el publico, se levanto de repente , con unos bravos y aplausos, de los cuales nunca se habian escuchado ante…….Como mucha gente lo sabe… todo tuvo que ver con la dictadura del ese entonces “caudillo”, y fue el principio del derrote de el..
    Ella fue ,para mi, una de las personas MAS importantes , en mi vida..Y CUANTO me alegro de que se la recuerde TAN bien….. Que DIOS la bendiga……….

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