A 48 horas de los comicios vemos que Walter Wayar y Juan Manuel Urtubey están cabeza a cabeza en pos de la gobernación. Encuestas y campaña sucia. Ataques del gobierno y durísima réplica de Urtubey: «voy a terminar con el negocio de las drogas en Salta».
Las encuestas marcan una diferencia a favor de Juan Manuel Urtubey en los grandes centros urbanos. Leve en Capital, apreciable en Tartagal y más marcada en San Ramón de la Nueva Orán. También Metán y en general el sur de la provincia parece inclinarse en favor de Urtubey.
En la cabecera de Anta, la ciudad de J.V. González se manifiesta una paridad, pero sin dudas es Walter Wayar quien gana en el departamento. También podría haber empate en Cafayate, pero en el conjunto de los Valles el cacheño tendrá más votos.
O sea que todo parece indicar que gana Urtubey en grandes centros urbanos y que Wayar descuenta esa ventaja en el interior, sobre todo en pueblos más pequeños y parajes más alejados donde hay un voto peronista histórico.
A pesar de esa ventaja para Urtubey, las mediciones no muestran una diferencia contundente y definitoria por lo que podría ocurrir que no haya un ganador claro en las primeras horas del escrutinio.
Empezaría ganando Urtubey en las mesas céntricas de las grandes ciudades y luego iría descontando incesantemente Wayar con los votos de las villas y los parajes más alejados.
Mientras dure la indefinición ambos candidatos podrían autoadjudicarse el triunfo, por lo que no es aventurado prever la posibilidad de que se genere un ambiente de tensión social y política semejante al que enfrentó en Córdoba a Juez y Schiaretti.
Campaña negativa
La trepada de Urtubey causó pánico en el bunker de Wayar. En un esfuerzo final para frenarlo y bajarlo se optó por la campaña negativa. El mensaje de los últimos días ya no era tanto «vote a Wayar» sino más bien un «no vote a Urtubey» apoyado en furibundas críticas al lider del Frente para la Victoria.
Se distribuyeron miles de panfletos donde Urtubey aparece representado como un burro. Se lo acusa de contradictorio y se transcriben párrafos del libro «Sembrando progreso», que escribió en 1999, en los que elogiaba a Romero y atacaba al Partido Renovador.
También se empapeló la ciudad con una imagen en la que se ve a Juan Manuel Urtubey al lado del capitán Augusto Ulloa, que en realidad no lo apoya a él sino que por el contrario critica a sus aliados del Partido Renovador que alguna vez él fundara y llama a votar por el PPS que lleva como candidata a gobernadora a Fanny Velarde y como candidato a intendente a su hijo Alvaro Ulloa.
Otro cartel negativo para desalentar el voto a Urtubey proclama un «Nunca Más» en el que se asocia a Urtubey nada menos que con la dictadura de Videla, con lo que se revela que el carilindo aspirante a gobernador ya era un peligroso niño fascista cuando cursaba la escuela primaria.
Walter Wayar golpeaba así a su rival en un tema que es un flanco débil del gobierno. Urtubey ya había anunciado que no habrá lugar en su gabinete para represores de la dictadura. Se refería así a Daniel Carlsson y a Sergio Nazario, funcionarios de Romero y Wayar sindicados como criminales de lesa humanidad.
¿Quién está en el narcotráfico?
Urtubey pareció perder la paciencia cuando contragolpeó con una durísima réplica: «voy a terminar con el negocio de la droga en la Provincia», dijo. Así quebró una tibia posición respecto de la corrupción del gobierno de Romero (habitualmente afirma que se dedicará a gobernar y no a investigar la gestión de su antecesor, que «para eso está la justicia»).
Pero de todos modos Juan Manuel Urtubey no identificó claramente quién es el poderoso empresario y político que maneja el negocio de la droga en Salta. Parece interesarse más por sus víctimas: anuncia centros de recuperación para adictos y una labor policial destinada a desbaratar los centros de distribución al minoreo.
Sin embargo alguna mafia se puso nerviosa: un periodista cercano al candidato nos aseguró que el joven político estuvo recibiendo amenazas. El propio Urtubey se quejó: «se están metiendo con lo más preciado que tengo, que es mi familia».
Hay quienes siguen sosteniendo -sobre todo desde los partidos de izquierda- que todo esto no es más que un chisporroteo de campaña y que tanto Urtubey como Wayar son candidatos de Romero que una vez llegados al poder le cubrirán las espaldas y le asegurarán impunidad y negocios.
Pero es evidente que a Wayar y a Romero no les da igual cualquier resultado. Omnipresentes el jueves en programas de televisión y radio expresaban una y otra vez su confianza en que los salteños votaremos por la «seguridad y el progreso» y no por «el caos y el retroceso».
Como a Urtubey le fue bien con el eslogan del «cambio», Romero dijo que con Wayar también va a haber cambio, porque tiene una personalidad diferente a la suya que lo va a llevar a «mezclarse más con la gente».
La caravana final fue un desfile de funcionarios enriquecidos en treinta y ocho 4×4 y decenas de autos de lujo que causó estupor y sarcasmos en los barrios de clase media del sur de la capital provincial. Antes Wayar había recorrido las villas en bicicleta en un gesto simpático para unos y demagógico para otros.
La estocada final
En una última estocada a fondo de la campaña negativa para torcer el rumbo preferencial de votos que favorece a Juan Manuel Urtubey los medios oficialistas pusieron en marcha el operativo «explosión».
Como ya ganan en San Martín, donde la figura que despierta esperanza es Andrés Zottos -porque es un político que surgió de Tartagal- hubo acuerdo para que Urtubey reforzara la endeble posición del Frente en Anta con su presencia en Joaquín V. González. Así Zottos quedaba como la figura principal en el cierre de campaña de su departamento.
Esto fue aprovechado por el gobierno para lanzar la versión de una súbita y feroz desavenencia entre los candidatos a gobernador y a vice. Como es difícil golpearse a cientos de kilómetros de distancia aclararon que Zottos y Urtubey no llegaron a tomarse a golpes de puño.
De ese modo quieren advertir sobre un presunto «efecto Alianza». Así como Fernando De la Rua y Chacho Álvarez llegaron juntos y después se pelearon en la cumbre del poder, la fórmula Urtubey-Zottos también va a estallar y ya tenemos indicios de ésto. Es el mensaje que quieren instalar en la mente de los electores.
No importa que luego el presunto incidente se desmienta, porque con este operativo no se intenta reflejar una realidad sino aportar votos a Wayar y quitárselos a Urtubey.
El sociólogo Alberto Noé, en cambio, dijo por televisión: «el sultán se va y quiere dejarnos a su visir, pero una vez en el poder éste lo va a enfrentar». ¿Si llega al gobierno Walter Wayar traicionará a Juan Carlos Romero como Hernán Cornejo traicionó a Roberto Romero?
Muchos creen esto; otros lo consideran improbable.
Pero es tiempo de terminar con las especulaciones y comenzar a reflexionar para decidir el voto a conciencia. Como advierte un encuestador: la única encuesta válida es la de la elección.
Cómo va a ser el próximo gobierno tampoco es algo que podamos inferir de promesas y anuncios previos. Sólo lo sabremos cuando Walter Wayar o Juan Manuel Urtubey comiencen a gobernar.