Banco de la Nación Argentina. La Florida al 500. Lo cotidiano es esto: largas colas que no le interesan a nadie. Pero allí están nuestros abuelos. Total… ya laburaron, ya dejaron lo suyo, total ya no producen. Miserables pensiones y jubilaciones se pagan todos los días. Pero también, algo sucede en cada uno de ellos.
Rosa Aguilera de 85 años, sufrió ayer una “hipotensión causada por hipoglusemia”- refiere el camillero. Los empleados del Banco de la Nación Argentina llamaron a una ambulancia porque la mujer se descompuso en el interior, quien se encontraba desde la mañana temprano haciendo la fila con su esposo para cobrar.
Su esposo, otro abuelo de la misma edad, la acompaña siempre. Sus ojitos tristes lo dicen todo. Ella luce un pañuelo atado en la cabeza. Delgada, con sus arrugas marcando trazos de una larga vida.
A las 9, 45 de la mañana llega una unidad (618) del SAMEC a retirar a esta mujer descompensada. ¿El motivo? Tanto estar parada se descompuso.
La gente mira. Ya no se sorprende. Todos están en la cola durante la mañana para recibir una miseria.
Nadie se conduele. Los gobiernos pasan y los ancianos quedan. Los sueldos de privilegios no se cobran así.
El camillero expresa: “deberían mandarles el sueldo a la casa o ver la forma que esta gente no esté parada toda la mañana”.
Rosa Aguilera no es trasladada al hospital. Va hasta el barrio San José, está en la camilla de la ambulancia. Está mejor. Descansa un ratito.
Pudo cobrar pero casi no lo logra por el cansancio.
Este sí que es un país emergente. Una ciudad emergente. Después nos vienen a vender propagandas donde sale la familia feliz, el auto, la casa o un chiquillo pobre contento.
La pobreza está en las jubilaciones, la pobreza está en los rostros, la pobreza está en el sistema donde los pobres cobran.
Después te gritan, la jubilación parece más de los cajeros que del estado, parece que te hacen el favor de pagarte.
La cola sigue durante toda la mañana. Mezquinan los números, entonces la gente queda esclavizada por la espera. Los números se reparten cuando se llega a la puerta. La fila a veces se extiende hasta la calle Alberdi. Todos los días, todos los días es igual.
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