Investigación de Clarín sobre trabajo infantil en Orán

La muerte de un menor y el estado crítico de otro por la caída desde un tractor en movimiento en noviembre pasado llevaron a una investigación sobre trabajo infantil en Orán, realizada por el periodista Jesús Rodríguez y publicada ayer por Clarín

Mientras el ingenio San Martín del Tabacal -donde ocurrió el accidente- niega su responsabilidad, la Justicia investiga a subcontratistas que «reclutan» menores en los barrios humildes de la ciudad.

El fallecido Gustavo Colque (15 años) y Horacio Saldía (17), internado en grave estado, formaban parte de una cuadrilla integrada por otros tres menores de edad a cargo de un capataz, de apellido Segovia, que a su vez respondería al contratista Patricio Rubén Verzini.

Su tarea era sacar las piedras de los cañaverales para que en tiempo de zafra no se rompan las cuchillas de las cosechadoras, lo que genera pérdidas de tiempo y dinero.

El accidente ocurrió a las 7.30 del viernes 16 de noviembre en el lote Colonia D, cuando la cuadrilla de menores volvía de descargar el primer viaje de piedras. Colque y Saldía venían sentados en la baranda delantera del acoplado, dándole la espalda al conductor del tractor, Luis Alberto Vera (22). Los otros menores iban sentados en los laterales si barandas, con los pies colgando.

Según los tres testigos, el chofer habría intentado bajar una marcha cuando el tractor iba a alta velocidad, el acoplado se sacudió y Colque se desestabilizó y trató de sujetarse de Saldía. Ambos cayeron de espaldas y, si bien no los pisaron las ruedas, golpearon fuertemente sus cabezas. Lejos de auxiliarlos, Vera escapó con el tractor y cinco días después fue detenido por la Policía.

La causa está caratulada «homicidio culposo» y «lesiones graves» y busca determinar la responsabilidad del ingenio y el contratista, más allá de la del conductor.

Tras la caída, Colque sufrió la fractura de la base del cráneo y murió cuando era trasladado al hospital de Orán. Saldía, llegó hablando al hospital y repetía «no siento mis piernas». Su estado es gravísimo. «Los médicos nos dicen que tengamos fe. Le han hecho transfusiones de sangre para subirle los glóbulos rojos», contó su tía, Blanca Saldía, a Clarín.

La muerte de Colque, hizo que el Ingenio suspendiera la gran fiesta para celebrar el fin de la zafra 2007. Ante la consulta de Clarín, el gerente de Recursos Humanos del ingenio, Guillermo Jakúlica, negó que el ingenio tenga a menores trabajando bajo sus órdenes y deslindó responsabilidades hacia el contratista. Sin embargo, Jakúlica admitió que ante este accidente «el ingenio es responsable solidario», y aclaró que «la ley permite que un menor de 14 años trabaje, siempre que esté autorizado por sus padres». Según comprobó Clarín, el fallecido Gustavo Colque no tenía esa autorización.

Desde el ingenio aseguran, además, que los guardias del Portón Verónica no dejaron que esa cuadrilla con menores tomara tareas porque el capataz no llevaba el listado de las personas. Para el ingenio, «el fatal accidente ocurrió cuando el grupo regresaba a Orán sin haber iniciado la jornada».

«No fue así», refuta Omar (17), que junto a Oscar (17) y Elías (17), iban en el acoplado con Colque y Saldía. «Ya habíamos hecho el primer viaje con piedras y volvíamos vacíos cuando paso todo». Desde hace dos años, Omar recoge piedras en el ingenio sin beneficios sociales.

De hecho, ya desde el año pasado hubo denuncias sobre el Ingenio y Refinería San Martín de Tabacal SRL (Orán), propiedad de la empresa el Seabort Corporation, que ahora sumaron esta prueba contundente.

Sobre el caso, el gobernador Juan Carlos Romero le dijo a Clarín que «las cientos de empresas que en los últimos años se radicaron en Salta saben que no deben hacer trabajar a los menores. Y con lo que pasó, el Ingenio Tabacal se tiene que hacer cargo y responder ante la Justicia».

«Ahora, el ingenio no puede negar que trabajaban menores de edad en negro como veníamos denunciando», dice Josefa Cardozo, maestra y concejal por el PO.

Dos contratistas del ingenio hablaron con Clarín a condición de no revelar sus nombres. «Por esto de la muerte del chico Colque, el ingenio va a levantar 30 centímetros del suelo las cuchillas de las cosechadoras y se acabó la sacada de piedras para los doce contratistas. Más de 1.800 personas van a quedar sin trabajo, y nosotros vamos a quebrar», dijo uno, revelando la mano de obra compuesta mayoritariamente por menores en negro se emplea en esas tareas.

Faustino Colque (19), hermano del menor fallecido, se lamenta: «Tuvo que morir mi hermano para que el ingenio blanquee a los trabajadores que tienen en negro a través de los contratistas y se ponga firme para que estos no lleven menores a trabajar».

Un recuerdo de «Pailo» en cada rincón

En cada rincón de la humilde casa de los Colque hay un recuerdo de Pailo, como apodaban a Gustavo.

Sobre una caja de cartón, está su pelota de fútbol. En el gallinero, uno de sus cinco gallos canta al atardecer. Y una foto lo muestra a la par de una yegua que solía montar, «haciendo pinta», dicen sus amigos.

Feliciano (47) y Rosa (40) no se resignan a haber perdido a uno de sus cinco hijos. «Nunca pensé que mi hijito tenía tantos amigos que vinieron a verlo al velorio», se trata de consolar la mamá.

Hace tres meses que Pailo había comenzado a trabajar para el capataz Segovia, que todas las mañanas, a partir de las cinco de la mañana «recluta» a los menores por los barrios periféricos de Orán. Poco a poco, el chico fue dejando de asistir al Polimodal.

Su madre contó a Clarín que no quería que su hijo trabajara: «El se había puesto de novio y los 10 pesos que yo le daba no le alcanzaban. Le daba 20 pesos y tampoco. Quería 50, y yo le dije: ‘Si te doy, mañana y pasado, ninguno come en la casa’. Decidió ir a trabajar contra mi voluntad. Yo quería que estudiara», se lamenta.

Fuente: diario Clarín

Enlace a la nota original:

http://www.clarin.com/diario/2007/12/10/sociedad/s-03701.htm