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miércoles, abril 24, 2024

Jujeños, la llama de la cultura y algo más…

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El festejo por el cuarto aniversario de la Casa de la Cultura de Jujuy muestra que en esta provincia hay algo más que hambre de cultura. Los interrogantes de una donación a la que se le adosó un negocio inmobiliario que es cuestionado en el ambiente artístico.

El viernes pasado se celebró el cuarto aniversario de la Casa de la Cultura de San Salvador de Jujuy. El festejo incluyó una muestra de fotografías de antaño sobre la ciudad, rescatada por artistas del medio y un agasajo con la música de la sinfónica de niños que duró hasta pasada la media noche.

Es muy extraño ver a Jujuy en blanco y negro siendo tan pintoresco… las fotografías de la muestra dan una extraordinaria visión en las paredes del edificio restaurado por el equipo de “Culturarte”, organización perteneciente a la secretaria de Cultura de la provincia de Jujuy.

Aparte de las palabras “edul-colorantes” de una funcionaria del gobierno de Fellner también del mismo apellido, que enfatizó en “el rescate” del antiguo recinto convertido hoy en un majestuoso arrendatario de departamentos de lujo.

El aniversario de esta Casa de la Cultura jujeña se resguardó bajo la música de la banda sinfónica de niños pertenecientes al Mozarteum de esta ciudad norteña. Se pudo ver un video institucional muy pobremente elaborado por “Culturarte” ya que ni se pudieron leer los nombres de los realizadores.

En el transcurso de la velada que duró unas cinco horas se pudo disfrutar de un banquete compuesto de diferentes mesas llenas de masas finas y canapés acompañado de buenos vinos y una fabulosa pierna de llama asada de la que se podría decir “la comieron hasta los huesos” (No solamente hay hambre de cultura en Jujuy). Cuando por fin hacia la medianoche del viernes un mozo exclamó que la llama se habia extinguido y el hueso se lo había llevado un artesano para su casa.

En un momento determinado unos artistas con quienes compartimos la noche me comentan que esa casa fue donada por una familia norteña para convertirse en un museo para la ciudad, pero que el holding empresario que se armó luego arriba de la casa no pertenecía a la primera idea de la donación.

Esta Casa de la Cultura lleva cumplidos cuatro años desde su fundación que en una placa recordatoria agradece a la empresa Ledesma S.A. por su cooperación.

El edificio es imponente. Arriba de la cultura se encuentran algo más que diez pisos con un número de departamentos que beneficiarían valiosamente al que los administrara.

Resulta que desde 1941 esta casona fue declarada monumento histórico nacional y luego el coronel Bulacio del gobierno de facto, mediante decreto de necesidad y urgencia anula esa declaración entregándola a la empresa Jure Construcciones S.A. para concretar un edificio de propiedades horizontales.

En el año 82 ya iniciadadas las obras se declara en quiebra la empresa y quedan paralizadas durante más de diez años. La construcción a medio terminar -un esqueleto estructural- se tranforma en un sitio a disposición de los suicidas de turno. El más conocido: el señor Sanchez dueño de la conocida peña Chung King, además de diversos adolescentes y ludópatas que usaron el lugar para terminar con sus vidas.

Luego de 23 años, en la planta baja de este solar histórico que fuera desvastada por el gobierno militar se reconstruye y remodela lo que es hoy Culturarte, que dicho sea de paso (si bien esta concesionada) , no se sabe quien la administra debido a que según el decreto (si es que todavia existe) -que deroga la declaración de nombramientos de los monumentos históricos- el edificio pertenecería al estado provincial y esto no condice con el negocio inmobiliario que existe actualmente y que el gobierno de Fellner debería explicar.

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