Casos y más casos sobre muerte de inocentes niños. Violencia familiar, violencia depravada y psicótica a límites inimaginables por la mente humana.
El estupor que causan las noticias por estos días, como lo es el caso de la niña Priscila, de tan sólo 7 años muerta a golpes por su misma madre e incinerada posteriormente en complicidad con su padrastro; o de la bebé Luciana de Mendoza de tres añitos también muerta a golpes, siendo los principales acusados igualmente su madre y padrastro, trae a la memoria el horror que causó el asesinato de la niña Candela por manos mafiosas, quien contaba con sólo 11 años y que ante el clamor de la sociedad por su vida, sus asesinos, la violaron y mataron, tirando su cuerpo en una bolsa de basura a pocas cuadras de su casa materna… O el resonante asesinato, hace quince años, de los hermanitos Leguina que estremeció Salta y al país por la manera en que fueron engañados, drogados. Violada la nena, Melani, de 9 años (el niño, Octavio, sólo contaba con 6 años y fue obligado a ver todas las escenas) y muertos los dos a golpes de piedra por parte de los psicópatas Alejandro Torrico y Ariel Brandán, sujetos sumidos en la droga y la delincuencia.
Casos y más casos sobre muerte de inocentes niños. Violencia familiar, violencia depravada y psicótica a límites inimaginables por la mente humana y qué decir de los afectos y el valor por la despreciada vida a niveles infrahumanos, vida de seres humanos tan pequeños, angelicales e inocentes. Personitas creciendo ante un mundo que intuyen desde su corazón como el perfecto mundo de los niños en los países fantásticos, llenos de armonía, juegos, paz y alegría. Un mundo verdaderamente feliz. Un mundo tan extraño por estos días, tan lejano y casi imposible para los varones y mujeres de este siglo. Un mundo que ante la realidad de lo cotidiano parece no extrañarse, no añorarse, sólo posible en la mente de los infantes inocentes. Para madres, padres, jóvenes y personas en general un mundo perdido en la realidad actual…
Esta realidad es el producto del pensar y del hacer del hombre de hoy y por lo tanto, estas tragedias horrorosas son producidas también por la cultura de este hombre moderno. ¿Qué te pasa hombre que estás tan decadente, tan destructivo y autodestructivo? ¿Dónde quedó tu valor precioso de creatura o de ser superior entre todos los seres que se conocen? ¿Qué destino te propones o es que ya, tan joven en la existencia de este tiempo sin fin, te cansaste y envejeciste de golpe y buscas una salida desesperada a tu fracaso de vivir? La desesperación es sólo camino a la tragedia.
Es momento de encarar un tiempo nuevo, una manera distinta de pensar, recuperando todo lo bueno de la historia y poniendo lo valioso de la novedad al servicio de la construcción de un presente mejor, de un futuro más prometedor de felicidad y sobre todo para los niños desde su primer momento de vida y como debería ser, para que en un tiempo muy cercano, estas personitas por nacer tengan ya un presente fantástico, en armonía, paz y alegría. ¿Por qué no podrías, hombre, tener un mundo listo para tu simiente? De manera tal que la vida por vivir de estos niños sea sólo un juego donde nada se pierda y solamente se gane felicidad. ¿Utopía? Sí, totalmente. Pero es mejor atreverse a pensar utopías que seguir generando tanto horror humano.
– Por Hugo Luis Daher
