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domingo, mayo 12, 2024

Desdrogarnos

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Se puede afirmar que el adicto es un espejo de un hogar enfermo.

El Dr. Eduardo Kalina tiene un trabajo interesante acerca de la adicción, el cual se titula Desdrogarnos, basado en la clasificación de drogas blandas como el tabaco, la marihuana y el alcohol, y las drogas duras, como cocaína, LSD, heroína y otras equivalentes. Kalina tiene una definición que vale tener en cuenta, porque el adicto, no nace así, es es resultado de un hogar enfermo, pero no incurable: Madres depresivas y padres ausentes, hacen de sus hijos su propia droga. Los hijos, tratan de llamar la atención de su madre, jamás satisfecha (es totalmente frecuente la represión sexual asociada a este conflicto), rotando los mismos en el rol de oveja negra. La ausencia de la figura paterna, no necesariamente debe ser física por separación o muerte, sino que puede ser una figura menor, o inestable emocionalmente, que no tiene la capacidad de asumir la paternidad en forma responsable y generalmente, con un entorno de violencia familiar, ya sea física o psíquica.

Podemos afirmar con tranquilidad, que no existe un adicto que no sea sensible, pero en estado de carencia afectiva, se hace vulnerable y recurrente. La droga le deja diezmada la voluntad, baja su energía vital y lo expone al influjo de sus propias emociones y las ajenas. En sí misma, la adicción es una propuesta de muerte, la que puede ser reemplazada por una propuesta de vida, cuando le encontramos un sentido trascendente a la existencia, pero para ello debemos alcanzar la liberación del yugo que nos ata. También se puede afirmar que el adicto es un espejo de un hogar enfermo.

Trabajar sobre la detección de elementos que nos inducen hacia el condicionamiento, es un arte inagotable; muy especialmente cuando observamos que la sociedad en la que vivimos, da las bases del consumismo y la dependencia. Thoreau dijo, Lo necesario, es mejor que lo superfluo. Entendiendo que es posible el proceso de transmutación de la ignorancia en conocimiento, de los quereres cambiantes por el amor. Para ello hay que detectar dónde abundan las rutinas producto del condicionamiento, para evitar por medio de la educación para la salud, todo estado vicioso asociado al sedentarismo, el cual puede ser remplazado por una actividad psicofísica o disciplina diaria.

La práctica regular de una laborterapia es altamente beneficiosa, porque al utilizar las manos, la mente tiende a cesar su parloteo. Si hay desorden en la alimentación, se tratará de desayunar como un/a rey o reina, almorzar como un/a príncipe o princesa y cenar como un/a mendigo/a; este antiguo proberbio popular, nos invita a realizar un cambio sencillo y efectivo, basado en los beneficios del ritmo circadiano -el cual depende de la cantidad de luz que posee el día a cada momento; en la mañana prevalece la radiación ultravioleta y en la tarde el infrarrojo-. Completar el proceso de trasnformación implica incorporar a la vida diaria la Respiración Consciente y la Visión Ampliada, para salir definitivamente de la visión focal o egocéntrica que nos llevó a la adicción, en el marco de un metabolismo preponderantemente anaeróbico. La hipoxia o baja presión parcial de oxígeno en sangre, expone al sistema nervioso a un estado carencial crónico que altera nuestras conductas.

La dificultad que tenemos en honrar al padre y a la madre, aceptándolos tal cual son, sin retoques, nos lleva a elegir a uno de ellos en detrimento del otro, produciendo así una fractura interna, que afecta el equilibrio interior. Tema estudiado por el psicoanálisis en el complejo de Edipo y Electra. Hasta que no nos damos cuenta que nuestros padres están en nuestro interior, integrados en las dos raíces psicológicas y biológicas que nos conforman, la sanación no es un hecho posible. Sabiendo que la autodestrucción tiene su raíz en el personalismo, y que la liberación interior, lo hace desde la impersonalidad, sustentada en la mansedumbre y el desarrollo progresivo de la solidaridad y el amor.

Simplemente, este artículo es un pequeño aporte para un gran problema social, vinculado totalmente a la seguridad. El individuo adicto no es consciente de sus actos y por lo tanto, realiza cosas que en estado consciente no haría; por tal motivo, mata o roba o viola sin darse cuenta de lo que hace. No está estudiado adecuadamente por la ciencia materialista el efecto de las sustancias adictivas sobre los cuerpos sutiles, los cuales son inmediátamente afectados por efecto de las mismas, convirtiendo al individuo en un mentecato, mente tomada, no consciente. Esto crea un problema a la Justicia, pero el mayor problema recae sobre la sociedad.

La adicción en verdad, es una manera temporal de aislarnos de la realidad, por el solo hecho de no aceptarla tal cual es. El individuo en vez de ser un protagonista comprometido en la sanación de sí mismo y por ende, del organismo social, huye temporariamente de la realidad y se aisla, refugiándose en la fantasía, hasta agotar al extremo sus propias energías. La reiteración del estímulo, induce como es sabido a la drogodependencia y a la despersonalización del individuo, porque afecta diréctamente la conciencia, comprometiendo incluso como se ha expresado los cuerpos sutiles. En cambio, para crecer el plenitud, debemos tomar a la realidad como punto de partida de nuestra transformación interna y desde allí, podremos proyectarnos evolutivamente, hasta alcanzar el desarrollo armónico, como arquetipo de la sana convivencia social. Sin olvidar que, la personalidad o ego, nos hace huir, negar o sentirnos víctimas de nosotros mismos y de las circunstancias, pero así sólo perpetuamos el conflicto. Para amar, hay que olvidarlo todo, Jaime Sabines. Sin perdón y sin revolución interior, no hay sanación profunda del organismo social.

– Dr. Néstor Hugo Almagro

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