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viernes, mayo 3, 2024

La Parodi de gira con Sarah: “el único lugar posible donde estoy cerca del cielo”

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Anah y Sarah comparten una misma piel. Y eso le llega a cualquier espectador que haya pasado a ver el unipersonal de Ana María Parodi encarnando a aquella actriz parisina enigmática que se robó en Francia la admiración del público. Ahora la gloriosa Bernhardt vive en Salta y nuevamente, vuelve a ser coronada con el aplauso y el reconocimiento de los butaquenses.

Nosotros nos alegramos con la gloria de los grandes porque ellos elevan el teatro y le dan ese toque místico y glamoroso casi extinto, ese hálito por el que respiramos una misma energía en idéntico lugar y tiempo. La Parodi me dijo en “off”, una frase que quiero recuperar: “somos sobrevivientes de nosotros mismos”, expresada en circunstancias de hablar de su actual director, Jorge Renoldi. Y como tuve miedo de cercenar su magia, inmediatamente le puse el grabador para que su felicidad y su pasión por La Bernhardt en la obra “Oh, Sarah” y el Salón Auditórium no se borraran jamás.

Ay Saranitah!

¿Cómo está Sarah Bernhardt?

– Por el momento duerme (risas) pero la tengo que despertar porque 13 y 14 de marzo Sarah va a trabajar a Tucumán en la sala de la Universidad, en el Centro Cultural Eugenio Virla, tengo función allí así que la tengo que despertar… que se ponga las pilas y vaya a laburar (risas).

¿Y cómo te preparás para ese evento? Cómo llegaste hasta Tucumán… ¿Te invitaron?

– Sí, me invitaron. En realidad mandé una carpeta porque cada vez que yo tengo obra me gusta salir de gira, así que voy preparando todo porque a las producciones las hago yo. Primero lo hice con “Las que aman hasta morir” y después con La Eva que la saqué bastante… Siempre trabajo 2 años con una obra. Así que la saqué de paseo a “Las que aman…”, a la Eva Perón y ahora la saco a Saritah. Hice las gestiones en el Virla, mandé una carpeta y la seleccionaron, también mandé al “INT Presenta” y vamos a ver qué pasa. Después tengo función el 17 de abril en la Casa de la Cultura auspiciada por el Abril Cultural por Pro-Cultura Salta, así que la Saritah llega al centro. Después el 15 de mayo tengo el Mitre en la sala mayor, ahí me da más un poco de “cuiqui” porque ahí no son 300 localidades, son más de 1500… pero me encanta trabajar en esa sala porque realmente es un lujo. Espero que vaya la gente, vos sabés que los teatristas independientes siempre estamos esperando al público y cortando clavos hasta que llega. Así que vamos a hacer bastante publicidad y bastante difusión a ver si la gente viene a ver la obra.

¿Cómo fue trabajar con Jorge Renoldi? Cómo fue transitar eso, cómo pasaste esa etapa con él. Se juntaron dos monstruos…

– Romina, cuántos años tenés para escuchar… cuántas horas… qué espacio tenés en tu página (risas)… Porque la verdad es toda una novela desde que empezamos a intentar trabajar hasta que pudimos parir el producto. Primero que tuvimos que reconocernos en el terreno y parecíamos dos gallos de riña midiendo cada uno su espacio… es como que nos ha costado reconocernos y como los gallos, nos estábamos midiendo la fuerza y la potencia. Los dos estábamos de acuerdo en hacerlo pero era como “quién manda aquí”. No es que me haya interesado mandar pero estoy acostumbrada a conducir mis emprendimientos así que se juntaron dos potencias. Fue una historia de idas y vueltas con algunos inconvenientes en el medio, si bien la relación entre nosotros fue buenísima ha sido un poco difícil hasta que nos conocimos. La gente dice que se conoce porque conoce el nombre o porque sabe reconocer una cara pero en realidad nadie se ocupa de conocer al otro salvo muy poca gente. A veces personas que yo considero mis grandes amigos les voy a hacer un regalo y no sé qué comprarle porque no se qué película o qué música le gusta. Cómo puedo ser amiga de una persona si no conozco eso, por ejemplo. Uno cree que conoce a la gente pero hay que tomarse el trabajo de conocer a una persona. La podés amar o no, la podés rechazar o no. No me molesta que me amen o me rechacen, lo que me molesta es que lo hagan sin conocerme. Llegar a ese conocimiento con Jorge nos llevó un tiempo. Yo tenía que conocer cómo trabajaba él, él tenía que conocer cómo trabajaba yo, teníamos que reconocer parte de nuestra personalidad pero fundamentalmente yo aprendí mucho con él. Tengo muchos años en el escenario pero aprendí mucho con él porque tiene métodos que yo no conocía, eso es lo que gusta de trabajar una vez con un director, otra vez con otro director porque en definitiva siempre aprendo bastante de todos. Después formo mis propios criterios y tomo partes que me gustaron y me sirvieron. Realmente fue una experiencia enriquecedora y eso se nota en el trabajo final. Tuvimos inconvenientes de tipo personal, sobre todo de mi vida personal. Los inconvenientes no son del ámbito laboral sino que pertenecen pura y exclusivamente al ámbito privado. Estas interferencias nos llevó también a durar un tiempo más largo en el proceso de creación de la obra. Yo estoy fascinada con el producto, Sarah es – en su momento lo fue Evita- un personaje fascinante y yo amo a mis personajes. Nadie cree que es el único lugar posible donde estoy cerca del cielo y te digo que un minuto antes de salir a escena estoy muerta de pánico, estoy a veces autoreprochándome mi exposición y me digo “por qué estoy haciendo esto que me causa tanto estrés, tanta exposición” pero se apaga la luz de la sala, se prenden las luces del escenario, aparece mi personaje y se terminó el pánico y se terminó el reproche. Al otro día estoy ansiosa porque llegue la hora de la próxima función y si no tengo función- quisiera hacer 3 o 4 funciones seguidas o en 3 o 4 días- me desespero pero si tuviera que hacer 2 funciones seguidas a pesar de lo cansadora que es y del esfuerzo físico y espiritual que me lleva la realización de la obra, la hago.

jpg_ana_maria_6.jpgEs un esfuerzo espiritual- así lo siento- por esta transformación que implica un proceso. Yo llego al teatro, me traslado a un camarín de actriz – porque el camarín de trabajo donde tengo el escritorio, los papeles, los cables y otras cosas, no, yo me voy al camarín que es para los actores y actrices que son cabeza de compañía- y en ese camarín yo pongo la foto de Sarah, le pongo flores, Omar -mi amigo- me enseñó a darle las gracias entonces le prendo una velita blanca, le pongo un vaso con agua y le pongo caramelos. La invoco – ya sé que no es un santo de los altares- hablándole a su esencia, a su energía, diciéndole que estoy haciendo la obra para gloria de su vida, para que se conozca su vida y que la invito a subir al escenario conmigo. Parece que me hace caso porque cuando estoy en el escenario no soy yo. Empiezo a desvestir a Anah: primero me saco todo el maquillaje que tengo yo, me saco anillos, relojes, pendientes, cadenitas y después me empiezo a sacar la ropa; me pongo una bata y empiezo a vestir a Sarah. Comienzo por las medias, la maquillo y cuando ya la tengo visualizada como Sarah ya empiezo a pensar como ella, camino como ella y 15 minutos antes de la función ya le pongo toda la ropa. Le pongo sus joyas… sabés que una sola noche que me olvidé de ponerle sus aros sentí que fue una función de mierda.

(risas)

Sí, sentí que fue una función de mierda. Horrible la función porque no hice todo el ritual. Yo trabajo en mi camarín dos horas antes, le pongo el sahumerio, empiezo a recordar la letra y a hablar como Sarah y ya me pongo renga, siento que mi pierna no existe, siento que mi pierna no está, siento que es de palo… me mentalizo… entonces cuando subo al escenario ya no soy yo. No digo que sea un proceso que hagan todos los actores y actrices pero es el mío y particularmente con esta obra.

¿Cómo hacés luego que termina la función para volver a ser Ana María?

– Ah!!! Es otra historia, yo le pido a Jorge (Renoldi) cuando él hace la técnica, que me dé 5 o 10 segundos antes de volver a dar la luz porque yo quedo sentada y me cuesta muchísimo volver a ser yo porque vos viste que yo cambio la voz, es todo un proceso de transformación, de metamorfosis en el cuerpo entonces cuando termina la obra me cuesta volver a meterme en el cuerpo de Anah y ponerme de pie para salir a saludar. A la pierna no la siento entonces no me puedo levantar. Es decir, Sarah puede caminar con la pierna de palo pero Anah no puede caminar sin pierna.

Es algo muy difícil porque hacés la voz ronca de Sarah…

– Claro! La voz de Sarah como de una mujer mayor, a medida que va avanzando en edad es cada vez más ronca y además en cuestión de un abrir y cerrar de ojos el personaje tiene 16 años o 25 o 30; la voz de la niña, de la joven, la de la mujer y la de la anciana son totalmente diferentes. Entonces ese proceso técnico es difícil porque además uno tiene que tener una concentración profunda para lograrlo. Me encanta hacer La Sarah y la disfruto muchísimo, me cuesta despegarme de mis personajes y hasta que no me saco la piel del personaje me cuesta muchísimo pensar en otra producción, en otra obra. Me costó muchísimo salir de la piel de Eva Perón y supongo que tengo para todo el 2010 con la piel de Sarah. Ahora tengo planificadas funciones en marzo, abril y mayo pero afuera, no sé si voy a hacer la primera semana de mayo aquí, todavía no lo tengo decidido, estoy esperando también la decisión del INT si entro en el catálogo nacional y eso significaría volver a salir. Además también hay planes de llevarla a una salita en Córdoba, así que veremos de despertarla para que trabaje todo el 2010 y Dios dirá hasta dónde llegamos.

Obtuviste un muy buen resultado en la Fiesta Provincial el año pasado y de alguna manera eso pesa como un reconocimiento. ¿Estás conforme con eso?

– Creo que fue, en 25 años de teatro independiente- te hago la salvedad porque me relaciono con el teatro, con el oficio, cuando tenía 9 años y armaba pequeñas obritas, pequeños recitales de fin de año en el Colegio de las monjas entonces mi relación con el escenario viene desde ese entonces- es cuanto más cerca estuve de ganar la Fiesta. Apostaba a la obra e incluso mis compañeros apostaban a Sarah. Creo que es la primera vez que había cierta unanimidad o cierto criterio aunado entre los colegas -que es difícil y vos lo sabés- de que Sarah iba a ganar, incluso Sarapura, Delgado, Jorge, la misma María Pía apostaban a Sarah. Yo creo que tercer puesto entre 21 obras, es un buen lugar. No creo en esto de la falsa modestia, si uno entra en una competencia es porque quiere ganar, no es como que “bueno, yo hice esto para participar”. Si querés participar entrá como adhesión. El que participa para competir es porque quiere ganar, lo digamos con todas las letras porque es así. Lógicamente tenía aspiraciones porque yo creía que la obra lo merecía. Además fue tan fantástica la función de la noche de la Fiesta donde estaba el jurado -una de las más numerosas de público- y ver esa sala aplaudiendo de pie fue el mejor premio que pude tener. Pero también tenía la esperanza que ganaba. Estoy contenta pero esperaba ganar. Son tres personas las que lo deciden, lo mismo que los otros premios son cuatro o cinco, habría que ver qué dice el público que en última instancia es el reconocimiento válido porque uno trabaja para el público, no para el jurado. El jurado toma una decisión y uno la respeta porque está sometido a ese jurado pero ese aplauso del público y de otra gente que ha ido a ver la obra cuatro veces – colegas que lagrimean y se emocionan igual que la primera vez- la reconocieron. Yo he tenido el reconocimiento de mis colegas y eso en Salta es mucho decir.

Jorge Renoldi quiere darte un premio*…

– Jorge es un loco. Cómo va a estar pidiendo un premio. ¿Sabés que pasa? Que Jorge es un dulce, un dulce acorazado entonces la forma que tiene para expresar su afecto y su admiración no es venir a decirme “Anah estuviste fantástica”. Él se esconde debajo de su coraza y dice “A la Parodi hay que darle un premio” por su trabajo, por su trayectoria o lo que le guste a él, qué se yo. Ya lo reté, no me gusta que pida premios para mí. El premio es algo que tengo con la gente aplaudiendo de pie.

Anah, ¿sentís que con Sarah Bernhardt llegaste a la cima de tu carrera?

– Ojalá que no, si yo sintiera que llegué al techo, tal vez tendría que jubilarme. Si uno siente que no puede seguir creciendo es porque ya empieza a encogerse, ¿no? (así es). Quiero creer que no pero en estos momentos Romina, me digo “qué obra hago ahora”. Es como muy difícil para mí meterme en la piel de otro personaje que me lleve a esto que sentí porque después de haber sentido lo que yo he sentido en el escenario, después de llegar a una metamorfosis total, tengo que lograr meterme en la piel de otro personaje que me guste y me conmueva tanto como Sarah, o más. No quiero creer que es lo más pero tampoco puede desestimar lo que significa esto, ¿no es cierto? Ojalá alguien me convoque a hacer un personaje divino, a lo mejor una villana para dejar de hacer heroínas y convertirme en mala (risas)… quiero ser mala…(risas) No sé qué vendrá pero si sintiera que llegué al techo estaría en tiempo de descuento y no quiero para nada. Voy a jorobar muchos años más y me quiero morir en el escenario…

70 veces 7 lo haría

Anah, estamos de celebraciones en marzo: ¿cómo estás preparando este festejo del Auditórium y cómo sentís que han pasado estos 7 años dentro de ese teatro que vos levantaste?

– Mierda…, Romina, mierda …cuando pienso que son 7 años y que hace 7 años empecé a soñar con ese teatro y cuántas cosas han sucedido no sólo en el escenario sino en mi vida, tengo que medir todo lo que ha pasado en todos esos años.

Mierda… (pausa)

Y yo lo volvería a hacer… 70 veces 7 lo volvería a hacer. Para mí el 7 es un número cabalístico, mágico, es un número de puertas, como soy positiva pienso que son puertas que se abren. Ahora qué hay detrás de la puerta no sé, si hay un camino por hacer o no, pero creo que se abren puertas, que se abren etapas, que se abren espacios… Este aniversario significa 70 veces 7 haría lo mismo.

Por eso este 70 veces 7, que lo asocian a lo bíblico pero la Biblia habla de jpg_ana_maria_5.jpgperdón, yo hablo de esfuerzo, de trabajo, de hacerlo nuevamente 70 veces. Llega un día en que yo me quiero ir a mi casita, estoy cansada pero miro para atrás y digo: “no puede ser que pasaron tantos años” pero entrás al Auditórium y te das cuenta que hay mucho trabajo adentro y que los 7 años pasaron y no pasaron en vano. Espero que haya otros 7 por delante o los que Dios quiera y el público acompañe porque el público es el que nos dice sí o no, y los artistas. Ahora estamos preparando 7 días de actividades, desde el 22 al 28 de marzo, cada día una actividad y en esta oportunidad la convocatoria es múltiple, múlti facética, multi actoral, multi autoral, multi todo porque multiplicamos todo por 7.

El día del lanzamiento habrán 7 actores, 7 actrices, 7 bailarinas, 7 bailarines, 7 músicos, 7 palabras que diré y 7 horas de baile…(risas) Y los 7 días que siguen, espero tener la compañía de actores y actrices que van a estar participando por sí mismos, por sus grupos y por las instituciones que representan, es multi multi. Vamos a tener referentes del teatro y voy a estar en la cabina con la técnica o en la puerta porque yo no puedo estar sentada en la primera fila sintiendo que soy parte del homenaje, la verdad no puedo porque me cuesta quedarme sentada y si escucho que hay un problema en la técnica salto como resorte, y si el aire acondicionado está muy fuerte salto para apagarlo y si alguien necesita algo en camarines estoy. Cuando hicimos un homenaje a Rafael Villagrán me metí en la piel de un personaje…

¿La chinita?

– Sí, era Alcira, mi alter ego y andaba por todo el teatro porque el personaje me permitía recorrer entero el teatro. Lo mismo cuando hicimos el Homenaje al gordito Monti, la Alcira iba y venía, era telonera, arreglaba la técnica, atendía los vestuarios y la escenografía porque yo no puedo estar sentada en la primera fila, tengo que estar atendiendo la sala. Cuando hago Sarah estoy pendiente de todo y me es muy difícil así que ahora que la hago afuera vamos a ver qué tal.

La Fiesta no va a ser mía, va a ser del Auditórium y la van a realizar ustedes, todos los colegas. El primer día del lanzamiento va a ser en adhesión al Bicentenario entonces hay sorpresa muy emotiva. Creo que los argentinos estamos viviendo tiempos difíciles espiritualmente, educativamente, políticamente, todas las “mente”. El Bicentenario para mí dura 6 años porque empezamos con el primer grito de libertad el 25 de mayo de 1810 pero culminó en 1816; en 1810 comenzamos a sacarnos los “papis” de encima pero fue un desarrollo – por no decir proceso- de la libertad, fue toda una evolución hacia la libertad, hacia la independencia, hacia convertirnos en nación. Siento que ahora hay una involución en nuestra educación, en nuestros principios, en tantas cosas… A veces me enojo con la gente porque falta consideración, porque falta respeto por la propia palabra y los propios principios… entonces me parece que hay que llevar la queja a la acción y la acción tiene que ser a favor de la educación que falta, a favor de los principios, a favor de esa evolución que se ha perdido. Todos tenemos que crear un poco ese ambiente de libertad, de patria, de sentimiento ciudadano argentino. Por eso en el recital poético del día 22 va a haber sorpresas y espero celebrar también todo esto en el 2016 que vamos a estar cumpliendo 13 años. Después seguimos con obras que van a ser estrenos, otras van a ser reposiciones, vamos a llamar a conferencia de prensa antes- cuando vuelva de Tucumán- con todos ustedes para entregarles material y la programación completa, para que nos ayuden a difundir y que sea una fiesta todos los días.

Vamos a hacer maratones, performances, va a haber invitados… La fiesta es de los artistas entonces que la festejen ellos.

¿Y el tema del concurso?

– El concurso de afiches… tienen que hacer un afiche que sintetice esto que estoy diciendo yo, mirá qué cosa simple… (risas) Es tomar el espíritu del auditórium y ponerlo en un papel. Hay actores que dicen que hay fantasmas en el Auditórium y hay gente que dice que los sienten, yo nunca sentí nada, nunca sentí miedo. Lo que sentí es ganas de trabajar. El afiche tiene que representar 70 veces 7 y cierra el 5 de marzo a las 20 hs. El jurado es Luis Caram, Gloria Lisé, Susana Núñez, María Laura Buccianti e Isidoro Zang, todos referentes de las artes visuales y plásticas.

¿Es para amateurs?

– Es para todo el que sepa hacer una raya (risas)… Yo no me animo, yo no sé manejar el lápiz ni para hacer un patito cuanto mucho dibujo una casita (risas) … El que se anime a hacer un dibujo, un logo, un diseño, que participe. Hoy en día el diseño está muy evolucionado, hoy todo es con máquinas. Al principio iba a estar en el jurado porque sé qué es lo que quiero para la imagen del Audiitórium pero me excluí porque no puedo ser objetiva, yo soy muy pasional. Yo estoy metida adentro, yo amo a ese Auditórium que es mi marido, yo soy la Sra. del Auditórium entonces cómo voy a decidir qué ropa le vamos a poner este año… Yo lo visto de fiesta y nada más. Por eso no puedo ser parte del jurado porque todos me van a gustar y les voy a dar un premio a todos. Y tiene que ser gente experimentada en el equilibrio de la visión de un diseño.

¡Gracias Anitah!

– Gracias a vos, espero que nos acompañés con la difusión como siempre. A vos también te va a tocar uno de esos días…

Y nos quedamos unas tres horas compartiendo la vida…

– Notas relacionadas:

Salón Auditórium “Dr. Rafael Villagrán” cumple 7 años

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Oh, Anah

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Sarah Bernhardt… Oh, Sarah

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* Jorge Renoldi, el Gran Director de Teatro de la última década

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