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domingo, noviembre 24, 2024

La Salta autoritaria

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Las conductas sociales no son espontáneas, sus formas y estilos tienen antecedentes históricos precisos, cuyas herencias no se hurtan y sus impresiones son sellos distintivos imperdurables. Como dijera el Lic. Federico Lanusse “la geografía y la historia marcan de una sola vez nuestro carácter. Son huellas que tenemos en las caras”.

El autoritarismo de la política argentina no es un hecho novedoso, es la herencia que supimos recibir de los primeros conquistadores españoles a fierro candente, y hoy, lo tenemos en mullidos asientos a lo largo y ancho del Estado.

El reiteradamente consultado ensayista salteño Gregorio Caro Figueroa, se ocupó recurrentemente del tema desde su adolescencia, en un libro agotado no bien se editó e, inclusive recientemente, en una publicación oficial con el título de “El clientelismo en Salta» que revisa las formas actuales con que el autoritarismo se manifiesta en la política provincial y sus alrededores. De todos modos el copiado de esta opinión viene del Abogado tucumano José I. García Hamilton , de su impecable libro “Los orígenes de nuestra cultura autoritaria“, cuya penetrante narrativa invita a compartirlo .Su lectura deja la impresión de un lugar común, como si Salta estuviera reflejada en su escritura, cosa no muy lejana ya que éramos prolongación del mismo virreinato y fuimos impregnados por las huellas digitales de los mismos personajes, con los agravantes amplificados de la periferia. Casi siempre la periferia multiplica los efectos y no siempre el paso del tiempo borra sus raíces.

Los orígenes españoles

Lo cierto es que nuestros orígenes españoles fueron los antecedentes (todavía presentes) de las películas de terror, con la diferencia de que estas son artes ficcionalizadas y aquello era el terror humano, como decía el Virrey Toledo eran “españoles barbarizados por el ansia de rapiña, la crueldad, la codicia y el espíritu de exterminio que se evidenciaron en la época “ – Pág. 39; Juan A.García, a su vez afirmaba que “la sociedad colonial carecía de ideales , y que sus miembros no tuvieron otro propósito que la explotación de la tierra , indios y negros” – Pág.40. En la misma página relata que Hernán Cortez sospechando de unos indios que merodeaban su real vendiendo gallinas y legumbres, ordenó que se los castigase cortándoles las manos y enviándolos a sus aldeas con los puños sangrantes, en tanto que por las mismas sospechas, Francisco de Mendoza flageló a los indios derrotados quemándoles los pies para que revelaran dónde se hallaba oculto el oro indiano.

Lo atroz de estos relatos se contemporizan en nuestra época en torturas sociales permisibles a los ojos e inclusive adaptadas y toleradas en el marco de una responsabilidad social comunitaria. Los mecanismos autoritarios de opresión se institucionalizan como recursos naturales y las desigualdades del poder son tomadas como lo irreversible .De esta manera, los privilegios y prebendas del círculo oficial son considerados naturales e imposibles de revertir, ayudados encomiablemente en esta estabilidad por los medios masivos de comunicación oficiales que operan para que la realidad sea consentida de una manera natural e intransformable.

Diríamos que hoy el mapa institucional oficial desmiente los excesos y las hilachas de las vejaciones se distribuyen en los infinitos despachos gubernamentales, que actúan como escondite y caja negra de los negocios personales de los funcionarios de turno. Lo que no se ve, lo que no se puede comprobar fehacientemente, toma un curso en el campo de la imaginación y del rumor ; y bien sabemos que el rumor y la imaginación son volátiles y refutables.

Cuando se maneja a placer las facultades y libertades del Estado, la realidad se inscribe dentro del absolutismo, del que bien sabían los Reyes Católicos en el siglo XVI. ”Los monarcas no querían restricciones de ningún tipo y las Indias se manejaban durante todo el tiempo de la conquista y colonización, con el espíritu absolutista. Los soberanos de Castilla fueron dueños y señores de estas tierras; y en pocos casos estas dos palabras se aplicaron con más exactitud, en sentido económico y político” ”El Rey gozaba de los derechos no sólo de soberanía, sino también de propiedad, era el señor absoluto, la única cabeza política de sus dominios americanos. Toda posición y privilegio, ya fueran económicos, políticos o religiosos, dependían de él. Sobre estas bases se llevó a cabo la conquista, la ocupación y gobierno del nuevo mundo “, Pág.55.

El Absolutismo de la época

Esta faena absolutista bien está representada en los tiempos que corren por los partidos políticos, que herméticamente distribuyen y eligen vitaliciamente las personas y familiares que ocuparán, por tiempos inmemorables, las lealtades que exigen los cargos públicos. ¿Qué decir de los entronques sindicales? Personajes que conservan sus cargos inmemorialmente. ¿Qué fenómeno de la Psicología universal, explicaría estos apagamientos al poder? La gran familia estatal asegura con sus ligámenes de parentesco la perpetuidad y el absolutismo del discurso oficial, con la fisonomía empresarial que hoy asume la representación pública (son funcionarios-empresarios) . Es el panorama del clientelismo que adoptó en la actualidad las formas históricas hispánicas y que bien da cuenta de ello el historiador local Gregorio Caro Figueroa en su publicación de diciembre del 2004 cuando expresa en Pág.51: “No puede haber democracia estable, consolidada y moderna sostenida en el tejido de hierro de un clientelismo empeñado en perpetuar, bajo la máscara populista, la relación patrón, cacique, puntero, peón, cliente desempleado, votante cautivo.”

La esperanza es el consuelo de los inocentes, de los maniatados por reglas estrictas y rígidas del absolutismo. Esperar el milagro es ya la influencia religiosa de la conquista española, es un trabajo mental sobre mentes creyentes, creyentes de un mundo que puede cambiar por la acción divina del Dios verdadero, que es palabra, verdad y vida; pero la teología tampoco es para el hombre común, el ciudadano común siempre es el receptor último de las intenciones dirigenciales, y en ese ámbito se dan las distorsiones que conducen los intereses de grupos al autoritarismo absoluto.

2 COMENTARIOS

  1. La Salta autoritaria
    Sr. Huarpe, gracias por su aporte y participación a este debate, lo que hable que no me equivoqué en mi apreciación. Atte. Manghera

  2. La Salta autoritaria
    Y también el rechazo a todo lo que sea pajuerano o desconocido. Pretender sumarse a la actividad política si ya tenes alguna previa en tu curriculum parece ser peligroso para el instalado patrón de estancia. EL MIEDO IMPUESTO EN EL SALTEÑO, ES MAYOR QUE EN EL JUJEÑO -vivi en ambas provincias- ya que el statu quo es respetado a rajatabla. Miedo a la competencia, a lo nuevo, al cambio, a la «tradición» o supuestas normas religiosas, son cosa de todos los días. Se obliga al salteño a vivir mirando su propio ombligo, pero obedeciendo al ombligo del patrón social o económico. Eso si, tenemos voto electrónico… ¿raro, no? EL HUARPE

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