El cantante Silvestre debutó en Salta con una historia romántica: ¿volver a empezar?

Anoche en La Fundación, con un cálido recibimiento del público integrado mayoritariamente por amigos y familiares de los artistas, se estrenó la obra de teatro “Divorciadamente juntos”, escrita, dirigida y protagonizada por Silvestre. Junto al cantante y actor, Roxana Lugones pone lo suyo en esta pieza de humor con tema amoroso.

Silvestre es conocido fundamentalmente por su trabajo en la novela televisiva “Los cien días de Ana”, éxito del año 1982 que lo catapultó definitivamente al estrellato y lo consagró a nivel internacional. Esta fue la culminación de dos anteriores presentaciones televisivas exitosas con las miniseries “La primera mentira” y “Los días de Ana”. La resultante de su aparición en la primera fue el trascendido tema musical que el cantante compusiera para la miniserie, cuyo título aún hoy se recuerda por las generaciones pasadas: “Ana, yo no soy tu príncipe azul”. Por supuesto que su carrera continuó en ascenso, con papeles en teatro, cine y televisión.

El halo apasionado que cubría al artista porteño en la ficción, cuyo nombre real es José Luis Rodríguez, tenía su continuidad en la vida real. Quizá por ello, la prensa nacional le abrió las puertas para que ingresara no sólo por su talento sino por su vida personal.

Su estadía en Salta pasaba desapercibida hasta que por medio de un tema familiar, supimos que Silvestre vivía aquí con su actual esposa Patricia y su hija (del corazón) Floppy, quienes estuvieron anoche en el estreno y a quienes agradeció el artista al término de la función (23:30).

La obra escrita por él y para él (la primera que escribió fue Fantasías de un seductor) tiene una estructura que permite el cruce entre ficción y realidad, ya que al tiempo que ensaya una novela televisiva con su ex, Manuela, interpretada por la salteña Roxana Lugones, los protagonistas vuelven sobre su divorcio y se produce una hibridación entre los planos. La ficción dentro de la ficción permite un juego de volver a pensar en el amor mientras que la seducción del uno hacia el otro se ejerce cada vez con mayor fuerza.

El marcado ritmo discontinuo del desarrollo y los cortes que producen las canciones de Silvestre, que en “Divorciadamente juntos” es el personaje central, le quitan cuerpo a la escena. La pieza se sobrepone con el humor de situaciones y determinados parlamentos que exponen el interés mutuo que mantienen ambos por la vida del otro. Lugones se luce mejor en la comedia cuando sale del personaje amoroso y se mete en su propio vuelo humorístico. Su par, Silvestre, lo hace cuando interviene simpáticamente para manipular las situaciones de encuentro. Ambos producen buena química cuando están ausentes del papel que interpretan, cuando simplemente se dejan llevar por lo que pasa.

El cantante no ha perdido el tono galán que siempre lo caracterizó. A sus 62 años mantiene un sex-appeal que su partenaire completa con un particular atractivo, ya que la gracia de Roxi Lugones puede abarcar la escena total, sobre todo porque su rol llega a la escena desde el bajo perfil. Entonces sorprende lo inesperable.

En el cierre, Silvestre canta, lo hace muy muy bien, como en el inicio. Cada artista explota en el escenario lo que mejor sabe hacer. Estoy segura que la obra puede llegar a ser un éxito de público con esta dupla, siempre y cuando los engranajes de la maquinaria teatral, logren aceitarse. Una obra con aire retro y lenguaje actual, para recomendar y disfrutar.