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jueves, abril 25, 2024

No proponer nada… no explicar nada

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Federico Sturzenegger, actualmente en ejercicio de una diputación nacional por el derechista partido político PRO -que a nivel nacional lidera el precandidato a presidente de la Nación Mauricio- es también un economista de nota, profesor de universidades de primer orden, y un exitoso –liberalmente hablando- funcionario en el gobierno nacional de Fernando De La Rúa primero y en el gobierno de la CABA después.

En el mes de abril de 2014 este catedrático dio una conferencia en la Universidad de Columbia en EE UU, y en la misma expuso el método seguido para obtener el cargo legislativo que detenta, siguiendo los consejos del principal asesor de campaña del macrismo el ecuatoriano Jaime DURÁN BARBA.

Y como quien mira llover enumeró prolijamente los mecanismos para llevar adelante las entrevistas periodísticas compradas para captar votos, que tienen reglas muy claras de las que el famoso asesor aconseja no apartarse nunca.

La primera premisa es no proponer nada, la segunda es no explicar nada; la tercera es que cuando se llega al gobierno se hace lo que uno quiere pero nunca hay que decirlo en los debates; la cuarta es no hablar de la inflación y decir cualquier cosa, por ejemplo hablar de los hijos; y finalmente, tener claro que lo que se deben ganar son los votos y no el debate.

Fiel a estas premisas el entonces candidato a legislador nacional, cuando fue entrevistado y preguntado por la situación económica dijo: “Todos los vínculos humanos se basan en la verdad. El mío con mi mujer, el mío con mis hijos… ¿queremos hablar de inflación? Yo quiero hablar de cómo Argentina va a recuperar la verdad”. Con ese método fue electo.

Sorpresivamente para muchos el principal usufructuario de los servicios del asesor ecuatoriano, el candidato MAURICIO MACRI, pasó en las últimas semanas de proponer las reprivatizaciones y la revisión del sistema de asistencia social y hasta de anunciar que dejaría sin efecto el llamado Fútbol para Todos, a defender a ultranza todas esas medidas y a jurar que no cambiará nada.

Esto obviamente que no se ha generado porque el llamado modelo kirchnerista y la Presidenta en transición lo hayan convencido, sino porque las mediciones electorales no mostraban buen eco ante ese discurso, y como no hay que ganar debates sino los votos (Duran Barba dixit), sin tapujos se dieron vuelta como panqueques y pasaron a pregonar todo lo contrario de antes.

Y para comprobar que la falsedad de lo actuado es perfecta, en estos días previos a las PASO presidenciales del 9 de agosto se hizo viral un instructivo del PRO dirigido a los candidatos y militantes del partido, para seguir un libreto único que pudiera mínimamente disimular el abrupto cambio de discurso de su líder máximo respecto a la AUH, Aerolíneas Argentinas, YPF, porque el discurso privatista inicial les restaba votos cada día.

La enseñanza de La Rata (*) ha calado hondo en el pensamiento de toda la fauna política derechosa, que se apresta sin lugar a dudas en caso de ganar las elecciones de octubre, a imponer las viejas y consabidas recetas neoliberales de los años noventa, y para llegar tienen que emular al mentor de todas las reformas de esa década infame y ocultar las reales intenciones.

Una actitud claramente tardía que la vuelve poco creíble, mucho más viniendo de la mano de empresarios que se hicieron millonarios de la mano de aquellas viejas recetas privatistas.

Basta recordar que este candidato y su papá, cuando todavía no se habían desconocido, recibieron de regalo el Correo Argentino en 1997, y lo devolvieron quebrado y debiendo mil millones de pesos-dólares de canon e impuestos.

Tener memoria no solamente sirve para no cometer los mismos errores dos veces, sino también para desmitificar la banal creencia que todavía algunos incautos tienen de pensar, que como el sujeto es un exitoso empresario, si manejara el País de igual manera podríamos ser exitosos todos.

El sofisma expuesto se cae a pedazos si consideramos simplemente que su éxito se debe al fracaso de todos nosotros, que durante la década vergonzosa de los años noventa regalamos todas las empresas del Estado a oportunistas como éste, -e inclusive a gente peor- que no dudaron en incrementar exponencialmente sus patrimonios mediante el fraude.

Así entonces queda claro que las mismas reglas por las que se venden jabones o profilácticos, son las que se usan para vender imagen política y captar votantes.

Y así se ensayan para convencer a electores las mismas reglas que se usan para los actos comerciales, y los ciudadanos a base de publicidad machacosa terminan por creer las promesas insustanciales y cambiantes.

Esa actitud es tan ingenua como creer que los jabones son inteligentes, o que el champú es distinto para varones que para mujeres, o que un desodorante es capaz de seducir a bellas modelos instantáneamente.

Para comprobar que quien más invierta en publicidad será el ganador, basta con hacer la elemental prueba de preguntar a los transeúntes en la calle qué opinan del candidato Codoni, Llach, Olaviaga o Bregman, y podrán comprobar que casi ninguno pude responder.

(*) Presidente constitucional de Argentina 1989-1999 que ante el periodista Bernardo NEUSTADT acuñó la conocida sentencia: “Si hubiera dicho lo que iba a hacer, no me votaba nadie”

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2 COMENTARIOS

  1. No proponer nada… no explicar nada
    Gracias Tala por participar, en realidad seria para largo responderte, pero en términos generales coincidimos. No hay entre líneas ni tengo intención de votar yo tampoco a ninguno de los dos. De hecho, yo no concurro a votar desde hace muchos años. El artículo es sobre la estrategia fallida de Macri, lo que no lo hace buenito al otro. Podés verlo en todas las editoriales anteriores, en las que todo lo que apuntas está dicho y más.
    Daniel Tort

  2. No proponer nada… no explicar nada
    Es increíble que, en un país con once millones de pobres (según los cálculos del Observatorio Social de la UCA, porque según Aníbal tenemos menos pobres que en Alemania), con escuelas públicas y privadas con graves déficits en la calidad de la enseñanza (ver las pruebas PISA), con alta desocupación, con chiquitos que en el Norte se siguen muriendo por desnutrición; con todos estos problemas, es increíble que los candidatos con mayores posibilidades de ser electo presidente sean Daniel Scioli o Mauricio Macri: uno un menemista de pura cepa que hace pocos días tuvo palabras de agradecimiento en La Rioja para Carlos Saúl por haberlo introducido en la política, y el otro que desde afuera de las estructuras del peronismo aplaudió a rabiar todo lo que el Turco hizo en sus diez años de mandato. Si hasta parecen primos hermanos.

    Cuando la disputa es solo entre dos postulantes, hay dos maneras de ponerle fichas al candidato que uno prefiere: una es elogiando sus virtudes y destacando sus logros presentes, y la otra es denostando furiosamente al otro candidato. ¡Muy inteligente lo tuyo Tort, te felicito! Yo no pienso votar a ninguno de los dos, pero ya que te ocupaste de uno, yo me encargo del otro.

    El Peronismo no es algo que le haya interesado particularmente en su vida a Scioli. Como se dijo su incursión en la política empezó de la mano de Carlos Menem y su hermano Eduardo, quienes lo hicieron primero diputado y luego secretario de deportes. No es el primero que llegó al Partido Justicialista de esa manera, también lo hicieron Palito Ortega, Reuteman y hasta el mismo Domingo Cavallo.

    Cuando se habla de los noventas y se demoniza al menemismo se omite decir que el Turco, Cavallo y Roberto Dromi (el arquitecto de las privatizaciones) no estuvieron solos, y que quienes los acompañaron e hicieron posible esa década, ahora tan denostada, tienen nombre y apellido. Por ejemplo el gobernador de Santa Cruz, un tal Néstor Kirchner, que dijo en aquel momento que los verdaderos traidores a la patria eran los que no querían que YPF se vendiera (pobres radicales que se opusieron decididamente); un tal Oscar Parrilli que fue el miembro informante en el Congreso cuando se trató la ley de privatización de la petrolera estatal; la burocracia sindical corrupta que bajó la guardia mientras despedían a sus compañeros (salvo honrosas excepciones como Hugo Moyano); los políticos peronistas que apoyaron los indultos (también aquí con excepciones valientes como la del Grupo de los 8); en fin podríamos hacer una larga lista. Daniel Scioli era, en ese momento, un ladero más de Menem, pero no por eso dejó de acompañarlo entusiastamente en cuanto el Turco hacía, en definitiva era su ahijado.

    Cuando Eduardo Duhalde lo designa candidato a presidente a Kirchner, y antes de entregarle el paquete completo del Peronismo, se lo entrega también a Daniel Scioli para que lo acompañe como vicepresidente. Si Danielito era obediente con Menem y luego con Duhalde, también debía serlo con Néstor y Cristina; es un muchacho todo servicio. Como es un chico que siempre corría de atrás, sin tener un protagonismo esencial, es lógico que cargue con menos culpa que otros.

    Si los que apoyaron ayer la venta de YPF, los ferrocarriles y Aerolíneas hoy las estatizan a medias, Scioli no iba a ser distinto, Que tiene de malo ser ayer privatista y hoy estatizador. Todo sería un chiste si no fuera porque los vaivenes político-ideológicos del Peronismo le han costado al país miles de millones de dólares, y en un país donde la mayoría de la población no tiene agua potable, ni cloacas, ni escuelas decentes ni hospitales públicos aceptables, esto es más que una tragedia.

    En la provincia de Buenos Aires la gente dice que en estos años el Banco de esa Provincia le ha otorgado a Karina Rabolini, la esposa del candidato, préstamos millonarios para sus empresas de lencería fina y modas para la clase media alta, y que nunca los devolvió. Pero eso debe ser obra de la propaganda derechosa como vos decís. Atacarlo justo a él que es la anti derecha, o sea un izquierdista a ultranza.

    No abundo más en detalles sobre Scioli; los mismos militantes del kirchnerismo duro fueron más virulentos con él cuando se jugaban todo por Randazzo; lo que sucede es que Daniel tiene cara de bueno y por eso midió más en las encuestas. Por eso resultó ser EL CANDIDATO de Cristina, aunque, para marcarle la cancha, le pusieron a un comisario político: el ex estalinista maoísta “Chino” Zannini.

    Scioli tampoco dice qué va a hacer si gana, será por eso de no avivar giles o porque puede salir con un martes 13. No dice por ejemplo, qué va a hacer con la timba de los casinos, sobre todo si el que maneja ese negocio multimillonario es Cristóbal López, el testaferro de la familia Kirchner. No dice que va a hacer con el narcotráfico, que en los últimos doce años ha crecido en forma exponencial (si lo sabrán los salteños ¿no?). ¿Va a devaluar? Si el gobierno “nacional y popular” se animó a devaluar en Enero de 2014, por qué Daniel no se puede mandar una. ¿Y la inflación que se come el salario de los trabajadores? ¿La va a controlar? Se ve que Sturzenegger no es el único que no quiere decir lo que piensa.

    Tu preocupación permanente Tort es qué va a hacer Mauricio, si gana, con la Asignación Universal por Hijo. Como decía Carlitos Balá, dormí con frazada, quedate tranquilo que nadie, ni el mismo Alvaro Alsogaray se animaría a tocarla. Cada AUH es un voto más allá de la pequeña ayuda que signifique para un necesitado, y los votos no se dilapidan porque sí, sobre todo si el que pone la guita no es el gobernante que la instrumenta sino los viejos jubilados que aportaron durante décadas al sistema previsional del país. Es la política populista del Hood Robin. Saludos.

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