Como se sabe, desde hace varios días que se padecen en determinadas regiones de Colombia y Venezuela, torrenciales tormentas que inundaron extensas zonas, lo que demandó las correspondientes evacuaciones.
Los desastres naturales, incrementados en su ciclicidad y furor por el cambio climático ocasionado por el capitalismo de fines del siglo XX…, son una (desgraciada) vara por la cual se puede medir el grado en que una forma de economía y sociedad se pudo librar de la violencia de la Naturaleza. En el ejemplo de Colombia, tenemos una forma de economía y sociedad capitalista distorsionada por la injerencia de los USA, de la “lucha” contra el narcotráfico y por las refriegas contra las guerrillas, en especial, las FARC, que son de orientación maoísta, al menos, en lo declamativo –responden por consiguiente, a un modelo de insurgencia leninista que poco y nada tiene de marxista o en todo caso, las FARC no se condicen con determinado marxismo que repudia un guerrillersimo demencial. El país colombiano, en tanto es capitalista, aunque fuere con las peculiaridades que apenas delineamos, se mostró impotente con respecto a las inundaciones sufridas.
Observemos ahora la situación de Venezuela. Por lo que enuncia una y otra vez, el Sr. Presidente Hugo Chávez, el Estado Bolivariano representa un socialismo para el siglo XXI. En ocasiones, aclaró uno de los sentidos de lo que se desparramaba como novedad: un capitalismo en el cual el Estado controle el mercado, regulando la extracción de plusvalía, la conversión de ésta en ganancia y morigerando la tasa de lucro, en pos de inversiones sociales crecientes. Al igual que en el ejemplo de Colombia, tenemos un capitalismo sui generis, pero capitalismo al fin.
Verdad que amplios sectores populares son anti imperialistas; cierto que se controlan hasta cierto punto, las perversiones de la propiedad privada capitalista; verdad que existen políticas públicas que se orientan a los grupos subalternos; cierto que los recursos estratégicos, como el petróleo, se manejan con alguna relativa independencia de las presiones internacionales, pero nada de eso es realmente, socialismo, ni siquiera en un sentido tradicional leninista (mucho menos, en un sentido hondamente marxista que implique la disolución inmediata del Estado, la expulsión de las multinacionales, la Reforma Agraria, la supresión del mercado, la eliminación radical de la propiedad privada, la supresión del dinero, el co gobierno de las masas en auto gestión cuasi anarquista, la eliminación de los distintos tipos de fuerzas armadas, la supresión de las instituciones disciplinarias de encierro, la eliminación de las clases, etc. –frente a la oleada neoliberal, que muchos reconvertidos kirchneristas salteños apoyaron en su mejor época, Chávez representó y representa determinado avance en una incierta dirección).
No obstante, supongamos por una concesión argumentativa que lo que se trata de implementar en Venezuela sea un socialismo para el siglo XXI y no un capitalismo aggiornado con más beneficios sociales para los complejos y abigarrados conjuntos populares. Veríamos que la catástrofe natural padecida explicita que a ese socialismo le faltó destinar una parte de sus recursos o del “presupuesto”, a un fondo para la previsión de los desastres naturales, que es lo que plantea el Marx de la Crítica al Programa de Gotha. Y es que los actuales gobiernos de centro izquierda de América Latina, representados por Correa, Lula da Silva, Cristina Fernández, Chávez –el caso del Sr. Evo Morales es más intrincado–, no se inspiran de una forma decisiva en un Programa socialista, al que en el fondo, consideran pasado de moda (los desastres naturales muestran cada tanto, que el socialismo de Marx es en realidad, el socialismo del siglo XXI; el pobre y desprestigiado Marx es el pensador del futuro –habrá que realizar el marxismo de Marx con astucia; por eso digo que el socialismo debe venir con pies de paloma…; ir a http://www.salta21.com/Que-es-el-kirchnerismo-Una.html).
