La directora salteña Lucrecia Martel aborda un fenómeno social gestado en las últimas décadas: los countrys. Son barrios amurallados dentro de la ciudad, fortalezas posmodernas antidemocráticas que fragmentan la sociedad y psicotizan al individuo.
El cortometraje «La ciudad que huye», es una investigación realizada el año pasado por la cineasta para una muestra itinerante de la facultad de arquitectura de la universidad de Buenos Aires.
Con la mirada lúcida, el ingenio creativo y la interesante percepción que caracteriza a esta artista, este corto muestra cómo algunos integrantes de nuestra sociedad viven en una Cultura Country«regresando al primitivismo» según Martel,encerrándose en los barrios privados y saliendo solo a «cazar» a esa jungla de cemento que es la ciudad.
El trabajo describe paredones, alambres de púas, portones electrizados, guardias etcétera, a modo de barreras que separan y excluyen a los demás vecinos de la misma sociedad.
Pasajes y calles con carteles de «Prohibido el paso» se imponen al vecindario que tiene sus propias estaciones con guardias privados, escuelas y hasta centros médicos. Asi se autoaíslan los que viven en más de los seiscientos barrios y Countrys del conurbano bonaerense.
Como ya ocurrió con su magnífico corto «Rey Muerto» y sus dos largometrajes -La ciénaga y La niña santa- que recibieron premios internacionales y cautivaron a críticos y público en festivales de primer nivel como el de Berlín y el de Cannes, en su nuevo cortometraje Lucrecia Martel tiene el talento indiscutido de sumergirnos en una delicada y sensibilísima atmósfera. Esta vez está abocada a analizar aguda y lascerantemente problemáticas sociales que desnudan la intención de los nuevos modelos de sociedad que propone e instala el neoliberalismo.
Por supuesto que estas barreras urbanas generan violencia alrededor de la ciudadanía y constituyen un problema de exclusión y discriminación, hasta se podría decir «amorfizante» para los niños que crecen distanciados de la población a la que sólo miran de lejos, cuando salen de sus casa-cárceles.
La mirada de Lucrecia nos hace ver esta realidad:
«La ciudad no es solamente un grupo de edificios y servicios que se le brindan a los ciudadanos, es un espacio narrativo donde uno arma su identidad»
«Esto desaparece en esa cosa articulada llena de pasajes barreras y dispuestas de una manera ficticia que tienen los barrios cerrados»
«Peligra la idea simbólica de ser ciudadano»
El espacio en el cual un ser humano crece genera más adelante su descripción del mundo, su universo, con el cual formará asociaciones diversas y construirá sus símbolos para inventar sus códigos que harán de ese ser un humano comprensible y socialmente adaptable.
Por supuesto que diversos factores pueden alterar ese desarrollo pero el encierro y la privación de entornos más reales es sin duda un problema social porque fragmenta a la sociedad en compartimentos estancos y personal porque psicotiza al individuo.
Enlaces:
– Cortometraje «La ciudad que huye» de Lucrecia Martel.
hacer click para ver el cortometraje
http://www.youtube.com/watch?v=LeUvjPIJm_s
– Entrevista a Lucrecia Martel en Sao Paulo
http://www.youtube.com/watch?v=ELsZtUEnuDM