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viernes, marzo 29, 2024

Luis Alejandro Lescano, recuerdo de un luchador, héroe y mártir

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En la noche del 13 de marzo de 1976, fue secuestrado por un comando dirigido por Antonio Musa Azar, jefe del Departamento de Informaciones Policiales del Gobierno de Carlos Arturo Juárez, en la Plaza Independencia de Santiago del Estero.

Papá:

Cuando te secuestraron el 13 de marzo de 1976, tenías 64 años. Las personas que lo hicieron tienen nombre y apellido, sin embargo nunca fueron castigados y tenemos que encontrarlos todos los días, ocupando cargos políticos o públicos o caminando libremente por las calles; hiriendo profundamente, no sólo a la familia que sufrió tu pérdida, sino también a la dignidad de un país que sufre una herida sangrante que no cicatriza.

En un momento lograron transformar tu identidad de padre, hermano, esposo, político, hombre inquieto que se preocupaba por la gente de su pueblo, defensor de presos políticos y de derechos humanos, que luchaba por principio y valores desde muy joven, cuando militabas en el movimiento estudiantil en la Universidad de Córdoba, cuando fuiste diputado y cuando representaste al país en los Congresos Mundiales por la Paz

En el instante en que el taxi que viajabas fue cruzado por dos vehículos, te sacaron a la fuerza y te subieron a uno de los autos, pasaste a ser un “desaparecido”.

Nunca supimos a donde te llevaron, nosotros no sabíamos, la gente no sabia, pero ellos sí sabían, ellos si saben, lo que hicieron contigo, a donde te llevaron, a donde te escondieron, a donde te torturaron. Ellos saben, siempre supieron.

Desaparecido

¿Qué buscas solitaria figura,

deambulando por la Plaza?

Deja que te inunde el sol

que el calor cure el oscuro silencio de tu alma.

Todo está allí, llena de ruidos

¿Por qué no te quedas tú?

¿Por qué dejas tu lugar vació?

La armónica estructura cambia.

Te arrancaron de la Plaza

Padre

No quiero que me digan

De tu muerte

Tú sabes

Que nunca olvidaremos,

tu rabia

tu amor

tu verdad

Surgirá tu sangre ardiente

Como un torrente…

Será río

y en él

ahogaremos el infortunio.

– Nenina Lescano (1996 – 2009)

Los hechos

En la noche del 13 de Marzo de 1976, fue secuestrado por un comando dirigido por Antonio Musa Azar, jefe del Departamento de Informaciones Policiales del Gobierno de Carlos Arturo Juárez, en la Plaza Independencia de Santiago del Estero.

Nunca fue encontrado. Es una de las personas detenidas-desaparecidas por las cuales se pide el juicio y castigo de los culpables, en la mega causa iniciada por la Asociación por la Memoria, Verdad y Justicia de Familiares de Detenidos -Desaparecidos de Santiago del Estero.

Nació el 28 de junio de 1912 (Añatuya-Provincia de Santiago del Estero). Casado con Blanca del Carmen de la Torre. Se inicia en la política como dirigente estudiantil en la Universidad Nacional de Córdoba, en 1943 ya recibido de abogado, vuelve a su provincia a ejercer su profesión. Conjuntamente a su ejercicio profesional en el área penal, desarrolla una importante militancia política en el Partido Radical, saliendo electo como diputado provincial en 1946.

En 1952, integra la delegación Argentina que participa en el Congreso Mundial por la Paz, viajando por Viena, Austria, Checoslovaquia, etc. Cuando regresa a Santiago es designado asesor en Vialidad Provincial.

Permanentemente denunciaba la corrupción o los negociados en el periódico local, convirtiéndose con los años, en el defensor de la gente de escasos recursos. Se opuso al monopolio del juego y a la privatización del Banco Santiago del Estero. Denunció reiteradamente a la Policía Provincial. Se enfrentó con Juárez, en distintas etapas políticas, como defensor de los Derechos Humanos y presos políticos.

Durante la presidencia de Isabel Perón, fomentaron y encubrieron la actuación de los grupos parapoliciales de ultra derecha conocidos como “triple A” (alianza anticomunista argentina) que actuaban protegidos por el gobierno provincial y nacional) que retiraban toda vigilancia sobre la zona que se iba a realizar algún operativo. El terrorismo de Estado fue blanqueado por el Golpe militar del 24 de marzo, que maximizó la represión violando abiertamente todos los derechos de las personas con una evidente política de exterminio.

Actualmente, el anfiteatro de la plaza tiene su nombre y un monolito puesto por la Asociación por la Memoria, Verdad y Justicia de Familiares de Detenidos-Desaparecidos de Santiago del Estero

Época negra de la historia argentina

– Por Jorge Lescano

El año 1976 fue la culminación de un largo proceso de persecuciones políticas y de limitación de las libertades de los argentinos, proceso este que comenzó en el año 1966 con la instauración de la dictadura de Onganía, en esta década se sucedieron los atropellos contra la civilidad y las clases obreras y estudiantiles de nuestro país, las clases pensantes y combativas, defensoras de los derechos elementales de la libertad y del hombre fueron marginadas y perseguidas por grupos militares y paramilitares, en marzo de 1976 el 24 para ser mas exacto comenzó el peor genocidio que conoce la Argentina después de las masacres consumadas por Roca y la conquista española, este genocidio del que aun recibimos coletazos es el principio de todas las crisis de impunidad posteriores en el país, la inseguridad de hoy es producto de esa época negra de la historia argentina.

Las prerrogativas que tenían los asesinos integrantes de “grupos de tareas” pasaban desde la impunidad para matar robar y saquear a los perseguidos políticos como la de privarlos de su libertad , torturarlos y asesinarlos en cárceles clandestinas creadas y fomentadas desde el Estado, todos estos asesinos continuaron después de la dictadura con sus practicas delincuenciales, otrora disfrazadas con una ideología perversa, la mayoría eran policías y militares, gendarmes y guardiacárceles, quienes funcionaban en conjunto en una cadena de impunidad.

Esto como prólogo, el motivo de mi carta es para recordar el 13 de marzo de 1976, fecha del secuestro y, se supone posterior asesinato de mi padre el Dr. Luis Alejandro Lescano. Es importante para mí recordarlo, y creo que debería serlo para todos ya que el crimen se mantiene impune y sin embargo no percibo urgencia ni en la Justicia ni en la sociedad por resolverlo, imputar y someter a juicio a los culpables.

Sin embargo, mi familia y yo hemos sobrevivido a esto y continuaremos nuestras vidas, pero es importante que sepamos que para que ocurran cosas como éstas se requiere de la complicidad de muchos sectores.

Se cumplen 33 años de la desaparición de mi padre y sostengo que los argentinos no podemos echar al olvido a los mártires de nuestra historia, si esto hubiese ocurrido con las valientes mujeres de cottom en Nueva York hoy no recordaríamos a las mujeres el 8 de marzo, si olvidamos nuestros héroes, si olvidamos a quienes cayeron para recuperar nuestra libertad estamos sembrando impunidad, inseguridad, rencores y olvido que es lo peor que le puede pasar a una sociedad.

Por último, es muy importante agradecer al ex intendente Mario Bonacina, quien puso el nombre de mi padre a una calle del barrio Borges; al jefe de Gabinete, Elías Suárez, por el monolito que se erigió en el lugar de su secuestro; y al intendente Julio Alegre, quien le rindió un homenaje, imponiendo su nombre al anfiteatro de la plaza Sarmiento.

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