En la mañana del Jueves 29 de Noviembre el presidente MACRI en un ampuloso acto protocolar y rodeado de la crema de la economía desarrollada, asumió la presidencia pro tempore del llamado G20.
Un hecho inédito en esa organización, que por primera vez desde su creación en 1999 permite que un sudamericano se desempeñe en ese cargo.
Esta situación -para muchos inesperada- obliga a preguntarse qué ha cambiado en las relaciones de Argentina con los países poderosos del mundo desarrollado.
Y ese cambio no es menor, ya que apenas cuatro meses antes en Hamburgo, ninguno de los líderes políticos de los mandamases de la economía mundial que ahora aplauden a rabiar al ingeniero, quiso reunirse un minuto.
Angela MERKEL eludió directamente cruzarse, y la primera ministra del Reino Unido THERESA MAY canceló una reunión aludiendo a supuestos problemas de agenda, y las redes sociales ridiculizaron al presidente haciéndolo pasar por vendedor de limones.
En cambio ahora asisten sonrientes a este evento sorpresivo, y con una oratoria diferente MACRI se jacta de que ahora el mundo nos toma en serio, y que va a mediar sin alzar la voz, en clara alusión a la ex presidenta Cristina FERNANDEZ.
Y a poco que se analice se advierte que precisamente lo que ha cambiado es el rumbo total del País, con un indigno alineamiento, la sumisión ilimitada, y la obediencia literal a los requerimientos del FMI.
El frente oficialista PRO–UCR y otros aliados, fortalecidos por el resultado electoral de Octubre, está ahora avocados de lleno en hacer los deberes que los organismos de crédito internacional reclaman.
Las tres reformas legislativas que se van a imponer en el orden fiscal, previsional y laboral, han mostrado a un primer mandatario confiable para los intereses de ese capital especulativo concentrado.
Son todas pruebas directas y eficientes de que la derecha institucionalizada está dispuesta a vulnerar los más elementales derechos constitucionales y hasta alimentarios de la población, para dar más ventajas competitivas.
Se mete la mano otra vez más en el bolsillo del sector pasivo como ocurriera en el gobierno de la Alianza cuando se quitó también el 13% de los magros haberes de los jubilados, y en aquellos nefastos días también se hablaba de que el esfuerzo era de todos.
Se avanza con una reforma de la ley de contrato de trabajo que retrocede a comienzos del siglo XX, cercenando derechos protegidos con normas constitucionales y un sinnúmero de tratados internacionales.
Y se obliga a las Provincias a arrodillarse ante un esquema de recaudación y distribución que contraría la base del pregonado federalismo, en actos de extorsión expresos y claudicantes.
Se aumentan las alícuotas tributarias para la mayoría de los trabajadores y a la vez se reducen progresivamente los aportes a los grupos privilegiados -como la minería- para que en un futuro cercano directamente queden eximidos.
Esas empresas que afirmaron sus inversiones con vergonzosas tasas de retorno al amparo del código minero hecho a su medida en los años noventa, son las que elogian la seguridad jurídica que –en la visión de ellos claro- rige ahora en el País.
Y ya se habla sin tapujos de la proyección a seis años del sistema que aplauden. Dos que restan del primer mandato hasta el 2019 y la impulsada reelección lanzada sin titubeos en los medios masivos –casi todos- adictos a la movida oligárquica gobernante.
Y finalmente pero no menos importante, de la mano de la improvisada ministra de seguridad –o inseguridad, según de qué lado estemos- el gobierno ha dado muestras precisas de que si para imponer el modelo y el relato tiene que reprimir y matar, lo harán.
Con una clase media azonzada como en las mejores épocas, repitiendo en todos lados las frases hechas que imponen los LANATA, los LEUCO, los FANTINOS y hasta gente peor, el sistema se retroalimenta con éxito.
El genial marketing publicitario que han montado para esta nueva empresa, sin lugar a dudas ha sido gravitante para los resultados electorales, y para poder seguir sosteniendo que por la corrupción del gobierno anterior es que ahora no hay otro camino.
El sello de remate y certificación de que la famosa seguridad jurídica para los especuladores está garantizada, lo constituye el brutal avasallamiento de la división de poderes y las amenazas a la vista de todos, a los magistrados que intenten contrariar el nuevo relato.
A este esquema Marcos PEÑA lo llama haber ingresado al mundo, y que ese mundo ahora nos toma en serio, mientras el presidente se jacta de que Argentina está en un lugar relevante, pero sin aclarar para quién fructificará esa relevancia.
A tono con el discurso hipócrita que siempre tienen las autoridades del engendro G20, en todo este contexto de reformas retrógradas, derogación de leyes protectorias, y baja de haberes y jubilaciones en medio de tarifazos constantes, nos dicen sin rubor que la finalidad es reducir la pobreza.
Y no está mal que mientan y lo repitan, porque al fin y al cabo es el negocio de ellos, aumentar sus ganancias a costa del trabajo ajeno, que es la esencia del capitalismo.
Lo que realmente está muy mal y resulta casi inentendible, es que los destinatarios que se van a ver perjudicados con todos estos planes perversos, y a los que se le anuncian todos los días más recortes y aprietes, sigan apoyando casi incondicionalmente a sus propios verdugos.