Al quinto tema, el líder de la banda tucumana, Fede Falcón, dijo: “Palmas Salta…! recién se calienta la noche”… Largaron con “A mi no Bwana” y no pararon hasta tocar 17 temas. Parejas de baile salsero de Estudio 54, Claudia Mariscal y Marcos, también subieron al escenario.
La propuesta de Mano e mono es que todos se pongan en onda y bailen en los pasillos del Teatro. Así ocurrió en la Sala Juan Carlos Dávalos anoche, pasadas las 22 y hasta cerca de la medianoche, junto a Federico Falcón (cantante, percusionista y líder de la banda), Omar Vega (timbales, percusión y coros), Peka Vallejo (batería), Pablo Yurko (guitarras), Gabriela Quiroga (flauta traversa), Sole Repezza (bajo) y Rudy Vera (bongó, percusión y coros).
La banda tucumana se viene con todo de la mano del Indio Márquez, guitarrista y productor de Javier Calamaro, quien está conforme con el trabajo que viene realizando Mano e mono . El disco nuevo de la banda se cocina bajo la post-producción de Márquez cuyos arreglos se harán en el estudio de Mario Breuer, en Buenos Aires, productor musical de los discos de Charly García, Soda Etéreo, Javier Calamaro, Andrés Calamaro y Fito Páez, por nombrar algunos.
El repertorio de Mano e mono fue variado y no faltaron por supuesto los temas del primer disco como “El regreso del Gordo Tomás” (tema 14) o “La Colombiana” (15), esta última en la “sección” cumbias, donde se vino también “La Cumbia de los monos” .
Buen show con “Pa mi Negra” y entre los temas del cancionero popular cubano interpretaron “Lágrimas negras” . Con los románticos se fueron al Caribe, sólo dos temas de este estilo en versión propia y con acento afro.
Pasó la rumba también y cerraron el show con “Guantanamera” . Mucho ritmo, mucho baile, muchas palmas, gran energía, buena onda y músicos que se desafían a sí mismos, fue la propuesta de anoche con la banda más salsera de Tucumán.
Falcón recomendó el espectáculo del Flaco Pailos, quien estará esta noche en el Teatro del Huerto.
No estaba totalmente colmada la sala pero con el buen ánimo de los espectadores que se engancharon en la fiesta salsera, se sentía como si explotara de gente. Además el sonido y la iluminación, también colaboraron con el espectáculo del grupo.
El otoño invernal ni se sintió en la Dávalos. Y claro, si parecía sol de verano en una playa caribeña con música bien sonada y bailes encendidos.
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