Daniel Campos dio testimonio de su juvenil madurez -apenas tiene treinta años- está afianzado en su carrera artística presentándose como solista en distintos escenarios europeos y además montó en París su propia escuela de música.
Salta, miércoles 25 de agosto de 2010. Teatro de la Fundación Salta. Recital de Daniel Campos (piano). Fantasía en Do mayor op. 17 (Robert Schumann 1810-1856). Balada en sol menor op. 23 y Sonata en si bemol menor op.35 (Frédéric Chopin 1810-1849). Ciclo del Mozarteum Argentino Filial Salta.
Merecidamente dedicado a su primera maestra, la excelente pianista y pedagoga platense Alicia Carbonell, este nuevo recital del salteño Daniel Campos, radicado definitivamente en París (Francia), que cada tanto vuelve a ver a su familia, sus amigos y a conectarse con su público, es posible de ser calificado con los mejores objetivos. Campos aprendió a desarrollar su natural talento con su humildad y disciplina, tal vez sin darse cuenta, por eso, su pianismo, sus palabras, que muestran un ligero pero evidente acento galo y su gestualidad, conducen a una notoria elegancia y finura.
Es verdad que Schumann, a lo largo de su vida, mostró con normalidad su vena romántica pero alternándose con esa normalidad, también tuvo episodios de desordenes emocionales. Esto exhibe una personalidad dual, bipolar. La Fantasía escuchada pertenece a sus mejores momentos síquicos. Compuesta para honrar a su admirado Beethoven también contiene referencias al anhelado reencuentro con su amor de toda la vida, la pianista Clara Wieck cuyo padre luchaba férreamente por separarlos. Es una página maestra que nació con la intención de ser una sonata, pero que finalmente, dadas las libertades del romanticismo, devino en Fantasía con la cual el autor expresa abiertamente sus sentimientos personales.
Luego dos obras del polaco Chopin. Primero la mas atractiva de sus cuatro Baladas, justamente la que lleva el número 1, con su famoso tema de seis notas de evidente belleza, lirismo y melancolía que finalizan en una brillante serie de acordes descendentes y después la conocida Sonata nº 2 op. 35 llamada también “Sonata Fúnebre” por su tercer movimiento, precisamente una marcha que refiere la tan temida muerte. El carácter lúgubre de la obra no le quita fuerza, bravura y limitado virtuosismo con un final terrible por lo complicado y difícil.
Daniel Campos dio testimonio de su juvenil madurez -apenas tiene treinta años- está afianzado en su carrera artística presentándose como solista en distintos escenarios europeos y además montó en París su propia escuela de música. Es dotado, sensible, fino, dominador de los autores que aborda. Hoy es una realidad de lo que ví y escuché hacen veinte años cuando debutaba y daba la sensación de una promesa fabulosa. Tiene un enorme bagaje de posibilidades expresivas una de las cuales es el manejo de las intensidades sonoras acorde con el discurso en marcha. Esto último solo se logra con talento pero también con un estudio profundo del material a exponer. Fue muy aplaudido y por ello fuera de programa hizo un Nocturno más el último de los veinticuatro Estudios de Chopin para cerrar con un delicado arreglo de la conocida Alfonsina y el Mar.
– Nota relacionada:
Concierto de Daniel Campos, el sexto del Mozarteum
http://www.salta21.com/Concierto-de-Daniel-Campos-el.html