El neurocirujano Roberto Rosler, analiza los circuitos del sistema nervioso para explicar emociones como la agresividad, la tristeza, el miedo. Esta disciplina de las neurociencias, se denomina “neuro-biología de la afectividad” y vendría a demostrar al final de todo, que el inconsciente, existe.
Los invito a descubrir qué tiene para decirnos este hombre que con rigurosidad científica combinada con un alto grado de humanismo, explica temas que a diario nos preocupan:
Como dice el asunto, esto es para mujeres y hombres inteligentes.
Prepárense: ambos tenemos un cerebro del paleolítico. Pero así y todo, tal vez teniendo en cuenta las conclusiones de este notable profesional –podrán ver su perfil al final-, podamos acompañar estos tiempos post-todo.
Aquí un resumen del artículo. Las comillas están evitadas para hacer más ameno el texto. Prácticamente, son textuales palabras.
Tenemos una visión inconsciente, en paralelo, que también procesa información
El nervio óptico tiene una terminal en la corteza moderna del cerebro, que es la parte consciente, pero tiene otra terminal en el complejo amigdalino, que es la corteza reptiliana, la que nos queda de una etapa evolutiva anterior. Esa vía procesa, sobre todo, gestos emocionales. Cuando una persona no nos cae bien, y no sabemos por qué, muchas veces lo que sucede es que hemos percibido algo de un modo no consciente.
La neurofisiología que se enseña en la Facultad de Medicina es ortodoxa, sigue la separación entre el alma y el cuerpo iniciada por Descartes». «Como los afectos no se pueden medir, muchas veces los médicos desatendemos ese campo.”
Vivimos en la modernidad, pero nuestro cerebro sigue siendo del paleolítico
Nuestro cerebro está brillantemente adaptado al paleolítico, una época en la que no había contadores, índices de inflación, políticos, ni suegras. El estrés era provocado por algún felino que nos quería devorar. Al cabo de unos minutos, el felino nos comía o nos subíamos a un árbol, y todo terminaba. Vivimos de esa manera durante un millón trescientos noventa y tres mil años. Hace sólo siete mil años que nos transformamos en sedentarios, pero fue sólo después de la II Guerra Mundial cuando nuestras sociedades se trastornaron a una velocidad nunca observada.
Características de las sociedades contemporáneas que representan un reto para ese cerebro paleolítico
La rapidez de los cambios. La incertidumbre constante. Antes uno empezaba a trabajar en un lugar y sabía que se jubilaría ahí. Ahora nunca se sabe dónde va a terminar.
Algunos síntomas que consideramos patológicos, en realidad no son más que reacciones sanas
Muchas emociones que a veces consideramos patológicas, en el fondo, son normales. Sucede con el miedo y la tristeza. Hoy en día, a muchas personas que dicen que están tristes las diagnostican como deprimidas y les dan antidepresivos. En esta sociedad estar triste es estar enfermo, pero en la mayoría de los casos es normal ponerse triste. Está realmente enfermo quien nunca se pone triste.
Tener miedo es normal. Pasa como con la tristeza: si tenemos el circuito del miedo en nuestro sistema nervioso es porque a lo largo de milenios, al protegernos de daños corporales, eso aumentó nuestra posibilidad de supervivencia. Sorprendentemente, en el DSM-IV, el catálogo comúnmente aceptado de todas las enfermedades psiquiátricas, se describen muchas enfermedades entre cuyos síntomas está el miedo, ¡pero no se habla de ninguna enfermedad por no tener miedo! El miedo a las alturas, por ejemplo, y hasta el estrés, en realidad son mecanismos sanos de supervivencia.
Hoy se diagnostica a muchos chicos con síndrome de atención disminuida
Neurobiológicamente, nuestro sistema nervioso central termina de madurar recién a los doce o trece años. Otras enfermedades, como el colon irritable, muchas veces ocurren porque vivimos constantemente estresados. En la década del 70, la mayoría de los infartados tenía más de 60 años; ahora no es raro ver a infartados de 30
El estrés impacta también en nuestra descendencia. La buena noticia es que también se demostró que la respuesta al estrés podía disminuir si la cría era cuidada por una madre tranquila, protectora y cariñosa.
Cómo disminuir la violencia en nuestro país
Especialmente con respecto a la Argentina. Hay que comprender que cuando una persona está en un estado de pobreza grande, cuando desde la infancia no ha tenido ninguna educación, cuando ha sido abusada y maltratada, la agresividad es una respuesta ineludible. La represión y la cárcel no son la solución. Estoy convencido de que lo único que se puede hacer para disminuir la agresividad es disminuir la pobreza y aumentar la educación.
Hacia dónde va la especie
Hay dos grandes tipos de organismos vivos: los especialistas y los generalistas. La cucaracha y el ratón son generalistas, porque pueden vivir en cualquier parte y bajo un abanico inmenso de condiciones. Nosotros, en cambio, somos especialistas. Eso significa que si hay un cambio brutal en el medio ambiente, lo más probable es que no sobrevivamos.
El problema es que con nuestra cultura nos hicimos generalistas: podemos volar, hacer submarinismo, vivir en los polos y en los desiertos. Todo eso ha hecho que nos creamos invencibles.
Confiamos tanto en nuestra cultura que creemos que somos generalistas, pero si nuestro medio ambiente cambia nos va a pasar como a los dinosaurios.
La diferencia entre hombres y mujeres
• La neurociencia de la afectividad es un argumento poderosísimo contra el machismo.
• El cerebro femenino es mucho más inteligente que el masculino y tiene muchas ventajas desde el punto de vista cognitivo.
• Las mujeres pueden procesar el lenguaje con ambos hemisferios cerebrales.
• Tienen conexiones más fuertes entre ambos hemisferios lo cual hace que el paso de la información de uno a otro sea más rápido y eficaz.
• La mujer siempre ha tenido funciones más importantes que el hombre en la reproducción y en el aporte alimentario.
• Muchos científicos se preguntan por qué prosperó la reproducción sexuada, si en el fondo representamos un doble costo para las mujeres
Por qué por lo general son los hombres los que detentan el poder
• Porque somos más fuertes muscularmente, no porque seamos más inteligentes.
• Y por miedo. Uno siempre tiene miedo a quien es más inteligente.
• En el sistema nervioso, el circuito de miedo potencia el de la agresividad, y el de la agresividad potencia el del miedo.
• Si se encuentran con una persona inexplicablemente agresiva con ustedes, es señal de que esa persona les tiene miedo.
• Si los hombres no tuviéramos miedo de las mujeres no tendríamos que ser machistas y les daríamos igualdad de oportunidades.
Mi propia conclusión, sin método científico pero, no por ello menos práctica
Cerebros del paleolítico… Y fíjense que, a grandes rasgos, además del cerebr, algunas coincidencias hay con nuestros ajetreados días. El predominante uso de la piedra, que ahora decora jardines, restaurantes, interiores, aquellas que se calientan para proporcionarnos relajación en masajes o bien, las otras que tocamos para energizarnos. Las piedras, tan en boga últimamente, fueron la materia prima por excelencia de esos remotos antepasados nuestros.
Además, los del paleolítico, se quedaban en un mismo lugar sólo hasta agotar los recursos naturales. ¿Vieron que no cambiamos mucho? Ya ven, con lo mal que tratamos al medio ambiente y lo inmortales que nos creemos, según Rosler, vamos a terminar como los dinosaurios. Éstos vivieron en el período jurásico de la era mesozoica, millones de años antes de la aparición del hombre y su cerebro paleolítico.
Así que, ¡seamos inteligentes! Paleolíticamente al menos. Y usemos nuestro cerebro si no queremos perecer como dinosaurios, jurásicamente, haciendo una verdadera involución hacia eras en que ni siquiera éramos concebidos.
Perfil de Roberto Rosler
Neurobiología afectiva
Neurocirujano en el Hospital Británico. Docente de la UBA y de la maestría de Neuropsicología del Hospital Italiano, su interés por la neurobiología afectiva ha quedado evidenciado en varios de sus trabajos. «Un viaje neurobiológico al interior del lenguaje» y «Bases neurobiológicas del psicoanálisis» son dos de ellos.
Distinciones científicas
Sus innovaciones en el campo de la neurocirugía le valieron varias distinciones, como, Premio Neurocirugía (otorgado por la Sociedad Argentina de Neurociencias), el Premio Raúl Carrea (de la Asociación Argentina de Neurocirugía), el Premio Julio Monereo en Oncología Pediátrica y el Premio otorgado por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva
Citas de Roberto Rosler, extraídas del artículo por Mori Ponsowy, suplemento Enfoques, diario La Nación, domingo, 18 de mayo de 2008
Para ver el artículo completo, http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1013181