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viernes, abril 19, 2024

Preguntas sin respuestas

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El pasado miércoles 18 de julio, el presidente de Argentina el Ingeniero Mauricio Macri, convocó en la residencia de Olivos a una programada conferencia de prensa, bajo estrictas reglas de protocolo para su desarrollo.

La finalidad de la misma –se explicó- fue tratar de aportar claridad y levantar el estado social de pesimismo que reina en la ciudadanía por la actual situación económico-financiera, y por la forma en que fuera convocada, generó muchas expectativas.

Pero a poco que se analice en concreto lo que no respondió el primer mandatario, se llega inevitablemente a una conclusión muy precisa y básica, pues al no permitirse repreguntas de los periodistas, cualquiera valoración que se haga resulta –por lo menos- sospechosa de que había un ensayo previo.

Las ambigüedades, vaguedades y evasivas del conferencista fueron tales, que un columnista de nota ha llegado a afirmar (Eduardo ALIVERTI en Página12 del 19/07/2018, “Una tormenta perfecta) que se trata de la primera conferencia de prensa que se realiza sin que el protagonista responda ninguna pregunta, conclusión que compartimos literalmente.

Más allá de las evidentes ayudas de los enviados de la prensa oficialista que evitaron cualquier referencia que pudiera generar un compromiso -lo que llevaron a cabo muy obedientemente- los desatinos fueron de tal caladura, que basta recordar que cuando se le preguntó sobre el debate del aborto, terminó afirmando que el turismo andaba en esos momentos muy bien en Bariloche.

Pero un poco más allá de estos desvaríos a los que el oficialismo gobernante nos tiene acostumbrados, hay que tener muy en claro que el mensaje brindado en general no ha sido para los ciudadanos, sino para los especuladores, los bancos dominantes, los acreedores externos, y el FMI. En definitiva para los dueños del poder real, que generalmente son mencionados como “los mercados”.

Se ha reafirmado en definitiva a esos sectores, que las decisiones financieras asumidas en los dos últimos años y medio de gestión no van a cambiar, lo que de ninguna manera es una casualidad, ya que en forma simultánea se reiteró el apoyo al negocio de la especulación financiera más vergonzoso del mundo, renovándose casi el 75% de LEBACS, aumentando considerablemente la tasa. (46,5%)

Para el resto de toda la ciudadanía el mensaje fue tan previsible como opaco, y el señor presidente siguió para ello al pie de la letra la estrategia mediático-comunicacional que desde Diciembre de 2015 le ha dado muy buenos resultados: poner cara de yo no fui, y cargar la responsabilidad en la crisis primero, una turbulencia después, y finalmente una tormenta.

Como se conoce la semántica es la parte de la lingüística, que estudia el significado de las expresiones lingüísticas, y en eso, lo hemos apuntado otras veces, el frente gobernante se maneja con mucha astucia e inteligencia.

Veamos para ello el significado de las palabras que marcan la directriz del discurso que citamos (crisis, turbulencia, y tormenta). Crisis es una situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto o un proceso; turbulencia es un movimiento desordenado de un fluido, y una tormenta es un suceso caracterizado por la coexistencia próxima de dos o más masas de aire de diferentes temperaturas.

Escuchando al improvisado orador, la totalidad de las dificultades económicas y financieras del País, obedecen a fenómenos externos a las decisiones de los que gobiernan. Estamos como estamos por fenómenos climatológicos, inevitables, ajenos a la responsabilidad de las autoridades, y no solamente no hay que hacer ningún reproche, sino que habría que felicitar a los que hacen frente a esos imponderables.

Con gesto adusto de supuesta valentía y coraje, él mismo se puso el sayo de que hay que hacerle frente a la situación, y por muy dura que sea, como piloto avezado de esas vicisitudes, él va a poner el pecho y se va a sacrificar por nosotros, afrontando estas circunstancias desafortunadas, que surgieron de la nada, espontáneamente.

Y de esta manera nuestro presidente de la Nación, con una total caradurez, nos quiere hacer creer que él en este caso vendría a ser como el héroe nacional ante los imprevistos que nos condicionan, y que no va a esquivar el bulto, pero que literalmente no hay otro modo de gestionar.

Se nos quiere inducir a creer que el pago a los holdouts, la vuelta al FMI, el endeudamiento de U/S 150.000 más en lo que va del mandato; la reducción de las retenciones sojeras, la apertura de las importaciones; los despidos masivos del Estado, los techos paritarios, las corridas cambiarias, la emisión ilimitada de títulos de deuda, la tasa de interés especulativa más alta del mundo, y toda la retahíla de medidas tomadas en este mandato para favorecer la economía concentrada a la que representa, nada tienen que ver con el panorama.

Ese discurso perverso es lo único que va quedando de una estrategia comunicacional que todavía tiene su resultado, pero que a corto plazo, más temprano que tarde y en vísperas de fin de año, resultará insuficiente para seguir culpando al clima.

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