Tras una larga lucha indígenas tucumanos retomaron -de hecho- las famosas Ruinas de Quilmes. Anuncian que permanecerán allí hasta que el gobierno les ceda su control por ser descendientes directos de los «dueños verdaderos de las tierras».
Indígenas que se proclaman descendientes de la etnia diaguita de los quilmes ingresaron a las famosas Ruinas (situadas en el noroeste de la provincia de Tucumán, dentro de los Valles Calchaquíes), tras un corte de ruta y varias marchas en las que reclamaron la restitución de la célebre ciudadela de sus antepasados. El concesionario que explota turísticamente las ruinas se atrincheró. Hay fajas de clausura colocadas por la policía, mientras los indígenas negocian con el Ente de Turismo de Tucumán.
Los quilmes son un pueblo diaguita calchaquí que resistió valerosamente por décadas a la conquista española cuando ya todo el actual norte argentino había sido sometido por los invasores europeos.
Los quilmes resistieron por cien años en la famosa ciudad-fortaleza que hoy se conoce turística y arqueológicamente como «las Ruinas de Quilmes», que fuera finalmente arrasada por los españoles quienes -en una acción que siglos más tarde sería típica del totalitarismo staliniano- desarraigó a toda su población trasladándola hacia Buenos Aires, a un asentamiento -hoy sería un campo de concentración- ubicado en la provincia de Buenos Aires al sur de la Capital Federal, que es ahora una ciudad que se conoce (al igual que una famosa cerveza) con el nombre de este pueblo trágicamente heroico.
Regreso a la ciudad de los ancestros
Los indígenas que hoy, a comienzos del siglo XX, llevan adelante la lucha por la restitución de las Ruinas se encuentran expectantes a los pasos que tome el gobierno tucumano encabezado por José Alperovich sobre la crisis que los enfrenta al empresario que usufructúa comercialmente el sitio.
Están apostados en las cercanías de las ruinas, realizan cortes de ruta y -según nos informan- incluso entraron al predio y están dispuestos a permanecer allí dentro del histórico enclave que perteneció a sus ancestros, que ya tienen prácticamente tomado.
La actual «revuelta» de los quilmes se transformó en un problema para el gobierno tucumano desde que un grupo de nativos que se proclama descendiente de los quilmes comenzó a reclamar en los últimos años que cese la explotación comercial de las famosas ruinas y que éstas vuelvan a ser una propiedad comunitaria de ese pueblo diaguita.
Las Ruinas de Quilmes integran hoy el floreciente circuito turístico del Noa y es uno de los puntos de mayor atracción en su tramo tucumano, junto a la ciudad de Tafí del Valle, desde donde se accede al lugar histórico (también se puede llegar a él desde la localidad salteña de Cafayate).
Ruinas que generan riqueza
La explotación comercial de las Ruinas había sido concedida cuando gobernaba Tucumán el cantante Ramón «Palito» Ortega al empresario Héctor Cruz, quien venía enfrentando la creciente hostilidad de los indígenas que le reclamaban -tanto como a las autoridades del Ejecutivo Provincial- que cese de usufructuar económicamente la ciudadela de sus ancestros y la regrese a sus descendientes.
A diferencia de otros lugares claves de nuestros antiguos pueblos norteños como Tastil o el Pucará de Tilcara, las ruinas de Quilmes no estuvieron en estos años cuidadas y administradas por el estado (ya sea municipal o provincial) sino que se permitió que fueran el eje de un negocio privado. Esto despertó la indignación de los indígenas, que tienen una cosmovisión comunitarista y ven al lugar como el mayor símbolo de la gloria y la tragedia de su pueblo ahora convertido en fuente de lucro para una persona ajena a su etnia y a quien acusan de no tener escrúpulos e incluso de agredir físicamente a uno de los quilmes.
Ante el asedio de los quilmes, el concesionario se había atrincherado en el lugar y -aunque el tiempo de la concesión había fenecido- no se mostraba dispuesto a devolver (según contó una militante por los derechos indígenas a Salta 21) las ruinas al gobierno y menos a los quilmes.
Tras marchas y cortes llegó una decisión de último momento del gobierno de Alperovich que finalmente tuvo que actuar frente a un problema que desde hace tiempo golpeaba sus puertas.
La medida de mayor presión fue la que llevaron a cabo los quilmes cuando cortaron la ruta que lleva a la ciudadela turística conocida como «Ruinas de Quilmes» y de ese modo impidieron que los turistas que visitan las ruinas (que suman unos 100 mil al año) llegaran hasta ellas.
Empresario atrincherado frente al asedio quilme
Esta acción fue la que logró que por fin el gobierno de Tucumán a través del Ente de Turismo reviera los pliegos de la concesión que estaban vencidos desde hace cinco años y que beneficiaban al señor Héctor Cruz desde el año 92.
La comunicación telefónica que mantuvimos desde salta21 con los aborígenes quilmes revelan detalles del corte y la posible recuperación integral o parcial del sitio histórico motivo de sus reclamos, como asi también la resistencia del empresario Cruz que no se muestra dispuesto a abandonar el predio y prácticamente se atrincheró en él.
“No quiso salir. Se encerró con llave dentro del predio hotelero y nos amenazaba desde adentro. Tuvo que venir la policía y romper unas puertas para que salga», contó la antropóloga y ecologista Erika dos Santos, que apoya el reclamo ancestral de los indígenas. Al parecer Cruz no ceja en su intento de retener el control de las Ruinas y continuar con su explotación comercial.
Según voceros del grupo, los indígenas ya tendrían de hecho la posesión de las Ruinas aunque la situación todavía se muestra bastante confusa y no está totalmente definida.
Legalmente el complejo hotelero estaría volviendo a manos del estado provincial, pero el gobernador Alperovich no reveló si permanecerá en su órbita, lo entregará formalmente a los indígenas o lo cederá a un nuevo concesionario.
También está la posibilidad de una administración conjunta integrada por representantes del gobierno, de los quilmes y de algún emprendedor privado.
Mientras tanto, los quilmes anuncian que permanecerán en alerta hasta que el gobierno les ceda el control de las Ruinas, ya que dicen que ellos son los descendientes directos de los «dueños verdaderos de las tierras».
Los líderes de la insólita «revuelta quilme» en pleno siglo XXI negocian con el Ente de Turismo de Tucumán, mientras el ingreso al lugar está interrumpido y el flujo de turistas se detuvo totalmente ya que el acceso al público fue clausurado a consecuencia del conflicto con fajas de seguridad colocadas por la policía de la provincia de Tucumán.
Fotos: gentileza del portal de noticias de los trabajadores de prensa de Tucumán Primera Fuente www.primerafuente.com.ar
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