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miércoles, abril 24, 2024

Quinteto de vientos

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No es habitual encontrar un quinteto de vientos que reúna grandes condiciones.

Salta, martes 26 de noviembre de 2013. Teatro Provincial. Cecilia Ulloque (flauta y pícolo), Karina Morán (fagot), Emilio Lépez (oboe y corno inglés), Elenko Tabakov (corno) y Eugenio Tiburcio (clarinete). Obras de Franz Danzi (1763-1826), Gilardo Gilardi (1889-1963) y Paquito D’Rivera (1948). Ciclo “Todos al Escenario”.

No tiene nombre, al menos no lo conozco. Parece que por ahora se llama sólo así: “Quinteto de Vientos”. Cosa curiosa, lleva el nombre de vientos y son instrumentos de la familia de las maderas. Mientras que el otro quinteto, también de aerófonos pero esta vez de metal, se llaman “Quinteto de Metales”. Desde ya, no es un hecho relevante. Sólo lo cito como curiosidad. En este caso otra rareza. No es habitual encontrar un quinteto de vientos que reúna estas condiciones: a) Pertenecen a la misma orquesta sinfónica; b) Son los solistas de cada cuerda; c) Son de alto nivel; d) Tienen un alto grado de cohesión sonora y e) Combaten la natural aridez de la combinación instrumental con un especial modo de cantar sus partes individuales.

Es cierto, son músicos muy formados y por tanto, ocupan un lugar de relevancia en la Orquesta Sinfónica salteña pero también, pueden ser solistas como que lo han sido en no pocas oportunidades y esta capacidad la usan magníficamente para formar un excelente conjunto de cámara.

Es bueno recordar que música para quintetos de este tipo recién apareció a fines del siglo XVIII. Uno de los primeros compositores fue el checo Anton Reicha contemporáneo de Ludwig van Beethoven a quien siguió uno de los compositores de esta noche, el alemán Franz Danzi, pre-romántico, con un quinteto colorido y atractivamente escrito. Luego el bien llamado “Quinteto de Maderas” de Gilardi que fallecía el mismo año que se creaba el que probablemente sea el mejor quinteto que dio nuestro país, el Quinteto de Vientos del Mozarteum Argentino. Gilardi tenía un ferviente sentido nacionalista, acrecentado cuando comenzó a conocer el interior argentino y la obra de esta noche tiene claras inspiraciones de nuestras tierras. Prueba de ello es el primer número de la página, claramente una oración dirigida a algún dios de nuestros pueblos originarios. Finalmente una partitura del estupendo clarinetista cubano Paquito D’Rivera, con evidentes connotaciones jazzísticas en sus pentagramas dónde habitan, sin embargo, sones y melodías del caribe.

No es posible elegir uno de los cinco que se destaque sobre los demás. Todos son de virtudes parecidas. Tienen autoridad estilística; sus ejecuciones conllevan belleza y elegancia y además respeto evidente por los autores elegidos. Me parece que el Departamento de Música de Cámara que dirige María Fernanda Bruno, hace muy bien en prohijarlos en su labor artística que “aggiorna” el prestigio individual de cada integrante.

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