El día histórico de la asunción del presidente número 44 de los EEUU deja entrever una fuerte dosis de “esperanza”, la cual flamea entre el snobismo y la ilusión.
Snobismo por la rareza del sujeto que va a ocupar uno de los roles más importantes y poderosos del planeta. Y digo rareza en cuanto me refiero a su historia, su componentes afro americano (su madre era norteamericana y su padre de Kenia ) y, por qué no considerar, también, su paso por Indonesia en una de su etapas de formación.
Pero ¿qué es lo que lo hace creíble a este hombre tan joven y estrafalario para una sociedad como la del país más poderoso de la tierra como ellos mismos se consideran y pocos dudan?
Hoy por hoy, y habiendo derrotado a toda clase de contrincantes políticos con sus respectivas técnicas e inversiones millonarias de campañas, B. Obama basa su fuerza en un testimonio coherente de vida (y por coherente no exenta de errores en su ámbito personal como público: ¡es de carne y hueso!), una imagen de familia que se muestra por sí sola y que no necesita producirse. Los diversos intentos para manchar a esta, aún desde la religión, han sido en vano porque el subconsciente colectivo ve más allá.
Su personalidad tiene un fuerte poder social debido a su participación en actividades de base desde su temprana edad. A pulmón, a fuerza de sus mismas convicciones y de una inquieta e interesantísima formación, tomó contacto con la gente pobre y no dejó el idioma necesario para comunicarse con ellos sin perder la altura de los contenidos aprendidos en los primeros niveles de la educación mundial. Así, habla y se hace entender con los de “arriba y los de abajo”
Este chico que pasó por la droga, los conflictos de identidad, el divorcio de los padres, ausencia y lejanía de la imagen paterna, ha sabido capitalizar sus desaciertos y crisis para desde su “megalomanía” esperanzar a gentes de todo el mundo.
De su madre ha heredado el optimismo y la alegría (se la puede observar en su sonrisa y a veces en su mirada). La fuerza de la lucha por sus convicciones es el patrimonio que le dejó su padre al cual comprendió después de muerto (se lo puede observar en su color y expresividad en los discursos).
Sus exposiciones orales dejan un interesante valor deóntico de sus palabras (el que tienen por sí mismas) llenándonos de ilusión y cuasi-esperanza. Sus significativas alusiones a A. Lincoln (nacionalismo Norteamericano) y a M. Luther King (reivindicación de valores universales) fortalecen el sentimiento de esperanza en la pluralidad de la sociedad de los EE.UU. y en muchas personas del mundo entero.
Deja en claro que “encarna el cambio para su Nación y por ende el mundo” ya que considera y ratifica el liderazgo sobre el planeta, ¿pero, esta mega polaridad política no deja entrever una escasa pluralidad y por esto una fuerte tendencia a la demagogia imperial que tantos actores, movimientos y países del mundo han denunciado al país del norte?
El poder sigue intacto (al menos el económico lo demostró con las caídas de las bolsas en el mundo entero el día de la toma de poder de Barack Obama y la lectura es muy fácil: quieren garantías, son intocables y ya dieron su mensaje coercitivo). A veces da la sensación de que se suceden “olas de perfiles” en los actores políticos del continente americano: un tiempo militares, otro tiempo Drs. en leyes, empresarios, actores de pantalla y ahora personalidades de base (Lula da Silva, Evo Morales, El ex Obispo Fernando Lugo. Luchadores por los derechos humanos como el matrimonio Kirchner o la presidenta Chilena Michelle Bachelet, etc….)
¡Salud Barack, y ojalá la dinámica de tus palabras hagan realidad los proyectos de paz, unidad, pluralidad y equidad que siempre has pregonado!
Para leer otros artículos del columnista hacer click en el nombre