El trípode de Martín Guzmán: cepo, más dólares y pocos pesos. El Ministro de Economía busca tranquilizar a los mercados y a los acreedores. La importancia del control cambiario
El primer mensaje a la población del flamante Ministro de Economía todavía resuena e impacta en el ánimo de los mercados.
Martín Guzman habló de que la economía necesita más oxigeno (plazos más largos para pagar la deuda), de que no habrá ajuste fiscal el año próximo pero que, tampoco, habrá una explosión de emisión de pesos que ponga en riesgo algún sendero tendiente a equilibrar las cuentas públicas en el mediano plazo.
Según las primeras respuestas de los mercados (estabilidad del dólar y pocos bandazos en los precios de los activos) el ministro habría pasado el primer examen al definir las prioridades sin altisonancias ni actitudes rupturistas frente a los acreedores con los que deberá re pactar condiciones para poder pagar la deuda.
Sin dar cifras ni asumir compromisos numéricos, Guzman buscó prolongar la calma cambiaria que caracterizó a la transición presidencial de la mano de un cepo al dólar que dio resultados en el corto plazo.
Tanto el ministro como el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, confirmaron la permanencia del cepo (sólo US$200 mensuales para los particulares con motivo atesoramiento) y la vigencia de un sólo tipo de cambio oficial.
Esas definiciones fueron uno de los tres pilares en los que se basa la calma-Guzman en el mercado financiero. Las otras dos las resaltó el economista Rodolfo Santángelo en un encuentro para Pymes organizado por el grupo Techint en el que también habló el ministro de Producción, Matías Kulfas.
Kulfas, llamado a tener un rol preponderante en materia de anuncios económicos en las próximas semanas, adelantó que habrá un paquete de apoyo financiero con menores tasas de interés para las Pymes en el camino para «volver a tasas de interés razonables».
Santángelo, además, del cepo, atribuye la calma de estos días a que el superávit comercial( exportaciones-importaciones) sigue creciendo y podría terminar el año en US$13.000millones.
Con derrumbe de importaciones y liquidación anticipada de exportaciones, el resultado comercial alimenta al mercado cambiario y fortalece la posición del Banco Central en el corto plazo.
El tercer punto, y tal vez el más determinante es que a pesar de los anuncios de que habrá aumentos para las jubilaciones más bajas, para los beneficiarios de la AUH, créditos no bancarios a tasa baja y líneas de créditos especiales para las pymes que implicarían un salto en la emisión de pesos, los mercados no reaccionan.
El economista presentó un cuadro bajo un título llamativo:»hay lugar para que, control de cambios mediante, la economía se monetice «artificialmente» y lo desarrolló con dos datos clave: si la cantidad de circulante en términos reales en el «cepo» de Cristina Kirchner era equivalente a un número índice de 120, ahora es 65.
En otras palabras, hay tan pocos pesos dando vuelta que la economía tendría margen para tener un impulso del consumo vía la política de Alberto Fernández de «poner plata en el bolsillo de la gente».
Con ese trasfondo el flamante Gobierno pagó los vencimientos de Letes y Lecaps que había «reperfilado» Hernán Lacunza y contribuyó a lubricar el sendero de lo que se encamina a ser un objetivo principal: evitar el default tratando de alcanzar un suspensión de pagos acordada con los acreedores.
No es casual que el Presidente y su ministro hablen de «virtual default» y su deseo de pagarle a los acreedores abriendo un abanico de tácticas entre las que se incluye la atribución de un rol para el premio Nobel, Joseph Stiglitz (coautor del ministro Martín Guzmán) en la tarea de difusión de que si la Argentina no paga es porque no puede, no porque no quiera.
El haber arrancado pagando los vencimientos muestra la intención de consolidar la calma financiera hasta que asome el primer conjunto de medidas que, hasta donde precariamente se puede vislumbrar, buscaría evitar saltos bruscos del dólar. ¿La baja de la tasa de interés será fuerte?.En ese punto la decisión puede ser agresiva.Entre tanto, habrá que seguir de cerca la preparación de los números para ir a negociar con la jefa del FMI.
Kristalina Georgieva ya adelantó que su posición es de esperar y mirar lo que haga el Gobierno argentino que, por ahora, camina con pies de plomo.
– Clarín