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sábado, septiembre 7, 2024

Sinfónica telúrica con fondo melódico

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Anoche, con la Orquesta Sinfónica de la Provincia de Salta, el público disfrutó de una obra para cuerdas del argentino Alonso- Crespo con cierto aire entre “siniestro” y “trágico” para evocar a Shakespeare en un Adagio que sobrepone la figura de Lady Macbeth y que anticipa la tragedia del juego-poder ejercido por la fuerte figura femenina del teatro isabelino.
Se abrió paso a Sergei Rachmaninov con una Sinfonía estrenada en Moscú luego de diez años de oscuridad para el compositor. El resultado: un público que ovaciona y el maestro Gorelik con los 91 músicos que integran la Orquesta, disfrutan de los aplausos sostenidos de la clásica de los jueves en la Casa de la Cultura. Próximo concierto: el 21 de junio a la hora de siempre: 21.

En una breve, fue gratificante escuchar el “Adagio para cuerdas del ballet Macbeth” de Eduardo Alonso-Crespo, compositor y director de orquesta argentino quien actualmente se desempeña como Compositor Residente y Director Invitado Principal de la Orquesta Sinfónica de Salta en Argentina, y profesor visitante de la Escuela de Música de la Universidad de Carnegie Mellon Pittsburg de EE. UU.

Macbeth, la obra de Shakespeare estrenada en 1623 y quizá compuesta en 1606 (se dice que no del todo por el dramaturgo) presenta como rasgo esencial la ambición estrechamente relacionada con la corrupción y la traición. La obra está basada en la vida de un personaje histórico, Macbeth, que fue rey de los escoceses entre 1040 y 1057. La fuente principal de Shakespeare para esta tragedia fueron las Crónicas de Raphael Holinshed, obra de la que extrajo también los argumentos de sus obras históricas.

El remordimiento de los esposos Macbeth se presenta en forma de alucinaciones y visiones de sangre y el deseo de poder desencadena la ruina.

Resulta interesante mencionar que la obra más popular del famoso dramaturgo fue llevada al cine en distintas épocas por John Emerson en 1916, Orson Welles en 1948, Roman Polanski en 1971 y Philip Casson en 1978. Y recreaciones de la mano de Leonardo Henríquez en 1999, Sangrador, y Trono de sangre, dirigida por Akira Kurosawa, ambientada en el Japón medieval.

No por nada, la literatura universal es tema en distintas artes y ámbitos culturales. En Salta, durante el 2003, se presentó una obra de teatro actuada por Claudia Bonini y Sergio Jiménez con texto y dirección de Carlos Bello, Los Macbeth.

El ambiente telúrico creado por la Orquesta Sinfónica fue un acierto del director en el tema “elecciones” como introducción a la brillantísima Sinfónica N° 2 de Sergei Rachmaninov (Rusia). La música se vive en el alma y la belleza se percibe con la sensibilidad.

Chelos y bajos hicieron la introducción para adentrarse en la célula melódica de la sinfonía en cuestión. Final alegre y potente.

Nicolai Dahl huebiese ganado fortunas de vivir hoy, puesto que luego del tratamiento hipnótico realizado al compositor ruso, escribe primero el Concierto para piano N° 2 dedicado a su “curador” y luego su segunda sinfonía-ejecutada anoche- tras el fracaso de la primera, diez años antes.

Anoche, en el encuentro musical con la Orquesta, fuimos hipnotizados. Bajo el hechizo rachmaninoviano y la confluencia entre Alonso Crespo y Shaskespeare, pudimos disfrutar de lo estético, lo bello y lo profundamente irracional del arte sinfónico.

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