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viernes, marzo 29, 2024

Una nueva sinfonía para el mundo

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Me quedó la sensación de que es uno de los trabajos más interesantes del compositor local que sigue una especie de relato músico-pictórico, a pesar de no encontrar la esperada similitud. Lamento que el teatro no tuviera un importante aforo

Salta, Julio 30 de 2009. Teatro Provincial. Orquesta Sinfónica de Salta. Director Invitado: Eduardo Alonso Crespo. Sinfonía nº 4 op.25 de E. Alonso Crespo (1956). Adagietto de la Sinfonia nº 5 de Gustav Mahler (1860-1911). Francesca da Rimini de Peter I. Chaicovsky (1840-1893).

Como se sabe, durante el barroco, el clasicismo y el período romántico, los oyentes de aquellos tiempos, desde los primeros conciertos públicos en Inglaterra, requerían permanentemente la obra nueva, el estreno, el último trabajo de los compositores. Hoy las cosas son diferentes. Al público le cuesta entender lo que no conoce. Le cuesta apreciar, gozar o no, abrir juicio de valor sobre la nueva composición. Páginas de Vivaldi, Bach o Haendel; Mozart o Haydn; Mendelssohn, Beethoven, Chopin, Liszt o Brahms se escuchaban una vez o poco mas. Aparecieron los críticos, algunos de ellos famosos, aun en nuestros días, que alegremente aprobaban la novedad o la hundían sin más trámite. Así se equivocaban. Así dijeron, por ejemplo, que el primer movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven era un monstruo sin pies ni cabeza. Con esto intento señalar cuan difícil es hablar de la obra nueva.

Esta noche se conoció otra sinfonía del compositor argentino Eduardo Alonso Crespo. Es la cuarta y se titula “Hoka-Néni” (Tía Hoka en idioma húngaro) que surge, según el compositor, de un encargo hecho por la Dra. Edith Balas sobre una serie de siete oleos del pintor rumano, residente en Suiza, Valentin Lustig (1955), creados durante el bienio 2001-2002 y referidos a esa mujer, asesinada en el terrorífico Auschwitz, que curiosamente era verdaderamente su tía Hoka. Sin embargo, bueno es decir que esas siete pinturas son casi autobiográficas pues el pintor toma la personalidad del familiar muerto en su niñez para mostrar sus puntos de vista sobre la condición del mundo moderno. Esto lo publicó personalmente la Dra. Balas, profesora de Historia del Arte en la Universidad Carnegie Mellon, cuando fueron expuestas en el Museo de Arte Frick. Las pinturas tienen una estrecha relación con el holocausto judío y tienen un particular condimento surrealista.

En ellas se inspiró Alonso Crespo para crear su Cuarta Sinfonía de cuarenta minutos de duración presentada en siete esquicios diferentes. Por supuesto se trata de una visión musical libre en tanto triunfa la idea del sonido sinfónico sobre el intento descriptivo. Intenté seguir el aspecto sonoro con la mirada en los cuadros proyectados simultáneamente, pero no lo conseguí. Sin embargo me quedó la sensación de que es uno de los trabajos más interesantes del compositor local que sigue una especie de relato músico-pictórico, a pesar de no encontrar la esperada similitud. De todos modos fue singular captar reminiscencias sobre estructuras mahlerianas en el nacimiento de Hoka-Néni observada por sus antecesores; movimiento I. Hay algunas citas de corte argentino en el movimientos II, como así también casi un homenaje a Prokofiev en el segundo de los dos “scherzos”, movimiento VI. Es oportuno señalar el ambiente irónico que tiene el movimiento III, un “tempo di menuetto”, la danza relacionada sobre todo con la época clásica de la música culta. La dinámica es atrayente, como también lo fue la intervención del piano con su pequeña escala inicial o sus obsesivas dos notas del movimiento VII. El “larghetto”, movimiento V, contiene un significativo crescendo mientras que el IV movimiento, “Marcha de las Tentaciones”, aparece como el momento mas atractivo de la sinfonía. La armonía es irreprochable, los ritmos también, aunque como en otras composiciones de Alonso Crespo, no es fácil retener algún motivo musical, algún pasaje melódico si la obra no es escuchada varias veces. Las tonalidades usadas están sabiamente combinadas e intentan ofrecer musicalmente un corpus parecido al conjunto de pinturas. Surgen naturalmente melancólicas evocaciones, aires fantasmales, una importante fuga, recuerdos bachianos, la tristeza que genera la muerte en el holocausto, de los cuatro hijos de Hoka, hasta terminar con una impresión esperanzadora del futuro. No tengo contacto con el compositor pero me hubiera gustado conocer la opinión de la Dra. Balas acerca de su encargo o sugerencia. También hubiera podido conocer si el encargo fue con costos o sin ellos. Finalmente es preciso destacar la excelentes notas del programa de mano firmadas por el profesor Claudio Aprile que es docente e investigador de la Universidad Nacional de Tucumán.

Para la segunda parte una de las muestras del amor en la música occidental. El famoso “Adagietto” de Mahler que interpretara el mismo Alonso Crespo en junio 2006 y que recuerdo mejor que éste, tal vez desapasionado, sin esos acentos y timbres tan especiales en la articulación del fraseo mahleriano. Hay multitud de anécdotas alrededor de esta sencilla pero tierna página del compositor austríaco. Una de ellas cuenta acerca de la visita al lugar que Mahler usaba para escribir su música, de Alma Schindler, su esposa, que acudía quejándose por sentirse abandonada junto a sus hijas a lo que el compositor se dice que respondió “¿No te das cuenta Alma, que mientras suene mi música te estaré diciendo que te amo?”

Para el cierre, el notable poema sinfónico inspirado en la tragedia de Francesca da Rimini que el Dante relata en el 5º Canto “Del Infierno” en La Divina Comedia . La protagonista estaba dada en matrimonio al siniestro Giovanni Malatesta que ya casado, descubre el furtivo amor de su mujer con su cuñado Paolo que es la contracara de su repugnante hermano, pues además de atractivo era bondadoso, de buen trato, respetuoso y por ello sencillamente adorable. La muerte de los amantes dirige sus almas al Averno que según las mentes del siglo XII, era el lugar donde llevaba el pecado. La orquesta la tocó estupendamente en octubre 2007 bajo la batuta de su conductor fundador y la interpretación de esta noche no tiene nada que envidiar a aquella. Desde su espeluznante inicio, se aproxima a un lúgubre “andante” que muestra la desolación de las castigadas almas. Su terminación es sencillamente aterradora y vibrante con “tutti” apabullantes. Final: lamento que el teatro no tuviera un importante aforo. El estreno de una obra local, mas allá de gustar o no, merece más público sobre todo cuando se trata de un compositor cuando menos serio en sus ya veinticinco obras ejecutadas no sólo en Salta sino en otros escenarios del mundo.

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