¿Qué efectos tiene en la ciudadanía contar con una u otra versión de nuestra historia?
Es suficientemente conocido que existen en nuestro país dos versiones antagónicas de nuestra historia. La primera denominada vulgarmente como la historia oficial, y la segunda que se ha abierto camino como la revisionista. Autores como Bartolomé Mitre y Vicente Fidel López se cuentan entre los más destacados de la corriente oficial, llegando en algunos casos no solamente a ocultar acontecimientos que no convenían a su ideología, sino directamente a tergiversarlos alterando totalmente los sucesos.
La primera etapa del revisionismo podría rastrearse en la obra de Adolfo Saldías y su obra “Historia de la Confederación Argentina”, (año 1881) que escribió en Londres previo examen del archivo personal de Juan Manuel de Rosas cedido por su hija. Con cierta ingenuidad dedicó ese libro de finales del siglo XIX nada menos que a Mitre, quien criticó ácidamente al autor y la corriente defendida por el oficialismo lo condenó al olvido, pasando a integrar la lista de los llamados “malditos” de la historia argentina. Como lo fue Juan Bautista Alberdi desde 1870 cuando editó “El Crimen de la Guerra”.
Más tarde se destacarían Ernesto Quesada, Carlos D´Amico, José María Rosa, Scalabrini Ortiz, Carlos Ibarguren, Manuel Galvez, Arturo Jauretche, entre tantos otros. En la actualidad esa corriente ha generado inclusive el denominado «Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego» que impulsado por el gobierno nacional ha encarado en forma masiva la tarea.
¿Qué efectos tiene en la ciudadanía contar con una u otra versión de nuestra historia? ¿En qué nos afecta revisar o no revisar la historia de nuestro país? En la obra “Política Nacional y Revisionismo Histórico” don Arturo Jauretche explicaba que era necesario aprender a ver la historia desde “nosotros” y no desde la visión europeizante de quienes no son “nosotros”, porque de lo contrario podemos hacer el papel de zonzos, pensando y decidiendo en contra de nuestros propios intereses si es que no develamos cuáles son esos intereses, los nuestros.
Esa verdad de apreciar la historia como zonzos desde la óptica de los otros, se aprecia claramente cuando escuchamos opiniones como las que se han vertido esta semana en Salta, contrarias al proyecto del edil Tomás Rodríguez, que propone sacar el monumento al Virrey Toledo y sustituirlo por el de Juana Azurduy de Padilla. A ello se suma también la posibilidad de cambiar el nombre a la avenida que cruza el barrio Tres Cerritos. Desde el punto de vista de dejar de ser zonzos, esa iniciativa aparece como una buena propuesta, ya que tener como objeto de veneración una estatua al lado del Cabildo y en frente a la Plaza 9 de Julio a este sujeto que saltó a la fama por haber asesinado a Tupac Amaru en 1572 no parece muy atinado si lo pensamos desde “nosotros”.
El pensamiento de la pedagogía colonialista subsiste, y algunas voces adversas al proyecto del concejal lo dejan ver claramente. Esas voces azonzadas han afirmado cosas tales como que hay que construir la historia sin destruir; o que no se puede alterar un hecho revisándolo por otro, o que aunque haya sido un genocida forma parte de nuestro pasado. Argumentos claramente vacíos de contenido. Inevitablemente que este virrey del Perú haya existido y gobernado hasta 1581 es un hecho histórico inmodificable en sí, pero de allí a construirle un monumento como si hubiera sido nuestro benefactor nos revela claramente como zonzos que pensamos la historia desde “ellos” y no desde “nosotros”. Con el mismo criterio si el general Pedro Antonio de Olañeta y su lugarteniente el contrabandista conocido como “El Barbarucho Valdez” también existieron en estas tierras, y si también es un hecho de la historia que fueron ellos quienes emboscaron y mataron a Martín Miguel de Güemes, entonces habría que hacerles un monumento. También sólo por ser parte de nuestra historia podríamos construir un monolito a John James Onslow por haber usurpado las Islas Malvinas en 1833, o bautizar una plaza con el nombre de Charles Otham porque nos ganó la batalla de la Vuelta de Obligado.
El historiador Martín Güemes ha opinado sobre el mismo tema, que Salta es conservadora, y que siguiendo el criterio del concejal Rodriguez habría que considerar también los nombres de las calles Mitre, Rivadavia, Buenos Aires, y Caseros. No parece una mala idea. Sería una revisión tan necesaria como saludable. Tampoco sería una mala idea que los opinólogos de zonceras releyeran la última estrofa del poema “El Paso de los Libres”:
«Les he dicho todo
esto pero pienso que pa´nada,
porque a la gente azonzada
no la curan con consejos:
cuando muere el zonzo viejo
queda la zonza preñada.»
(A. Jauretche, El Paso de los Libres, 1ª edición, 1934.)
Una revisión histórica saludable y necesaria
El argumento suyo «… Con el mismo criterio si el general Pedro Antonio de Olañeta … habría que hacerles un monumento» es un SOFISMA propio del malintencionado. Porque no creo que Ud se lo crea. Olañeta no fundó nada. Olañeta no produjo nada. Olañeta no hizo nada positivo con trascendencia histórica. Solamente fue un jefe militar español opuesto a la Independencia nuestra, y principal enemigo de Güemes. El Virrey Toledo HIZO FUNDAR los pueblos y las ciudades que tenemos. No puede tampoco Ud, que se supone que es un individuo preparado intelectualmente, universitario, juzgar con criterios sociopolíticos del Siglo XXI las acciones de las potencias imperiales conquistadoras y colonizadoras de los siglos XV y XVI. Ud. por su formación intelectual y por su cultura debería explicar bien las cosas a quienes no tienen sus conocimientos. Ud NO DEBERÍA INFECTAR CON ODIOS Y RESENTIMIENTOS ELABORADOS. UD, RESPONSABLEMENTE, DEBERÍA MÁS BIEN COLABORAR EN CULTIVAR POSITIVAMENTE A LA SOCIEDAD, NO PUDRIÉNDOLA EN ODIOS.
Una revisión histórica saludable y necesaria
ESTIMADO LECTOR:
RESPONDO SUS DOS MENSAJES EN ESTE APARTADO. LE ANTICIPIO QUE SUS COMENTARIOS PODRIAN SER MAS FLUIDOS Y FRUCTIFEROS SI A PARTIR DE AHORA NOS IDENTIFICAMOS SIN SEUDÓNIMO.EN PRIMER TERMINO MUCHAS GRACIAS POR PARTICIPAR, POR QUE LAS DISIDENCIAS SIEMPRE SIRVEN PARA PENSAR Y CRECER, Y POR CIERTO EVENTUALMENTE CORREGIRSE. EN ESTE CASO MANTENGO MI OPINION, QUE SI ACEPTA MI PALABRA LE ASEGURO QUE NO ES MALINTENCIONADO. OLAÑETA, VALDEZ, Y LOS SECUACES DE LOS ESPAÑOLES QUERIAN PERPETUAR EL SISTEMA DE DOMINACION QUE HABIA IMPLEMENTADO EL VIRREY TOLEDO TRES SIGLOS ANTES. MATAR A TUPAC AMARU, Y ESTABLCER EL SISTEMA DE ESCLAVITUD CON LA MITA A LOS ORIGINARIOS, NO ERA NINGUN ACTO FUNDACIONAL, ERA AVASALLAMIENTO Y USURPACION. NO SE FUNDABAN CIUDADES, SE DESTRUIDAN LAS QUE YA EXISTIAN Y SE OCUPABA CON UN NUEVO SISTEMA PARA EL SAQUEO NO PARA EL DESARROLLO. ESTOY CONVENCIDO QUE BELGRANO, GUEMES O SAN MARTIN NO HUBIERAN CONSENTIDO NUNCA HACER UN MONUMENTO A ESTOS PERSONAJES. SI UD HABLA DE «FUNDAR» EN VEZ DE OCUPAR Y AVASALLAR, ES PORQUE SIGUE PENSANDO LA HISTORIA DESDE «ELLOS» Y NO DESDE LOS QUE ESTABAN OCUPANDO LOS MISMOS TERRITORIOS. SE COLONIZABA ESTIMADO LECTOR, NO SE BENEFICIABA A NADIE QUE NO FUERAN LOS INVASORES CON ESE SISTEMA. POR ESO LOS PATRIOTAS LO COMBATIERON. UD., MENCIONA A LOS QUE MATARON A GUEMES COMO ENEMIGOS DE LA INDEPENDENCIA, Y ¡QUE PIENSA UD QUE ERA TOLEDO? ¿UN LIBERTADOR? A PESAR DE LAS DIFERENCIAS, DE TODOS MODOS LE REITERO MI AGRADCIMIENTO.
Y COMPARTIENDO SU ANHELO DE NO DISCRIMINAR, CREO QUE SU REFERENCIA A MI LUGAR DE NACIMIENTO ES UNA CLARA DISCRIMINACION, QUE CONTRADICE SU PROPUESTA. HABLAMOS DE HISTORIA LATINOAMERICANA QUE NOS COMPRENDE A TODOS. NO PIENSE COMO PATRIA CHICA, NI EN SALTA, ESTAMOS TRATANDO DE LA AMERICA DEL SUR, DE HISTORIA DE LA PATRIA GRANDE.
DANIEL TORT.
Una revisión histórica saludable y necesaria
Bueno, vea, en primer lugar tengo que aclararle que Sixto Saa no es mi seudónimo, así me llamo. Ud, que puede acceder por este medio a mi correo electrónico, podrá verificarlo.
En segundo lugar, estoy seguro que no podré yo hacer que Ud admita que jamás dejará de expresarse desde su punto de vista dogmáticamente anti hispánico, anti hispano criollo, anti hispano criollo cristiano, anti hispano criollo cristiano tradicional; por eso le dije lo de que Ud no es de Salta, Ud no puede sentir el “salteñismo” tradicional, aunque no le guste la idea. Ese “salteñismo” (no sé de que otra manera llamarlo) no es exclusivo de las ‘clases altas dominantes’, esas ‘clases altas oligárquicas genocidas’, de eso se habrá dado cuenta.
Pero tampoco sirve discutir esto aquí, en tres o cuatro párrafos, porque igual jamás podremos entendernos, aunque discutiéramos de silla a silla durante toda la vida: le diferencia es abismal. Solamente quiero insistir en que Ud mezcla deliberadamente (porque Ud trabaja para un proyecto bien determinado) los hechos históricos para inducir a conclusiones muy simplificadas y funcionales a las usinas del odio y el resentimiento en nuestra sociedad. Ese plan marcha de maravillas porque tiene un caldo de cultivo muy apropiado, basado en la creciente mala educación e instrucción de la población, en la juventud que cada vez sabe menos de todo lo que debiera saber para crecer intelectualmente y poder ser libre alguna vez. Pero no, meta pan y circo nomás.
Bueno don Tort, no vale la pena seguir, solamente le hago una pregunta: ¿después del Virrey Toledo… quién sigue? Seguramente que, además de la Iglesia Católica “cómplice necesaria” del “genocidio”… en algún momento le tocará el turno de denostaciones históricas a San Martín… a Güemes… a Belgrano… después de todo estos próceres sirvieron a la ‘oligarquía’ heredera del Virrey “Hitler” Toledo…
Una revisión histórica saludable y necesaria
BRAVO Dn.Sixto Saa!me lo imagino de sombrero y con nuestro hermoso poncho SALTEÑO. Me adhiero a sus conceptos, la Patria se hace con trabajo y sacrificios y no tonteando con banderillas como el rencor .Nuestra Salta y la Patria Grande tiene necesidades de muchas cosas mas importantes que perder el tiempo tonteando con tonteras.El mejor EJEMPLO:nuestro GRAN PROCER DN. MARTIN MIGUEL DE GUEMES.
Una revisión histórica saludable y necesaria
Estimado Dr:
Quiero expresar mi total coincidencia por sus razonamientos. Y es muy comprensible que muchos ciudadanos argentinos muestren su desacuerdo, dado que se trata de todo un sistema integral creado para impulsar el denominado «ser nacional», lo que ha incluído como elemento yo diría definitorio el de la educación. Todos nuestros libros de Historia se han elaborado para aprehender la Historia Oficial, donde entre otras cosas se ha invisibilizado a una parte de la población, la de los pueblos originarios y se ha alentado la creencia de la Argentina blanca y europea.
Se ha mentalizado al ciudadano medio en el orgullo de ser argentino, escondiendo en el patio trasero de la Argentina a quienes nunca fueron consultados acerca de qué país querían, porque el proyecto de país fue definido allá lejos, en los albores de la Historia, contradiciendo la maravillosa epopeya de Bolívar, San Martín, Belgrano, Artigas y tantos otros y otras, y trocando en derrota económica sus logros en el campo de batalla. Imagine Ud qué podemos esperar de la provincia más conservadora, tradicional y cristiana de la Argentina! Sin embargo el mundo está en un profundo cambio, y como siempre, más tarde que temprano también nosotros lo vamos a entender, será un proceso duro porque la mentalidad es cerrada, los medios de comunicación son funcionales a ese viejo orden, pero la verdad caerá por su propio peso. Y quienes han logrado poder y dominación mediante el aniquilamiento y sus continuadores ni siquiera merecen una respuesta, por la sencilla razón que para lograr sus objetivos no han tenido contemplaciones ni han pedido opiniones, por ello tendrán que acostumbrarse que, al modelo de país lo elegimos TODOS para la convivencia de todos en igualdad de oportunidades.
Saludos cordiales.
Una revisión histórica saludable y necesaria
Yo digo que paren con las divisiones. Lo que no me gusta a mí es posible que a otro sí le guste. Yo quiero que se respete el derecho a disentir sin ser denostado, sin ser discriminado y sin ser eliminadas mis costumbres, mis preferencias, mis tradiciones por quienes detenten el poder, así, de manera hegemónica y dictatorial, por más que se diga que estamos en «democracia». Y Uds, Sr Tort, que no es de Salta, con mayor razón.
El ‘historiador’ martin Güemes no creo que esté de acuerdo con Ud. Me parece.