Por debajo de los discursos progresistas de la Presidenta se aprecia una clara asociación de intereses y no precisamente de justicia social.
En la febril carrera por la expansión desmesurada de la frontera agropecuaria para la sojización y la venta monopólica de semillas y agroquímicos nocivos para el ambiente, existen marcas registradas que son las propietarias de la insensibilidad y el lucro obsceno a costa de contaminación y pérdida de soberanía.
Las más conocidas son MONSANTO, CARGILL, NIDERA, DUPONT, BAYER, SINGENTA, entre otras. Su presencia en cualquier lugar del País genera rechazo por el conocimiento que merced a las entidades de la sociedad civil (ONGs), o de asambleas populares y barriales se oponen a la radicación de industrias y actividades perjudiciales, no sólo desde el punto de vista del ambiente sino también –y no es un efecto menor- de la economía nacional misma por la inversión de capitales transnacionales que generan fuga constante de divisas.
Por eso, esas empresas fomentan y financian organizaciones teóricamente formadas como asociaciones de productores, que se encargan de desinformar desde un punto de vista aparentemente neutral sobre los hipotéticos beneficios de esa actividad altamente contaminante. Entre esos engendros se encuentra una entidad llamada Aapresid (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa – www.aapresid.orga.ar), que fue fundada en 1989 y que tiene su sede principal en la Ciudad de Rosario.
Dicha asociación es una de las encargadas de lavar la cara de la actividad contaminante y genocida, y para ello basta recordar que la firma MONSANTO CORPORATION fue la fabricante del llamado “agente naranja”, (herbicida y desfoliante) que los Estados Unidos utilizó para rociar –literalmente- a la población vietnamita en los años 1960-1971 con aproximadamente 76.000.000.- de litros, que causaron la muerte de 400.000 personas y produjeron 500.000 nacimientos posteriores con severas deformaciones.
Para al ciclo lectivo 2011 se había planificado desde la cartera educativa la distribución de los llamados “Manuales de Educación Ambiental Para Docentes”, una publicación que estuvo a cargo de esa autoridad y de los que se habían impreso 350.000 ejemplares con un contenido elaborado por destacados científicos, la participación de las Universidades y la consulta de expertos, sobre los daños ambientales de la agricultura química en gran escala y de la minería a cielo abierto. Estaban destinados a los niveles educativos Inicial, Primario y Secundario.
La entidad Aapresid intervino entonces de manera directa, particularmente en el XIX Congreso anual en Rosario de Santa Fe, y reclamó en el discurso de apertura que se evitara “esa tremenda difusión”, ante la mirada cómplice del mismo Ministro de Agricultura de la Nación y del gobernador Hermes Binner que aplaudieron a rabiar.
Posteriormente, y mediante una muy eficiente gestión institucional y vaya uno a saber por cuántos millones de motivos más, sorpresivamente fueron retirados y archivados todos los ejemplares de los manuales. Para que la complicidad sea perfecta y no quepan dudas para quién trabaja el gobierno nacional, en la misma página virtual del Ministerio se retiró el enlace que permitía bajar de la red en forma gratuita ese contenido.
En una entrevista radial que se hiciera en oportunidad del XXI Congreso anual de Aapresid, (transcripta por Horacio Brignone en www.rebelion.org del 3 de septiembre de 2013) se conoció que entre esa entidad y otra entidad llamada ACSOJA –que se integra con la misma Aapresid y las bolsas cerealeras- se logró no solamente frenar la distribución de los manuales sino que hasta se hicieron cargo del costo de la “revisión” de los libros, que próximamente serán reeditados con un nuevo contenido elaborado a la medida de los intereses de las empresas agroquímicas.
Esta corrupción abierta y objetiva del gobierno nacional con los grupos concentrados de la economía, explica los porqués de las aparentes contradicciones del llamado “modelo”. Digo intencionalmente que las contradicciones son sólo aparentes, porque en realidad no existen marchas y contramarchas en la dirección del oficialismo sino que por debajo de los discursos progresistas de la Presidenta se aprecia una clara asociación de intereses y no precisamente de justicia social.
Esta grosera y oscura estrategia explica la represión en Malvinas Argentinas en la provincia de Córdoba el pasado 30 de septiembre de 2013, donde se detuvo a manifestantes que se oponen a la instalación de la planta de semillas transgénicas de MONSANTO, y donde se debió hospitalizar a Sofía Gatica del grupo de “Madres de Ituzaingó” con traumatismo severo de cráneo, sólo por citar el más reciente episodio de la vergüenza nacional.
Debajo de discursos grandilocuentes de progresismo y merced a un aparato publicitario montado por quienes se dicen periodistas militantes, se esconde y se disimula esta realidad. Por esa estrategia por ejemplo, ya nadie recuerda al anciano Roberto LOPEZ de la comunidad Qom “La Primavera”, asesinado el 23 de Noviembre de 2010 ante la indiferencia del gobernador Gildo INSFRAN y el ninguneo posterior de la misma Presidenta al Cacique Félix DIAZ, que no cesa de reclamar justicia.
El plan de ocultamiento no reconoce límites. Cuando los Qom decidieron instalarse en Plaza de Mayo a comienzos del año 2011 para reclamar por el silencio y la complicidad de las autoridades que no solamente no intervenían en el latrocinio Formoseño sino que invitaban a INSFRAN al palco de los discursos oficiales para levantar su imagen, no fueron recibidos por nadie y Hebe DE
BONAFINI que se enorgullece de haber viajado a dar apoyo a los Zapatistas en Chiapas ni siquiera se enteró del acampe.
El único funcionario del gobierno nacional que adhirió a la protesta fue el entonces titular del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) el señor Claudio MORGADO. El 10 de Junio de 2011 por Decreto 756 la señora Cristina FERNÁNDEZ Viuda de KIRCHNER dispuso la intervención por 180 días del INADI, designando a Pedro MOURATIAN, quien hasta la fecha sigue en el cargo.
Contextualizando todo esto, no es vano insistir que por encima de las caras remozadas del falso progresismo que esgrime el Gobierno Nacional, está la realidad cotidiana que nos marca, nos opaca, que reprime y que mata. La prioridad por el ingreso de divisas los hace socios del capitalismo más depredador y contaminante.
Las generaciones futuras dependerán además de las semillas transgénicas, que no se reproducen a sí mismas sino que resultan híbridas para sembrar y que todos los años deberán recomprarse a las mismas agroquímicas perdiendo para siempre la soberanía alimentaria. Por eso, cuando la Señora Presidenta repite en cada discurso la conocida frase “vamos por todo”, habría que preguntarse a quién le está hablando.
