La crisis acorrala al gobierno y ello obligaría a recrear una cuasi moneda provincial para cubrir los sueldos ante la caída de la coparticipación y la falta de financiamiento. Recurso extremo y malos recuerdos. Un sistema que fomenta la corrupción.
Según un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), se acrecientan las probabilidades de que en el 2009 vuelvan las cuasimonedas provinciales.
En Salta hay que cubrir los sueldos -lo que implica un 50% del presupuesto- las obras públicas y la ayuda social que se acrecienta. Pero la coparticipación bajó y no hay financiamiento.
La baja en los fondos coparticipables se debe a la reducción tributaria que sufrió el fisco como consecuencia del desaceleramiento de la actividad económica, y los bonos de cancelación de deuda podrían convertirse en una salida.
El gobierno de la Nación tuvo como herramienta para compensar las pérdidas nuevas fuentes de financiamiento, como los fondos previsionales que estaban en cajas de las AFJP y pasaron a la ANSeS, mentras que en las provincias ya se notan «signos de tensiones» por no poder dar respuestas suficientes en materia salarial.
En Salta basta observar la «Rebelión Azul» en marcha y la «Rebelión Blanca» (salud y docentes) que se está preparando, a las que se agregarán otros sectores de la Administración pública.
Apagar el incendio
El lanzamiento de los bonos o cuasimonedas de no surgir algún esbozo de reactivación económica, será un hecho en la provincias con más complicaciones financieras, que se verán obligadas a hacerlo frente a las amenazas de «incendio» que ya están afrontando.
Las cuasimonedas, como los recordados Patacones, Lecop, Cecacor, Lecor, y Bonos de Cancelación de Deuda en Salta, podrían volver en 2009 debido al deterioro fiscal y la desaparición del financiamiento en algunas provincias.
Según el informe de Idesa, las provincias contarán este año con menos recursos que durante 2008, registrarán un incremento de costos que en la mayoría de los casos superará el 20 por ciento y se renovarán las presiones por mejoras salariales.
Los Bonos de Cancelación de Deudas de la Provincia de Salta surgieron en el pasado en la gestión del gobernador Roberto Romero, cuando se desempañaba como ministro de Economía el Contador Emilio Marcelo Cantarero.
Cantarero devino después senador nacional y se vió envuelto en el escándalo de las «Coimas del Senado» durante la presidencia de Fernando de la Rúa.
Cantarero fue el inspirador del bono salteño cuya aplicación se trasladó a otros estados provinciales. El bono permitía el pago de los sueldos a término y el pago a los proveedores, además del cumplimiento de compromisos con la Nación y el exterior.
El mecanismo
En Salta se otorgaban premios a los poseedores de bonos con sorteos realizados con la tómbola en base al número que figuraba en cada billete. Con esto se buscaba que no se canjeara de inmediato los títulos en las entidades bancarias y permanecieran como una masa de cuasi-dinero circulante.
Pero lamentablemente apareció el mercado negro del bono, manejado por funcionarios y financistas inescrupulosos. Se llegó a cambiar los bonos por efectivo con hasta un 20% de descuento.
El actual ministro de Educación, Leopoldo Van Cawlaert tuvo que afrontar el rescate de los bonos lanzados por Romero y Cantarero cuando fue ministro de Economía en el gobierno de Hernán Cornejo
Entre 1987 y 1991 el gran instrumento de Van Cawlaert fueron los cheques-bono, creados sobre la base de los títulos que desde 1984 emitía el estado provincial para pagar sus compromisos, a falta de pesos o australes.
La corrupción
Si regresan los bonos se debe evitar que se produzca un nuevo saqueo a las arcas de la provincia y que se reinstaure la corrupción que perjudica a la gente con un sistema que luego cuesta mucho esfuerzo desmontar.
En su libro «Saqueo asegurado» el extinto lincenciado Roberto Guzmán relata que los cheques-bonos del gobierno de Hernán Cornejo era librados tanto por el estado como por los particulares.
Estos los emitían contra el monto de papeles que tenían depositados en cuentas especiales que se les habían abierto en el Banco Provincial de Salta, mientras que el gobierno sobregiraba contra el conjunto de esas cuentas, sin tener ni siquiera el respaldo de un solo bono propio.
Por esa vía se fabricó una deuda pública que septuplicaba su base de títulos. Quienes recibían esos bonos del estado provincial -empleados, proveedores, contratistas- perdían el 15 por ciento al cambiarlos por verdadero dinero, o debían pagar todo a un 20 por ciento más caro en los comercios.
Para convertir los títulos en moneda de curso legal, aunque con topes estrictos por 
persona, los salteños de a pie debían acercarse a la Casa del Bono, donde se formaban largas colas.
De hecho, era imperioso conseguir australes porque el bono no tenía aceptación universal, y fuera de Salta era un papel sin valor alguno.
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Fuente: diario El Tiempo de Salta
