El gobierno no negocia y apuesta al fracaso de la huelga policial

La entrega del arma de policías en disponibilidad pareció reencauzar el conflicto. Pero el gobierno no dialoga y exige que levanten el paro. Cadetes de la escuela de policía patrullan el centro. Final dramático: ambos contendores buscan el nock out.

Los policías se jugaron a entregar el arma como un gesto propicio para la reanudación del diálogo, pero -como lo advertimos- esto podría ser interpretado por el gobierno como debilidad.

Los representantes de los policías, tras “entregar un pedazo de su dignidad” (como lo dijo el abogado Humberto Saravia) esperaron en vano un llamado del Grand Bourg.

Desde el gobierno advierten que los policías en huelga no tienen que esperar ningún gesto como contrapartida. Que era su obligación cumplir con la orden de la entrega del arma y de la credencial.

Ahora los policías perdieron un fuerte elemento de presión y el gobierno se siente ganador. Hubo una reunión ayer, sí. Pero del ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos Pablo Kosiner con la plana mayor de la policía “para diseñar el esquema de seguridad para el fin de semana”.

“Nos avisaron que vamos a patrullar en el centro el sábado y el domingo”, le comenta a Salta 21 un cadete de segundo año de la escuela de oficiales Martín Miguel de Güemes .

Dice el joven que son 120 estudiantes (60 de primero y 60 de segundo año, 100 “masculinos” y 20 “femeninos” según la insólita jerga policial) quienes reforzarán la seguridad del centro de la ciudad, donde los hurtos y arrebatos se intensificaron apenas se advirtió que el control policial era mínimo.

Urtubey exige rendición incondicional

En el gobierno dicen que la huelga se debilita y que los efectivos están volviendo a trabajar. Creen que están ganando la pulseada. Aseguran que el paro tiene un 40% de adhesión y que tiende a bajar.

El cabo Rubén Argañaraz, en cambio, estima que el paro ronda el 90 por ciento y señala que incluso están recibiendo adhesiones de los centros policiales de Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero y San Luis.

En realidad el paro policial podría estar fluctuando entre el 60 y el 70 por ciento. Pero incluso los policías que trabajan apoyan el reclamo y cuando terminan su turno se acercan al Centro Policial. También se acercan a apoyar la medida efectivos del Servicio Penitenciario -que incluso participan en las marchas- aunque ellos siguen trabajando.

El panorama es dispar. En los Valles Calchaquíes la adhesión es baja. Hay policías adheridos en Cafayate y San Carlos, pero en Molinos -por ejemplo- trabajan todos. En cambio en el sur de la provincia (Rosario de la Frontera, Metán, El Galpón) el paro es casi total.

El jueves se hizo una marcha con 200 policías en San José de Metán que es considerada “inédita” e “histórica”. Unos 15 docentes encabezados por Víctor Gamboa se acercaron a dialogar con ellos. “No fue un apoyo explícito y menos a nombre de la Asamblea porque no tenemos mandato para eso” explicó una profesora a Salta 21 . “Fue un contacto natural porque los conocemos, sus hijos son nuestros alumnos, y ellos iban con sus esposas”.

Fin de semana crítico

Un policía informa que en la Comisaría del Menor, en Castañares, se trabaja normalmente. Otro afirma que en la séptima el paro es parcial, pero que en Limache es mayor. “La adhesión crece el fin de semana” explicó. Es ahí donde la demanda de seguridad aumenta y la falta de personal policial se hace más evidente.

Hay comisarías en las que no se reciben denuncias. “Hubo un accidente, fueron gendarmes y se miraban: no sabían qué hacer. Es que ellos no están preparados para esto”, critica un suboficial.

El gobierno subió la apuesta cerrando todas las puertas a la negociación. No ofrecen otra cosa que la rendición incondicional.

Después que Godoy los hizo entregar el arma para nada (con lo recursos interpuestos podían haber demorado semanas esa acción y producirle un desgate muy fuerte al gobierno) los policías saben que si levantan el paro Urtubey cortará cabezas.

“Los chorros tienen más código que el gobierno”, se indignan.

Para ellos llegó la hora de poner toda la carne al asador. Se anuncia la llegada de más huelguistas desde el interior, la movilización de los retirados y de “toda la familia policial”.

Un final dramático y abierto en donde ambos contendores no se darán respiro y apuestan al nock out.