Argentina perdería Tierra del Fuego y la Plataforma submarina

Ningún político habla de la cuestión más importante de los últimos siglos. Sólo les interesa el cargo que van a ocupar y el dinero que van a gastar…

Con una sumatoria de recortes en mano y un libro, siento escalofríos al analizar la frialdad y el silencio de los políticos, la pésima administración del país, la falsa gobernabilidad y la hipocresía de quienes están conduciendo el destino de nuestra nación.

La presidenta Cristina Fernández es desoída en Londres al reclamo de soberanía. En octubre de 2008 Naciones Unidas le espetó: “no pueden haber negociaciones sobre la soberanía de las Islas Malvinas al menos que los isleños lo deseen”. Y rechazaron el término “enclave colonial”. Y fue vergonzosa la celebración en Londres del 2 de abril porque para los extranjeros se festeja una “frustrada invasión” a las Islas, sería el comienzo del conflicto y no el cierre, además de que se pasa por alto el saldo de las víctimas. Gordon Brown, sucesor de Toni Blair, no da ni un paso atrás. Cristina, en Viña del Mar, en el marco de la Cumbre de líderes progresistas, no pudo conseguir de Brown ni siquiera que los familiares de los soldados, obtengan el permiso para asistir a la inauguración del monumento que recuerda a los ciudadanos argentinos caídos durante la guerra.

Londres pretende ampliar la “zona de exclusión” de 200 a 350 millas que llegaría incluso a Tierra del Fuego y se cuestionarían los límites de la plataforma submarina. En abril de 2007, el Falklands Islands Goverment presentó el mapa de sus pretensiones sobre las 350 millas de plataforma submarina alrededor de Malvinas y Georgias que en el Tratado de Lisboa de diciembre de 2007, se confirma que ni Malvinas, ni Georgias del Sur, ni Sandwichs del Sur ni Territorios Antárticos, son de Argentina.

La situación en Malvinas es la siguiente: los kelpers- que ya no son tales- esos que alguna vez fueron a las Islas nuestras, hoy son millonarios y empresarios pesqueros, ciudadanos ingleses de primera categoría. En las Islas, los negocios de Margaret Tacher prosperan bajo el OIL. Esta mujer siniestra pagó por las Malvinas y apostó, a largo plazo, quedarse con parte de la Patagonia argentina. Entre otras cosas, si un ciudadano argentino quiere ir a Malvinas, tiene que pedir permiso a Inglaterra.

Los argentinos no hemos perdido nuestros derechos: el grito de combate fue “las Malvinas son argentinas” y nuestros muertos reposan allí.

El tema es que a Argentina se le acaba el tiempo. La zona de exclusión del archipiélago y el pedido de ampliación por parte de Gran Bretaña que se extendería a 350 millas, vence en mayo de 2009: “pero nos mienten: la Cancillería es amorfa y engañan a todo el pueblo argentino y aún a la misma señora presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien todavía quiere hablar de soberanía (respecto a Malvinas), cuando ya los vencedores , los ingleses, incorporaron las Falklands como territorio propio, en la Constitución de la Unión Europea, a la que pertenecen, y que es donde, antes del mes de mayo de 2009, se tratará la Extensión territorial de las mismas, hasta dar con Tierra del Fuego”. (En Tristezas escondidas , de Gerardo Restom).

Peor todavía: ¿traición?

“Se sostiene que el canciller Gordon Brown y Fernández de Kirchner ya llegaron a un acuerdo, a través del cual Gran Bretaña sería principal propulsor para que el FMI otorgue a la Argentina los fondos que necesite para salvar el disloque de caja del Gobierno nacional y asegurar con esa masa dineraria kirchnerismo para rato. ¿Esto será gratis? Paradójicamente, en este doloroso aniversario del 2 de abril se estaría entregando al dominio inglés la titularidad de nuestra plataforma submarina”. (2 de abril de 2009, por Javier Cornejo especial para El Tribuno).

Cabe recordar que la Constitución de las Malvinas está en plena vigencia desde el 1 de enero de 2009.

Además de Gerardo Restom, por mí referenciado, hay otro autor, señalado en su artículo por Cornejo, Andrew Graham Yoll, que escribió “La colonia olvidada. Tres siglos de habla inglesa en Argentina” . Allí se lee el plan inglés: “dividir nuestro país en dos, de Río Negro a Tierra del Fuego como un protectorado británico; de Río Negro al Norte, la Argentina del Bicentenario”.

Cornejo – increíble y acertadamente- sentencia en su último parágrafo: “La urgencia electoral del 28 de junio parece imponer un manto de silencio sobre este tema, crucial para el destino de la patria”.

Yo no puedo dormir, no sé Ud.

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