Varios integrantes de la orquesta sinfónica nos manifestaron su molestia por el artículo «La excelencia sinfónica de Eleonora Rabinowicz: ¡qué noche Bariloche!». Confirman las peripecias y la desorganización pero destacan el buen nivel del concierto.
Los músicos se enojaron por la alusión a un concierto deslucido por el problema de los timbales que no llegaron a tiempo, ya que no cupieron en la bodega del avión y fueron llevados por tierra. La alusión tenía que ver con el protagonismo de esos instrumentos de percusión en la Sinfonía N 1 en D Mayor de Gustav Mahler. Como no llegaron los 7 timbales de la orquesta salteña la secretaria de Cultura de la Provincia Eleonora Rabinowicz de Ferrer alquiló los de la sinfónica de Neuquén para salir del paso. Pero esa orquesta sólo pudo proporcionar 3 timbales.
Lo que realmente ocurrió, dicen los músicos, es que se trabajó arduamente para adaptar la obra a los tres timbales con los que se contaba. Esto fue posible gracias a la extraordinaria pericia del percusionista y a la entrega de la orquesta para salvar la situación. El resultado fue que el concierto alcanzó -a pesar del problema que se tuvo que superar- un muy buen nivel y mereció la ovación del público y el elogio de la crítica.
Como la nota sobre la presentación en Bariloche salió dos semanas después del concierto y a continuación en otro artículo mencionamos el cálido recibimiento del público salteño a quien fuera el primer director de la Sinfónica, Felipe Izcaray, que tomó la batuta como director invitado, algún músico comentó que «seguramente a esos periodistas de Salta 21 les paga Izcaray. Deben estar operando contra Gorelik».
El ocultamiento a la verdadera ovación en Bariloche y el uso -aparentemente inadecuado- de ese término para aludir a los aplausos del público salteño a Izcaray revelarían una actitud maliciosa por parte de este medio.
Repuesta de la Redacción de Salta 21
– El artículo estuvo centrado más en la desorganización del viaje y la impericia de la secretaria de Cultura de la provincia (que tuvo como víctimas a los propios músicos) que al nivel del concierto en sí.
– A la nota la publicamos cuando conocimos los detalles de lo que pasó. No contamos con recursos para enviar a un periodista especializado. No confiamos en lo que publica El Tribuno, que miente, oculta y tergiversa porque no es un medio periodístico sino una arma política partidaria que refleja los intereses empresariales y económicos de la familia Romero.
– Lo que dicen los músicos sobre el el aspecto artístico de la presentación de la Sinfónica de Salta en Bariloche es cierto. El talento y la entrega de los artistas sacó las castañas del fuego de la impericia de Rabinowicz, el concierto alcanzó un muy buen nivel y mereció una entusiasta respuesta del público.
– Sin duda la máxima responsable por lo que pasó con los timbales es Eleonora Rabinowicz de Ferrer. Pero se está señalando también que la encargada directa de los detalles organizativos del viaje y de los gruesos errores cometidos sería Virginia Arias. Esta presunta trabajadora de Cultura que reside en Buenos Aires debería saber más de aviones porque se desempeñó como asistente a nivel gerencial en la desaparecida compañía aérea de Dinar.
– Sabemos -porque estuvieron en la presentación de la orquesta en el complejo Nicolás Vitale de barrio El Tribuno- que los timbales de la orquesta (que estaban retenidos por la empresa Del Milagro) fueron rescatados. Se ve que finalmente el gobierno pagó el servicio de transporte que se negó a pagar Rabinowicz en Bariloche porque llegaron después de finalizado el concierto.
– Salta 21 está a favor de la rectificación, las aclaraciones, el derecho a réplica, la discusión y las polémicas porque son parte de un periodismo libre y democrático. Pero de ningún modo aceptamos la práctica de la mentira deliberada, la tergiversación maliciosa, la posición dogmática ni la compra-venta de opiniones.
– Usamos -quizá un tanto generosamente- para el concierto dirigido por Izcaray el término ovación en el sentido de «aplauso sostenido». Sabemos sin embargo que los críticos especializados retacean esta palabra en sus comentarios y la usan muy esporádicamente sólo para casos de un extraordinario fervor del público tanto en su extensión como en su intensidad (vítores, bravos, gritos de entusiasmo).
– No somos izcaraystas ni gorelikistas, sólo somos ciudadanos salteños que formamos parte del público y trabajamos como periodistas.
– Desde esta posición tenemos libertad para opinar e informar sin condicionamientos, a pesar de la discriminación a que se nos somete en la Casa de la Cultura justamente por pertenecer a este medio (salvo el caso de Raúl Costaguta cuyo trato es impecable e irreprochable).
– La orquesta no es de Izcaray ni de Gorelik ni de Romero o Rabinowicz. Tampoco de los músicos. La orquesta es de todos los salteños ya que la sostenemos con fondos del erario público y con la plata que pagamos cuando compramos las entradas para asistir a los conciertos.
Nota relacionada:
La excelencia sinfónica de Eleonora Rabinowicz: ¡qué noche Bariloche!
http://www.salta21.com/spip.php?article338
Comentario
Las quejas de los músicos y la indolencia de Nijenson
Lamento tener que salir a defender a la poca secretaria de cultura que tenemos. Y es que es así. Las ovaciones caen sobre ella cuando la sinfónica se despliega hasta llegar a su máximo explendor, siendo ella la «mamá» de la orquesta en las buenas y en las malas. Pero no es así del todo.
Los dolores de cabeza con los músicos, las reuniones con la gente de Bariloche, las idas y vueltas y todo lo que comprende mover a una Orquesta repleta de músicos que se quejan de lleno porque no reciben la cantidad de viáticos que quisieran está a cargo de otra persona, una persona que dio sangre sudor y lágrimas por esa orquesta, que movió cielo y tierra, para nunca ser mencionada en ningún lugar, no por la fama, si no por un simple acto de reconocimiento, porque claro, los medios tienen que fijarse en los super poderes y nada más.
Y si, en Bariloche hubo problemas, pero, vamos, no todo es color de rosa. Somos seres humanos y tenemos un margen de error (para algunos, menores que para otros). Y en este caso, no cae ni sobre Eleonora, ni sobre los simples «trabajadores administrativos» de la orquesta. Si no cae sobre la falta de atención de Martín Nijenson hacia los llamados desesperados de la gente de Salta por problemas en los alojamientos, sin encontrar respuesta alguna.
Saludos Cordiales.
Florencia Bustamante