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miércoles, abril 24, 2024

Poemas y músicos de Salta en intenso tributo a Charlie Parker

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Una casona en el barrio de la Estación fue el sitio propicio para el tributo a uno de los genios del jazz. En la noche salteña la música de Charlie Parker se alternó con la evocación de su vida y la lectura de poemas nacidos al influjo de su arte…

La Ventolera es un reducto casi familiar, un lugar donde amigos del arte se reúnen cada tanto a disfrutar de la música al amparo de un vaso de vino y de una hospitalidad de la más noble tradición salteña. Allí toca, por ejemplo, cada tanto el grupo Niebla.

El pasado fin de semana la casona de Mitre y O`Higgins fue el punto de reunión de música, poemas y evocación biográfica que hizo fulgurar en la noche salteña el soplo intenso del alma jazzera del gran Charlie Parker.

Ocurre que el escritor, ensayista y poeta Carlos Müller tuvo acceso -vía internet- a la obra musical completa de Parker, y al disfrutarla fue también transmutando las emociones que ella le generaba en imágenes poéticas.

Esa experiencia dió pie en diálogo con el “Vasco” Martín Gorostiague, conductor del programa La Cocina del Jazz por FM Unsa (martes de 22 a 23) a la idea de armar un espectáculo inspirado en el gran artista estadounidense. (Hace ya unos años Müller y Gorostiague habían hecho un tributo a Federico García Lorca). Cuando ambos transmitieron la idea a destacados músicos salteños y éstos se mostraron dispuestos a sumarse a la iniciativa ya todo estuvo prácticamente armado.

Es así que el Tributo a Charlie Parker tuvo lugar en dos presentaciones, el viernes y el sábado, a partir de las 22,15. En ambas ocasiones el lugar -una pequeña sala de una casona familiar- se desbordó y muchos siguieron el espectáculo desde un pasillo o directamente desde la vereda, a través de un ventanal abierto a la calle.

Carlos Müller leía sus poemas inspirados en la música de Parker, Martín Gorostiague evocaba su vida y explicaba la génesis de su arte y los músicos tocaban los temas del gran Charlie, en una conjunción que resultó intensa, emotiva y altamente disfrutable. En la parte musical participaron Chinato Torres en batería, Matías Saluzzi en contrabajo y Mario Soria en saxo; el viernes estuvo en el teclado Leonel Goldstein y el sábado Daniel Tinte.

Fue un pequeño milagro repetido, un tributo que hizo aletear el fuego del jazz en el frescor primaveral de la noche salteña con un armonioso y ondulante clamor de belleza, dolorosa y festiva, traído desde lo profundo de la negritud de una Kansas City remota y desde la cósmica Nueva York de antaño hasta una esquina salteña donde nuestra criolla posmodernidad urbana siglo XXI se cruzó, maravillosamente, con el arte sublime que derriba barreras de tiempo, culturas y geografías para integrarnos en la esencia de lo humano.

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