La obertura muestra gran parte del material usado en el desarrollo operístico, enérgico, firme, altamente expresivo que fue expuesto con limpieza. La obra va a Buenos Aires.
Salta, jueves 2 de setiembre de 2010. Teatro Provincial. Orquesta Sinfónica de Salta. Director Titular Maestro Enrique Roel. Obertura de Ruslan y Ludmila (Mijail Glinka 1804-1857). Suite Mascarada op. 48a (Aram Jachaturián 1903-1978). Sinfonía nº 9 op. 70 (Dmitri Shostàkovich 1906-1975).
Glinka fue, en el siglo XIX el fundador de la escuela nacionalista rusa. Como tal, usó innumerables motivos de distintos lugares de su tierra y los convirtió en lo que se podría llamar: lenguaje de la música universal. Su ópera Ruslan y Ludmila narra las peripecias del héroe Ruslan que busca salvar a la doncella Luzmila de la maldad de un hechicero. La obertura muestra gran parte del material usado en el desarrollo operístico, enérgico, firme, altamente expresivo que fue expuesto con limpieza. La obra va a Buenos Aires.
Luego la música incidental compuesta por Jachaturián para una obra de teatro de corte satírico denominada precisamente “Mascarada”. La suite es mucho más extensa pero en general los movimientos escuchados son los que habitualmente se ponen en programa y se inician con un bello pasaje en tiempo de vals. Esta página posee sus atractivos aún cuando el compositor tiene obras de mayor envergadura como su famoso concierto de piano. También en este caso, la suite integra el programa para Buenos Aires.
Finalmente una de las más breves -apenas veintisiete minutos- sinfonías del notable Shostàkovich. En verdad no sé de donde le sale el humor al autor que había prometido una obra de grandes proporciones y tal vez con la nerviosa reacción que el acoso del dictador Stalin generaba, se dedicó a construir una página sinfónica de tal ironía que da la sensación de haber sido una burla a ese acoso. Stalin era un dictador que no se destacaba precisamente por su cultura, entonces con más razón aún, el compositor sentía el enfrentamiento como una ofensa a su arte musical. La página tiene una particularidad. Hay una permanente alternancia entre solos y bloques orquestales. Entre los primeros destaco el piccolo de Cecilia Borzonne o el violín de la concertino Cristina Tarta, los clarinetes de Juan Tiburcio y Nelso Montero, la flauta de Cecilia Ulloque, la trompeta de Rubén Albano, el fagot de Karina Morán para llegar al poderoso final cerrado por un ligero “Allegretto”. Roel manejó las entradas con ligeros movimientos de cabeza, la expresión, de modo ortodoxo, con su mano izquierda y dominó con solvencia los incesantes cambios de ritmo. La obra también va a Buenos Aires donde junto a las anteriores estará en San Antonio de Areco y en los bosques de Palermo. Pero tal vez el concierto que ofrecerá el viernes 17 sea el de mayor prestancia con el Réquiem de Verdi. Es de esperar que esta visita a la capital argentina tenga tanto éxito como las anteriores.
