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sábado, noviembre 23, 2024

Los(as) jóvenes estudiantes tienen quién les escriba

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Saturados quizá hiperactivados, asediados quizá gustosamente invadidos, los aprendientes vivieron un giro de 360° en sus vidas.

Se convirtieron en co-equiper de sus padres al momento de tener que estar en casa con los abuelos o los hermanitos menores, o tal vez porque se quedaron solos y tuvieron que practicar cómo hacer la rutina diaria que antes hacía otra persona: un adulto, mientras él/ella iba al colegio, al club, a entrenar, a inglés… a una cita…

Autonomía de la noche a la mañana en el mejor de los casos: aprendiendo a aprender cómo vivir encuarentenado.

Antes de la pandemia la tecnología era una gran distracción y servía para el entretenimiento, el chat con amigos(as), la recreación musical, la curiosidad sobre temas relacionados a la moda o a la sexualidad, lo lúdico a través de juegos y pasatiempos virtuales, el manejo de aplicaciones que los ponían por delante de cualquier adulto que no sabía ni usar el Google Maps…

Yo y yo, la tecnología y vos, lo más divertido de la conexión.

Hasta que la Escuela invadió tu espacio y lo que antes significaba placer y evasión, a partir de la pandemia se convirtió de modo forzoso, en un espacio de trabajo.

Así, pasaste de ser un(a) pequeño(a) rebelde a ser una persona responsable en formación continua. La resistencia fue -en muchos casos- tu lucha: este espacio es mío y solo mío. Y la insistencia hizo que tu bandera flamee más fuerte: aquí me planto. Entonces viste que algunos(as) jóvenes zucumbían «alegremente» al encanto de las obligaciones escolares. Sin embargo, aprendiste a vivir sin la escolarización. Naufragaste y llegaste a la orilla. Te diste cuenta que podías seguir solo(a), vivir feliz en una isla, ser un(a) Robinson, jugar con «wilson», estar vos y la tecnología , la tecnología «toditita» para vos; después de todo, Google está al alcance de tu mano all time. Por qué ibas a dejarte atravesar por esa forma que impone la Escuela, por qué ibas a ceder a la seductora necesidad de educarse.

«Tarea», una mala palabra, fea, uácale, cero onda, un poco trabajosa y altisonante.

Te enteraste que había que hacer tarea, que no te pondrían nota o sea que ahora tenías el control. ¡Al fin! Puedo no hacer, puedo hacer, ¿dará lo mismo? Un, dos, tres probando… Tomaste una decisión.

Al inicio de todo parecía hasta ridículo hacer tareas (como lo expresé en https://salta21.com/la-educacion-en-tiempos-de-coronavirus/). Durante marzo-abril… había que pensar -supuestamente-en sobrevivir. Pero resulta que esa época fue la menos viral, que es ahora donde tenés que probarle al mundo tu fortaleza, tu poder de decisión, tus capacidades, tus verdaderos deseos.

Te llegó a los oídos que algunos(as) chicos(as) no tenían celular ni conectividad, que había educadores(as) tocando puertas para llevar la tarea. Escuchaste que muchos pibitos(as) tuvieron que salir a laburar y que se mudaron a lugares suburbanos o rurales para hacer «changas» y traer el mango a casa… Casa… ese lugar idílico construido por un lenguaje hegemónico que dejó al descubierto que muchos(as) jóvenes viven en ranchos o hacinados en una pieza. #Quedateencasa no era para la totalidad …

Te diste cuenta entonces que tenías que comenzar a dar otro valor a las cosas. Las cosas, lo que nos hace desear tener lo que muchas veces no podemos comprar.

Pero comprendiste que más importante que las cosas son las personas.

Hubo un momento de repensar: de sueños a contrarreloj (https://salta21.com/suenos-a-contrarreloj-promocion-2020-del-raul-scalabrini-ortiz-quien-dijo-que/ ) y tuviste esperanzas de otra posibilidad de volver a las aulas, ver a los(as) compañetas(os), a lo⁹s(as) profes, ensayar la coreo para la promo y lucirla orgullosos(as) por los pasillos del cole, correr a buscar a un chico(a) al otro curso, sentirte nuevo(a) en el cole, mostrarte líder/lideresa, crear lazos con los(as) demás, leer para la multitud, correr al curso cuando viene la(el) dire… Copiarle la tarea a tu compañero(a)… ah, ¿no? Quitamos esa parte…

Desde Nación te llegó con intensidad martillesca el anuncio sobre el gran regreso gran. Hubo noticias que llenaron los titulares de los diarios: «10.500 estudiantes vuelven a clases este lunes». La noticia venía de la provincia de San Juan y era como el caballito de batalla de los que miraban con admiración o con terror. A la semana la provincia volvió a fase 1. Volver era un suicidio colectivo. Pararon la pelota y al fin reconocieron que sin vacuna no hay regreso.

Desde julio, después de tus vacaciones y del receso de los(as) docentes, comenzaste a notar un esfuerzo extra de parte de educadores(as), un querer decir otra cosa, una extraña obsesión de los grandes por los chicos; la pregunta de los especialistas por los(as) jóvenes te llamó la atención.

Tus subjetividades y el estudio sobre el comportamiento de los(as) jóvenes estudiantes llenó espacios de capacitación. La incertidumbre por la post pandemia y cómo estarás al volver, fue LA pregunta.

Sos el centro de los discursos que no saben qué hacer con vos.

¿Sabés qué hacer vos con vos?

Descubriste que un Zoom o un Meet no reemplazan a las clases donde a lo mejor, hasta te portabas «mal». Extrañás aprender con el «Otro» (el Otro en el sentido social), buscás esas miradas cómplices, imaginás el sonido del timbre y hasta querrías ver a la que no bancabas o el que no bancabas. Pensar que odiabas Lengua y Literatura… y ahora querrías retroceder al tiempo en que te leían un cuento o te explicaban algo mientras a lo mejor, vos pensabas en la fiesta del sábado.

Te hartaste y apagaste el celular o cerraste el cuaderno y dijiste basta.

A punto de rendirte, cuando incluso te habían prometido con ahínco la «vuelta» con fecha y todo, la situación se puso dramática. A Salta la golpeó el abandono sanitario y comenzaron a circular las imágenes del horror. Incomprensible.

Muchos dicen que llegó un tiempo de invenciones o de re invenciones.

Tenés que re inventarte. No solo vos, tambien la otra cara de la moneda: tus maravillosos(as) torturadores(as) y asediadores(as) seriales.

No hay ninguna receta para nadie y resulta que depende de tu voluntad en una parte y en la otra, de una suerte de «conquista«, como cuando «el hombre» llegó a la luna.

Me recuerda al título de una obra de teatro llamada «Abran cancha que aqui viene el Quijote de la Mancha».

Quijotesca misión de la educación. Voluntaresca gresca de la aprehensión. Versificación de la pandemización. ¿Te gustó? Ups…

Estudiantes y educadores(as) dieron un salto al vacío. No pienso que lo haya realizado solo el/la docente. Vos también saltaste, saltaste buscando saber quién estaba del otro lado. Robinson nadando a la isla vecina. Wilson lanzado a las olas para buscar un horizonte.

Educadores(as) cayendo en paracaídas o sin él… Aún en el espacio… Como en los videojuegos, ¿viste? Van saltando entre nube y nube para tomar objetos que les sirvan para tocar suelo como gacela con patines…

La realidad se convirtió en una especie de relato ficcional. La realidad es puro realismo mágico mezclado con lo esperpéntico. Algo así como esos espejos circenses que te devuelven la imagen distorsionada…

Tu imagen re-construida sobre estos relatos cercanos a una versión tuya. Vos armándote a vos. Vos gustándote o aborreciéndote, según ese espejo, vos tratando de hallar una imagen más onda vos…

Mientras te escribo, escucho el silencio de la calle, oigo el silencio del mundo.

El tiempo parece detenido y el olor de la carpeta te recuerdan esos tiempos en que creíste que no eras feliz y tal vez sí lo eras.

Todo tiempo pasado fue mejor pareciera ser la frase… pero no lo es. Siempre se tiene la sensación de creerlo porque ya lo pasaste.

El tiempo conocido o lineal sufrió una disrupción. No es el esencial. Se modificó.

Te hablo de un tiempo «nuevo«. El de la oportunidad. El tiempo de Kairós.

En estos tiempos lo que podés hacer es aprender a sacar lo mejor de lo peor, lo bueno de lo malo. Pensarte en el aquí y ahora , pero sentirte «en tránsito», percibir un devenir y un porvenir.

La Escuela tu cobijo habitacional, vos asistente de tus pás, vos cambiando los jueguitos por los pdf…

Vos.

Tus sueños intactos . La posibilidad de hacer lo pensado de otra manera.

El amor ahí, a la espera, ahí enseguida un watsapp o ni cerca…

Pero el amor…

Quizá debieras escribir «Mi diario de pandemia», como recomendó Tonucci, un pedagogo creativo, y así tendrás una gran historia para contarles a tus hijos(as) o a tus amigos(as) del futuro.

Escribir tu historia o frecuperar algunas vivencias. No tiene que ser la tarea que venga de la Escuela…

Hablando de tarea, ¿hiciste la tarea? Puede ser un buen plan.

Me refiero a que si comprendiste qué es el aire cuando lo respiraste, cuando aprendiste de economía al hacer las compras, cuando te inventaste un cuento para contárselo a tu hermanito, cuando argumentaste a tus pás por qué tienen que usar barbijo, cuando interpretaste las estadísticas que te muestran por TV sobre la cantidad de chicos(as) sin conectividad, cuando ubicaste en el mapa de dónde salió el coronavirus, cuando aplicaste el instructivo sobre cómo lavarte las manos, cuando reflexionaste sobre la cantidad de feminicidios que se produjeron, cuando te enojaste por la falta de justicia… cuando tus saberes se pusieron en juego para vivir.

La tarea está hecha.

Ahora a estudiar porque… a ver … mnmn… decíme vos por qué…

Los silencios del mundo comienzan a poblarse de voces provenientes de distintos lugares del planeta.

Las oigo. ¿ Y vos?

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