Comportamientos sexuales o sociales, la evolución del arco iris.

La selección social niega la reducción de la diversidad a dos sexos y la biología afirma la existencia de homosexuales, transexuales y hermafroditas. Pero en un Occidente falologocéntrico la heterosexualidad es la base del disciplinamiento social.

«la idea de que identidades sexuales como homosexualidad, heterosexual o bisexualidad son subjetivas, porque son construcciones sociales…y aunque en épocas distintas hayan tenido rasgos distintos, el fenómeno básico ha existido siempre y no es una creación de la sociedad actual». Michel Foucault

La selección social, opuesta(¿?) a la selección sexual de Darwin niega la reducción de la diversidad sexual a dos sexos con numerosos ejemplos del reino animal y de culturas distintas de la occidental, muestra que la naturaleza y las diferentes sociedades ofrecen soluciones sorprendentes a la sexualidad: peces con varios tipos diferentes de machos o cuyos componentes cambian de sexo en caso de necesidad; mamíferos que tienen a la vez órganos reproductores masculinos y femeninos, etc.

La biología humana afirma que la existencia de homosexuales, transexuales y hermafroditas no es más que una variación natural que se integra perfectamente en la diversidad mostrada por los demás animales, por ejemplo en sociedades como la de los indios norteamericanos, con sus dos espíritus, los mahu polinésicos, los hirja indios o los eunucos, que identifica con personas transgénero.

Joan E. Roughgarden es una bióloga estadounidense que propone una corrección a la explicación de Darwin del mecanismo de selección. El marco teórico que propone para la selección sexual, más que oponerse al de Darwin, lo suplementa. Dice que hay un comportamiento sexual inesperado en animales: comportamiento homosexual; existencia de varios «géneros sexuales» y dos sexos en una especie (en el que un género nunca participa directamente en la reproducción sexual, aunque lo hace indirectamente, influyendo por lo tanto en la selección natural).

También el doctor Alfred Kinsey, ya 1953! constató que analizados tanto el comportamiento como la identidad, la mayor parte de la población parece tener por lo menos alguna tendencia bisexual, aunque ordinaria y culturalmente se prefiera un sexo u otro, probó que sólo una minoría del 5% al 10% es completamente heterosexual u homosexual y similarmente solo una minoría es completamente bisexual (al respecto sugiero ver la película «doctor Kinsey, el científico del sexo»)

Con esto quiero decir que en la sexología desde principios del siglo XX se han distinguido muchas variaciones de género y sexualidad. Hay una pluralidad de sexos ahí afuera y que los machos gasten enorme energía en lucir atractivos para que las hembras los elijan no es la regla. Los animales muestran una gran variación y así como hay peces, ciervos y ranas que pueden cambiar de sexo según la temporada y los recursos disponibles, hay grandes monos que hacen de la homosexualidad una práctica cotidiana.

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Identidad o subversión

Los rasgos patriarcales de la filosofía de Aristóteles

Cuando la naturaleza es construcción, el sexo es también construido, dado que depende de lo cultural, del género, al decir de Judith Butler, una doctora en filosofía, que expone que el lenguaje, el discurso, el habla, es falologocéntrica: está centrada en un orden simbólico masculino o fálico.

Afirma que toda heterosexualidad es un disciplinamiento obligatorio o compulsivo, porque la base biológica no se define en cuanto a su elección de objeto sexual (de deseo), sino a partir de disciplinamientos o mandatos culturales y toma de Michel Foucault la noción de disciplinamiento y la idea de que no hay dos elementos que puedan distinguirse: el sexo como lo biológico y el género como lo construido. Lo único que hay son cuerpos que ya están construidos culturalmente.

No hay posibilidad de un sexo natural porque cualquier acercamiento teórico al sexo se hace a través de la cultura y de su lengua, al pensarlo, al conceptualizarlo, ya lo hacemos desde unos parámetros culturales determinados. No hay posibilidad de un acceso a “lo natural” como si “lo natural” fuera algo “originario” e “independiente de concepciones culturales” de esto que llamamos naturaleza. En realidad se disciplina a los cuerpos de manera tal que se constituyan como cuerpos deseantes de lo que no son, probablemente a los fines de la procreación, como sujetos que desean lo que no son por definición también cultural.

¿Cómo nos constituimos en sujetos, en un espacio simbólicamente masculino, centrado en el orden simbólico del padre, donde la sociedad tiene culturalmente un número de mandatos, de funciones que le asigna a los sexos?

«Todo cuerpo es un cuerpo cultural y tiene en sí mismo las inscripciones narrativas de la historia, de la cultura».

Es decir, todo es disciplinamiento cultural. La cultura occidental se resuelve en la construcción binaria de varón y mujer, donde ciertos datos se seleccionan como relevantes en virtud de intereses políticos y que son fundamentalmente intereses de poder, que imprimen a la sociedad una fuerte carga valorativa, de mandatos -generalmente cristianos- occidentales centrados en deberes y que implica censura.

Así, al cargar la naturaleza de “normalidades”, “vicios” y “virtudes”, descargamos responsabilidad de las estructuras sociales que caen generalmente mucho más fuertemente sobre las mujeres que sobre los varones.

La identidad es, pues, solo un ideal normativo más?

Es algo mucho más maleable, moldeable, flexible que aserta, incorpora y expulsa aspectos de sí en función de unos ideales que cada uno se va poniendo. El sujeto es dinámico, es un proceso constante de hacerse uno mismo, de construirnos dentro de una cultura, con una especie de intercambio constante con nosotros mismos, con el adentro y con el afuera…cuanto más rígido, más cerrado y más estático un individuo menos sano psíquicamente es.

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Miedo a la libertad

«Cómo pensar libremente cuando carga sobre la conciencia de los individuos el peso histórico de la moral universal, transmitida por las generaciones de tradición familiar, por las religiones, por las costumbres institucionalizadas?»

«Un sistema autoritario no pude destruir el anhelo por la libertad», dice Erich Fromm.

La alienación de la religión

Marx dijo que la inconsistencia o falsedad de las creencias religiosas se ponen de manifiesto cuando estudiamos la religión como cualquier otra manifestación humana, su relación con otras experiencias humanas y con las condiciones económicas y sociales de la sociedad que la ha gestado:

es una experiencia de algo irreal

desvía al hombre del único ámbito en donde le es realmente posible la salvación y felicidad, el mundo humano

toma partido por la clase dominante, justificando teológicamente el dominio de un grupo social sobre otro.

Es decir que es un arma política de gran alcance sobre la conciencia de las masas, tiene un poder real, efectivo, pero tambien simbólico, un poder estructurante relacionado al mito, poder de construcción de la realidad que establece un orden y una función social y la «integra» y la «cohesiona» en base al consenso sobre el sentido del mundo social, reproduce el orden social y la integración «moral» que las relaciones de poder acumulan en las instituciones que cumplen su función de instrumentos de la imposición y legitimación de la dominación y contribuyendo a » la domesticación de los dominados» (Weber)

Así la función ideológica del discurso dominante impone la aprehensión del orden establecido, mediante una imposición enmascarada de estructuras mentales ajustadas a las estrucuturas sociales, este sistema de clasificación política, bajo la apariencia de legitimidad se denomina TAXONOMÍA, en este caso religiosa pero que tambien abarca lo social y lo económico (sugiero lectura de Jean Pierre Bourdieu sobre el poder simbólico)

Ahora, ¿por qué estudiar el poder?

para sustituir la aspiración en el orden socio-sexual que acompaña toda política de «normalización» y reinvidicar otro lugar de enunciación, otro discurso…otro sistema.

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Nota relacionada:

Igualdad y respeto para celebrar la diversidad, piden gays salteños

http://www.salta21.com/spip.php?article1909

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