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viernes, abril 19, 2024

Cristina, los límites del nacionalismo burgués y las tareas de la etapa

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La política económica del gobierno se torna así en un día a día, porque no se afectan los intereses estratégicos más importantes…

En un artículo anterior, cuando todavía no se había desvanecido la espumosa bruma provocada por el impresionante triunfo de Cristina en las elecciones presidenciales por más del 54% de los votos emitidos, uno intentaba sortear ese inmediatismo y señalar algunas de las claves que entendía iban a signar la nueva etapa que inauguraba su nuevo mandato presidencial a saber:

– La consolidación del liderazgo presidencial y la dificultad de institucionalización hacia abajo, (síndrome común a varios procesos latinoamericanos), la coloca cara a cara con ella misma. Allí radica de manera paradojal su fortaleza y su debilidad, y en este hecho central va a estar la clave para poder pensar el desarrollo político del gobierno y del gobierno.

– El desarrollo de la política argentina ubicaba claramente, que la radicalización de medidas político económicas (como por ejemplo, una nueva ley de servicios financieros, una reforma que modifique profundamente la matriz recaudatoria del estado argentino, una recuperación del sector energético por parte del estado, la constitución de una junta nacional de granos y de carnes, una polaca ferroviaria con sentido popular y soberano, etc), nos pone ante la evidencia que da cuenta de dos carencias absolutamente relacionadas: la ausencia de un proceso de polarización sociopolítica y consecuentemente con esto, la vacancia de una alternativa política de nuevo tipo que tome nota de esta situación y que se plantee las tareas necesarias en esta línea.

– La elección de la presidente echó por tierra también la idea de recuperar el esquema bipartidista que implosionó en las jornadas del 2001, y que se pretendía restaurar a partir de la aplicación de la ley de reforma política; esto provocó que las tensiones principales se trasladen al seno del partido gobernante, instalando un horizonte no fatal, pero sí posible de degradación y descomposición política.

– Para ganar las elecciones al gobierno le alcanzó con el “PJ” que mostró una vez más su gran capacidad de adaptación, ya consolidado como una fuerza maquinaria electoral, como un partido herramienta para administrar el estado, pero que se ha mostrado incapaz para impulsar y desarrollar una política como la arriba mencionada.

– Estamos en presencia de un gobierno burgués con pretensiones reformistas, pero que en el terreno económico choca con las limitantes de la inexistencia de una burguesía industrialista y la ausencia de este actor social, no hace más que derivar en facciones (expresadas en principio por los partidos que se han alternado en el gobierno), que sólo se disputan la administración del presupuesto, mucho de esto quedó reflejado en la intervención presidencial de apertura parlamentaria.

Acerca de lo estatal y lo privado

Lo que hoy conocemos como Banco Central de la República Argentina, tiene como antecedentes el Banco creado a pedido de la corona Británica en 1932 como resultado del Pacto Roca-Runciman.

La crisis mundial hizo que la oligarquía argentina renegociara todos sus compromisos de exportación a Gran Bretaña como así también los servicios financieros. La corona puso, entre otras condiciones, la creación de un banco central cuya principal misión fue la de controlar la cotización y el valor del peso argentino con referencia a la libra esterlina.

Este banco tenía siete representantes de los bancos privados y cinco del gobierno nacional en su directorio. El primer presidente de este banco fue Raúl Prebisch, paradigma capitalista de la burguesía y que duró en su cargo más de una década.

Uno de los principales objetivos al momento de la creación de este banco fue “honrar las deudas” que las clases dominantes obligaban pagar al pueblo argentino. Tres años después no alcanzando con la creación del Banco solamente, el imperialismo convenció al presidente Agustín P. Justo de la creación de la junta nacional de carnes y la junta nacional de granos. El principal interés era sostener la producción con el fin de abastecer las necesidades inglesas.

Durante la segunda guerra mundial la balanza comercial cambió e Inglaterra terminada la misma, aceptó el conveniente negocio que le ofreció el peronismo y le vendió los ferrocarriles a la Nación Argentina (1948). Perón también nacionalizó el Banco Central.

En 1980- apogeo de la última dictadura- el Estado Argentino mantenía las juntas, el banco central, y los ferrocarriles, como así también los recursos energéticos principales en manos del estado. Sin embargo, todos estos organismos por estar manejados por la burguesía argentina, en complicidad con el imperialismo, no sirvieron a los intereses del pueblo argentino. Sólo fueron fuentes de corrupción y negociados. Fueron creados por la burguesía en un momento y hecho “desaparecer” por la misma burguesía en otro momento de la historia nacional.

El gobierno no ha dado ninguna muestra de refundar estos organismos como ”resortes de una economía capitalista moderna que le permita intervenir en los mercados de manera racional” (ese reclamo que se le hace de que sea más peronista), sino que no pierde oportunidad de concesionar, lo que tendría que estar en manos del estado nacional.

Esta nueva ley del banco central no cambia sustancialmente nada, porque en última instancia le permite a la burguesía manejar los fondos de acuerdo a sus necesidades. Por eso pretenden la libre disponibilidad de divisas para evitar enfrentarse en el Grupo de los 20 y pagar la deuda de acuerdo a los dictados del Club de París.

La política económica del gobierno se torna así en un día a día, porque no se afectan los intereses estratégicos más importantes a saber: RECURSOS ENERGÉTICOS; RECURSOS AGROALIMENTARIOS Y SUS DERIVADOS; y los RECURSOS FINANCIEROS.

Ante las dificultades energéticas la respuesta es la generación de biocombustibles( exporto por valor de 1900 millones de dólares) que están en manos privadas y monopólicas, AGD, BUNGE , y en el norte viejos conocidos, Blaquier (Ingenio Ledesma) y Seabord Corporation (Ingenio San Martín del Tabacal); a esto hay que agregarle que la balanza comercial estará afectada por la importación por más de u$s 10.000.000.000 de combustibles, imposible de disminuir en este contexto, y que todo indica que crecerá en los próximos años por la incapacidad de cambiar la política petrolera.

El estado argentino tiene cero control sobre las cerealeras, jamás se va escuchar hablar sobre Bunge, Monsanto, Continental, AGD, que manejan cereales, semillas, herbicidas y paquetes tecnológicos, en vez de plantearse una reformulación de una junta nacional de granos y el control del comercio exterior del mismo, para facilitar mecanismos de aumentos de la producción para garantizar la seguridad alimentaria de la población argentina y para el comercio exterior.

Las exportaciones agroalimentarias bajarán por la sequía alrededor de u$s 4.000.000.000- (si se mantienen los precios internacionales actuales), la entrada de dólares por inversiones directas casi no existen.

Los Bancos en la Argentina, fueron y son intocables.

Ante este escenario la posibilidad de que se dispare la inflación es cierta y la estrategia de Boudou y Lorenzino de pedir arreglos con el Club de París también son ciertas, la política de consumo de bienes, y la incapacidad de controlar el comercio exterior de granos que permitiría un acuerdo a largo plazo con los mercados de Oriente y de esta manera dejar de comprarle bienes de consumo innecesarios, si le sumamos el deterioro del sistema energético y lo irracional de su manejo, por este camino no queda más que renegociar con el Club de París.

Aunque parezca una tautología, va quedando claro que no hay una política económica de carácter nacional y popular si la preocupación es instalar en la agenda pública en el debate con el Macrismo, quién privatiza mejor, si seguimos controlados por cerealeras como Dreyfus, AGD, Monsanto, etc, si siguen los negociados con los recursos petroleros del pueblo, o si se sigue alimentando las ganancias de la Banca Privada.

YPF en manos de Suárez Mason o la Junta Nacional de Granos en manos de David Lacroze son tan inútiles al desarrollo social de la Argentina, como Repsol en manos de la corona española o los granos manejados por las multinacionales norteamericanas. Esto lo sabemos, pero no quiere decir que como consecuencia de ello se tenga que tercerizar todo el patrimonio nacional, quiere decir en definitiva, que no hay “mercado sin estado y que la discusión no es si el estado debe intervenir o no, sino cual es el tipo de intervención que tiene que tener”.

El lugar de la política

No es correcto plantear una mirada lineal sobre el gobierno y menos aún de carácter economicista, pero hago énfasis en estas cuestiones importantísimas porque son la matriz de las políticas neoliberales, que no solo no se abandonaron sino que se profundizaron.

Las medidas de ampliación de mercado que ha impulsado el gobierno, no han sido correspondidas por un proceso de polarización sociopolítica, tal vez sirva para graficar el episodio del cierre de los accesos a la ciudad de Bs As y las declaraciones de la ministra Nilda Garré calificándolos de extorsión, lo interesante a saber, no es si estuvieron dirigidos por un grupo de “provocadores”, o “extorsionadores”, sino que era un reclamo asentado en un hecho concreto, que nadie puede vivir con 1200$ , y que desnuda en este proceso político la falta de una masa militante extendida territorial y nacionalmente que salga a interpelar a estos sectores que son los más vulnerables de la sociedad y por otra parte la falta de un programa que les vaya a decir que las cosas van a mejorar también para ellos, en esto radica un punto de inflexión en la lectura política, que en las elecciones el sentido común de los votantes opera, comparando desde la realidad actual hacia lo que conoce (del presente hacia el pasado) y en lo cotidiano no opera de la misma manera (de principio a fin de mes), esto explica en parte que, la Ctera y muchos otros espacios sindicales que la votaron en las elecciones, no se conformen con los aumentos planteados por el gobierno y los vayan a enfrentar.

Las limitaciones no corresponden solamente a las fuerzas del gobierno, somos parte de una izquierda (“que no esta en las vísperas del asalto al poder”), anoréxica, política, orgánica y hasta muchas veces ideológicamente, pero que aún en estas circunstancias tiene la obligación de plantear que si pretendemos desarrollar un nuevo movimiento histórico, que los sectores que se reconocen en el nacionalismo popular revolucionario, en la mejor tradición de Coke, tendrán que desarrollar un proceso de articulación y ofensiva de este espacio, que le permita trascender el corsé que les pone el nacionalismo de carácter burgués que expresa este gobierno, por otra parte nos corresponde a los sectores que nos identificamos en la tradición de las izquierdas no subsumirnos en el “kirchnerismo” (que muy probablemente corra la suerte del frondicismo, alfosinismo, menemismo, etc., que son hegemónicos mientras son gobiernos y , que luego se pierden como corrientes minoritarias en los partidos tradicionales), y desarrollar nuestro proceso de acumulación a la izquierda del mismo.

Radicalización política de la sociedad argentina, entendida como práctica multitudinaria, en todos los niveles, más confluencia de estos espacios, son necesarios para condicionar al gobierno por izquierda”, acelerando sus contradicciones y en esta dinámica resolver el talón de Aquiles del campo popular en la argentina, que no tienen que ver con la falta de luchas, o la ausencia de una oposición, sino definitivamente con la vacante de una alternativa política de carácter liberador.

Una mirada sobre Malvinas

La cuestión Malvinas suscita unanimidades difusas, traigo a colación la posición de Lenin y los bolcheviques ante la coyuntura de la primera guerra mundial, la máxima carnicería que conoció la historia de la humanidad hasta ese momento. Lenin y los comunistas a la vanguardia de la clase obrera mundial se oponen a la guerra, cuando muchas socialdemocracias, como por ejemplo la alemana con Kautsky a la cabeza la apoyan.

Esta no es una cita traída de los pelos, sino que intenta dejar en claro el rol de las guerras en la fase imperialista, por ejemplo se menea en la Argentina la defensa de los recursos naturales, voy a realizar un ejercicio hipotético para demostrar que en este tema( defender Malvinas= defender nuestros recursos) estamos ante una paradoja perversa: “López obrero argentino y Smith británico se vuelven a enfrentar para ver quien de los dos defiende mejor las acciones de British Petrolum, socia de Repsol y de Panamerican Energy y se van a desangrar en busca de la medalla de honor que los presidentes de estas empresas le van a colgar al ganador”. Nadie debe morir por el imperialismo y las lumpenburguesías trasnacionalizadas.

Las Malvinas son Argentinas y Latinoamericanas y debemos mantener firme nuestro rechazo a que sean una base militar de la Otan, como así también a la presencia militar norteamericana en el Chaco y en toda América Latina.

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