Desaparición, contaminación y explotación: historia del Ingenio Ledesma y de la Noche del Apagón

Al llegar a la ciudad de Libertador General San Martín en la provincia de Jujuy, el cielo cambia de color y un olor fétido invade el aire. A lo lejos empiezan a distinguirse las chimeneas de la fábrica Ledesma, una de las empresas más importantes de la Argentina.

Desde hace más de 100 años, el Ingenio Ledesma es el pilar de la economía de esa zona de yungas. Emplea a más de 6000 personas en la provincia y permite el desarrollo de la población. Un precio muy caro que pagar por su perpetua contaminación y su rol importante en la desaparición de personas durante la última dictadura militar.

El 20 de julio de 1976, el Ingenio Ledesma cortó el suministro eléctrico en todo el departamento. Gendarmes y policías, en complicidad con los capataces de la empresa, allanaron y saquearon viviendas en los pueblos de Libertador, Calilegua y El Talar llevándose a más de 400 personas en vehículos del Ingenio. Todas esas personas fueron trasladadas a galpones de mantenimiento de la empresa, al penal de Jujuy o al centro clandestino de detención Guerrera y sufrieron torturas e interrogatorios durante días y meses. Algunas fueron liberadas, otras aparecieron en cárceles de distintas provincias o fueron mandadas a centros clandestinos y más de 30 nunca volvieron.

A principios de los 80, Olga Márquez de Arédez (esposa del intendente Luis Arédez detenido-desaparecido en 1976) empezó a dar vueltas alrededor de la plaza de Libertador en reclamo de justicia. La siguieron varias madres y año tras año, el camino de Olga tomó cada vez más importancia y se convirtió en los últimos tiempos en una marcha multitudinaria capaz de juntar a organizaciones que nunca hubieran soñado marchar juntas.

Después del fallecimiento de Olga en 2005 (víctima de cáncer, una enfermedad que se potenció por la bagazosis, resultado de la quema del deshecho de la caña por parte del Ingenio), se formó el grupo CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez de Arédez) que asumió el compromiso de Olga y de las Madres y que está integrado por personas de diferentes sectores sociales, culturales, políticos,…

Este año, se realizó la vigésima octava “Marcha del Apagón del Terror en Libertador San Martín” el jueves 21 de julio. Se dividió en dos partes: el acto en la Escuela Normal y la marcha.

Durante el acto que tuvo lugar el jueves a la mañana en la Escuela Normal, los ex-detenidos y las Madres se subieron al escenario para dedicar palabras a la gente presente. Todos destacaron el papel de la juventud para seguir la lucha así como la importancia de mantenerse independientes al nivel político. Fue uno de los momentos más emotivos de la jornada con el reencuentro de las Madres y los discursos de ex-alumnos de la escuela.

A la tarde acudieron alrededor de 20.000 personas que caminaron los casi 10 kilómetros que separan el pueblo de Calilegua y Libertador. Entre ellas, Doña Carrazana, la última madre de detenido-desaparecido de Libertador que, con casi 90 años, sigue luchando por la verdad. La marcha se desarrolló al son de los tambores de las distintas organizaciones y de las murgas y sin incidentes a pesar de la pésima organización de la policía con respecto al tránsito. Antes de llegar a la plaza de Libertador donde se realizó el acto de cierre, la columna hizo una pausa en el Monolito a la Memoria en el que fueron pronunciados los nombres de todos los desaparecidos de la zona seguidos del tradicional “¡Presente!”.

Lo que hay que destacar de esa vigésima octava marcha es la presencia de cada vez más personas del pueblo y de trabajadores de la empresa. El miedo a la omnipotencia del Ingenio se está perdiendo año tras año y la prueba vigente de esto es el cambio que acaba de ocurrir en la dirección del SOEAIL (Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma). La nueva conducción está compuesta por “chicos jóvenes cansados de ver como la gente con más antigüedad en la fábrica sigue siendo manoseada y explotada”, nos confió Julio Gutiérrez de CAPOMA. A raíz de este movimiento se realizó una asamblea genuina después de más de 35 años en la que participaron alrededor de 800 trabajadores de la fábrica y que desembocó en un paro unánime que tuvo lugar el 7 de julio de este año.

De este paro, Rafael Vargas, el nuevo responsable del sindicato, recalca “la solidaridad de los empleados de fábrica con los del campo y viceversa” como también “el compromiso de los compañeros que se jugaron el todo por el todo”. Subrayó igualmente el papel “indignante” del Ministerio de Trabajo que “se pone del lado del patrón” y destacó el cambio radical que ocurrió con la comisión directiva del sindicato que es, a partir de ahora, “el empleado de la asamblea” y ya no más una fuerza “sometida al Ingenio como las comisiones anteriores”. Justificó la medida de fuerza con un cálculo sencillo: “Pertenecemos a la empresa más grande del país y hasta antes de mayo éramos los que menos ganábamos respecto a los demás Ingenios. No pedimos superar a los otros gremios si no equipararnos y lograr el compromiso de igualdad. ¡No estamos pidiendo un incremento salarial para irnos de vacaciones a Disneylandia o a Bariloche!”.

A pesar de los esfuerzos de la gente de CAPOMA y de todas las organizaciones de Derechos Humanos, la empresa Ledesma y sus responsables siguen impunes. El señor Blaquier que asumió la presidencia del Ingenio en 1970 sigue ejerciendo su función. Ha sido cómplice de la desaparición de más de 30 personas durante la última dictadura militar. Hoy en día, ni las denuncias de los vecinos, ni las causas por contaminación ambiental y ni los restos humanos encontrados el año pasado en el terreno de la empresa durante la construcción de una nueva plataforma (1) inquietan a ese amante del arte. Más, se permite comentarios como este a través de su blog: “Leyendo lo que dicen en Internet, comprendo que la gente de extrema izquierda diga cosas muy malas de mí porque ellos, como personas fracasadas en la vida privada, despotrican contra los que tienen éxito. Se consideran arbitrariamente postergados por una sociedad injusta, porque no pueden reconocer que son unos inservibles. Por eso se trata de resentidos incurables que sueñan con invertir el orden social para que los de abajo, como ellos, estén arriba y viceversa”.

Pero las cosas están cambiando Don Blaquier. La gente ya no le tiene miedo a la leyenda del Familiar, se atreve a salir a la calle para escracharlo, el sindicato azucarero ya no es el mismo que antes…Hay olor a justicia y a igualdad en el cielo contaminado de Libertador. “Estamos viendo un progreso en la comunidad, se le está acabando a Ledesma el yugo de la marginación, de la explotación. La gente está perdiendo mucho el miedo y eso está bien porque les permite reclamar
todos sus derechos a esta empresa que sólo explota y se llena los bolsillos”, sentencia Julio Gutiérrez.

– (Quisiera agradecer a la gente de CAPOMA por su amabilidad y su disponibilidad y en particular a Martina, Julio Y Oscar. Gracias también a Rafael Vargas por haberme consagrado unos minutos. Por más información acerca de las acciones de CAPOMA: capoma_ddhh@yahoo.com.ar)

(1) Martina Montoya de CAPOMA nos dijo lo siguiente respecto a este tema: “El equipo forense y antropológicos de Buenos Aires que estaban en Jujuy examinaron las muestras y determinaron que estas muestras tenían más de 150 años de antigüedad. O sea queda descartado que podían ser de compañeros desaparecidos. Pero eso aun así es para nosotros un símbolo de que esas tierras le pertenecían a muchísimas otras personas antes como las comunidades indígenas que fueron exterminadas o urbanizadas por el colonialismo durante el auge del Ingenio. Jamás se pararon las obras, todo continuó y hasta nos llegaron voces de obreros que seguían cavando y que seguían encontrando otros restos pero no hubo otras denuncias. Sólo fueron examinados los dos restos llevados a Jujuy”.

– Fotos de Salta 21