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viernes, abril 26, 2024

El fenómeno político de “Twitter”

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Internet implica no únicamente una forma de comunicación de infinitas aplicaciones, sino un espacio que varía las “modas” en la comunicación: recuerdo que hace apenas tres años, el furor lo hacían los blogs –lamentablemente, he abusado de él hasta mi propio hartazgo y el ajeno. A poco, lo fue “Facebook”; ahora lo es la “red virtual” y “social” denominada “Twitter”.

Ni los blogs ni “Facebook” lograron captar la atención de los políticos de elevadas responsabilidades –hasta donde sé, el polémico Ministro Aníbal Fernández, no empleó ni los blogs ni “Facebook”, al menos, no como usa “Twitter”.

Dicen los entendidos que es una forma de comunicación telegráfica que es de sencillo manejo, lo que explica en parte, que políticos profesionales –o sea, que viven para la política, aunque tal vez, no de la política– hayan comenzado a “twittear” sus opiniones, sus coincidencias, sus disidencias, sus críticas.
El “ellos” y “nosotros”, los “amigos” y los “adversarios” y hasta los “enemigos” que antes se construían discursivamente en la tribuna, en la prensa escrita, en la radio y en la televisión, pasaron ahora, aunque fuese parcialmente, a edificarse en lo virtual, en y por medio de lo digital. Los lugares (“ellos”, “nosotros”) que se distribuían antes contando con cierta cercanía del interlocutor, de los potenciales destinatarios, ahora se asignan sin tiempo ni espacio: en Internet, no existe estrictamente, un “hoy”, un “aquí” y por ende, es difícil fijar a los que asumirán el lugar de “ellos” y los que nos agruparemos en “nosotros”. Lo cual tiene sus ventajas y desventajas. Las facilidades parecen estar del lado de los políticos profesionales, que dejan al arbitrio de cada quien el auto identificarse con un “ellos” o con un “nosotros”. Para esos políticos, la falsa cercanía con determinado ciudadano –aquel que cuenta con una alfabetización mediática– les ahorra la necesidad de ser veraces o creíbles, como se estila decir a principios del siglo XXI.

Las desventajas son para quienes se interesan por lo que enuncian los “tele políticos” y la “tele política”: no se combate en las calles, junto a otros civiles, por reclamos concretos, específicos, sino que se contra argumenta también de manera virtual, sin más efectividad que el dejar sentada la propia posición y opinión en un medio como Internet, que no es de uso masivo –en primer lugar, hay que tener luz y una computadora… Lo Real que es la vieja y desacreditada lucha de clases, la lucha de masas, se ve desplazada y a veces anulada, por una pelea de criterios, por una lucha de palabras –la refriega por ciertas palabras (como por ejemplo, “revolución”, “clase obrera”, “lucha de clases”, etc.) no es sin embargo, una pelea sin trascendencia (antes bien, la experiencia en el campo académico me enseñó cuán sustancial es la defensa de determinadas palabras… y de ciertas teorías –v. g., determinado marxismo, cierto deconstructivismo, determinado Freud, cierto Lacan, etc., que nos impulsan a hablar en serio, sin repetir clichés, frases standard, palabras que sean cárceles del pensamiento).

Cabe aclarar que no defenestramos los contemporáneos medios de comunicación, en particular, Internet; lo que sugerimos es que la “tele política” que se está vehiculizando en “Twitter”, reproduciendo “tele políticos”, deja en la trastienda la polémica áspera, concreta por demandas necesarias. Verdad que por Internet se pueden convocar marchas de protesta; por eso mismo es que, tal como nos lo enseñó el Subcomandante Insurgente Marcos, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), Chiapas, México, hay que tomar por asalto lo virtual y darle sentidos hondamente políticos, alejados de la “comodidad” de los sectores medios, de hacer “política” inocua con la “tele política”… –lo digital ayuda a mantener el statu quo porque es una forma más de desplazar y de ahogar lo Real, la lucha de clases, la hermosa y quizá lejana revolucióndiseminación, que nos motive a vivirandarsoñar de otro modo, con otros giros, con otras derivas (de casi náufragos, sí, que no poseen tierra firme, ni Patria, ni familia, ni Estado, ni propiedad, ni nombre, ni concepto…).

1 COMENTARIO

  1. Fisuras en el discurso hegemónico…
    Estoy de acuerdo, pero…es interesante ver cómo algunos políticos necesitan el twiter para decir sus verdades opuestas a la de los medios de la corpomediática, dígase, Clarín, Nación y otros miles que les pertenecen. Tratan de crear una fisura en ese bloque hegemónico y no les queda otra que recurrir a estas redes sociales que trazan desvíos diferentes en materia de información. Me parece una buena opción, hasta que la ley de medios se instale sin ningún tipo de condicionamientos.

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