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jueves, abril 25, 2024

El NO querido

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En nuestra tierna infancia, uno gozaba con poner el dedo en el globo terráqueo y detenerlo en el lugar y país más insólito.

Hoy, ya adulto mayor, hago la misma tracción, pero para auscultar si existe algún sitio del mundo en que su sociedad esté exenta de los factores del amor; es decir si existe punto del universo en que las personas estén ajenas a los efectos de amar y ser amados. Los seres humanos, sin excepción de género, se retuercen, malamente, si en el caso específico de la pareja, se siente rechazado/maltratado/malherido/despreciado/humillado, en definitiva, avergonzado por su dramática existencial.

Esa tarde, Antonio Di Fresca, llegó quebrado. Nada menos que un personaje que hace gala de sus conocimientos del sexo opuesto. Indudablemente, que en su vida particular, la cosa venía cambiada. Entró al Club, sin disimular su dolor y congoja íntima. No se le acercó nadie, porque los muchachos resolvieran un stand by de los problemas ajenos. La culpa la tiene Hernán que camina por el centro, mostrando la amplitud de su dentadura, junto a su actual y presente Sra., esperando presentarla y lucirse ante los conocidos y dando muestras de una felicidad incontenible. Saqué mi chaqueta de Asistente sicológico situacional, lo abracé a Antonito, dueño de mi aprecio incondicional. Se trataba, simplemente, de prestarle una oreja al entrañable amigo.

“Antoñito, largá sin miedo que para eso estamos” (los orejas). Por otras razones laborales, en más de una vez fui a su domicilio a convenir prestaciones y, vi en vivo y directo, que al hombre lo tenían desatendido, recluido en una pieza en el fondo, donde amontonaba sus herramientas. A esta altura coligo, que lo último que puede perder un cristiano, son su herramientas de trabajo. De todos modos, haciendo honor a mis títulos, debía tomar la situación con calma, tratando en principio de ordenar mis pensamientos y evitar la teoría abstracta. Comencé a hurgar en el arcón de lo que todavía está latiendo.

Ni esposos ni hermanos ni amigos

El conflicto de Antoñito, no era accesible, porque cuando la relación se quiebra es sin retorno y lo más saludable es recurrir a un sustituto. Suena fácil, suena simpático, pero de la realidad a los hechos, hay un buen trecho. La situación laboral y económica de Antonio, no le da margen para elegir. El tipo no dispone de un “mango”, para sacar pecho de macho y tomar una decisión drástica. De su propia boca: “Adónde voy flaco y quién me banca cortado”. Gruesa y gigantesca verdad. Fue claro:” Estoy condenado a aguantar hasta que la muerte nos separe”. Estuve tentado de decirle: “Pedíle ayuda a Cristina (nuestra Presidenta) que se ocupa de los carenciados”, pero el amigo no estaba para chistes baratos.

La verdad de la milanesa es que Los hombres, luego de los 70, suelen entrar en la llamada “andropausia”. Y las mujeres, alrededor de los 50, por acción de la caída estrogénica, entran en la menopausia. Pero ni la andropausia, con caídas muy leves de la testosterona, ni la menopausia, con la casi desaparición de los estrógenos, impiden, obstaculizan, dejan de lado o alteran la vida sexual de las personas de la tercera edad. Es decir, los viejos necesitamos, tanto como los jóvenes, actitudes de cariño/ternura/bondad en el trato/ afecto/apego /en definitiva Amor con mayúsculas, sin atenuantes.

La segunda verdad, es que la mujer de Antonio, cambió de monta. La cama está ocupada. Los conflictos de pareja Nunca sobrevienen de un día para otro. Siempre hay signos que anuncian la tormenta. Saber verlos ayuda a enfrentar mejor el problema y a efectuar los cambios necesarios para fortalecer la relación.

Más allá de los años de convivencia, la falta de deseo, que ocasiona ausencia o dificultad para el encuentro sexual es una señal más de la incomunicación. El estrés es un factor importante en la disminución del deseo. No obstante, las disfunciones sexuales suelen esconder dificultades más profundas en la relación de pareja. Sería importante consultar a un sexólogo o a un psicoterapeuta. No es el caso de Antonio, porque no dispone de un céntimo. En medio del bolonqui, me acordé de un Psicólogo ítalo- argentino Walter Risso, que luego se radicó en Colombia, experto en conflictos de pareja. El hombre tiene un Manual para separados, lo que me venía al dedillo, para calmar a Antonito, y ahí nomás se lo mandé dibujadito:

Manual para no morir de amor: El top 10 de consejos contra el desamor

– 1. . Si ya no te quieren, aprendé a perder y retírate dignamente.

– 2. . Casarse con el amante es como echarle sal al postre.

– 3. . Evitá el sacrificio irracional: no te anulés para que tu pareja sea feliz.

– 4. ¿Ni contigo ni sin tí? ¡Corre lo más lejos posible!

– 5. El poder afectivo lo tiene quien necesita menos al otro.

– 6. No siempre un clavo saca a otro: a veces, los dos quedan adentro.

– 7. Si el amor no se ve ni se siente, no existe o no te sirve.

– 8. No idealices al ser amado: míralo como es, crudamente y sin anestesia.

– 9. El amor no tiene edad, pero los enamorados sí.

– 10. Algunas separaciones son instructivas; te enseñan lo que no quieres saber del amor.

A esta altura del partido, estaba agotado, porque mi memoria no es la de Funes. Con Antonio nos habíamos sacado las ganas de ensayar el tema, que como todos los problemas humanos, si no se resuelven a tiempo, no se resuelven más y, esa era la situación de mi amigo: una situación sin vueltas, y parodiando a Walter Risso :Lo mejor es retirarse a tiempo y dignamente: “Niégate a sufrir por amor, declárate en huelga afectiva, haz las paces con la soledad, atempera la necesidad de amar por encima de todo y a cualquier precio y rescata tu amor propio, el primer gran amor a partir del cual se generarán los otros” Walter Risso.

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