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domingo, noviembre 24, 2024

«En el mismo lodo, todos manoseaos…”

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Simplemente porque todos los que se postulan, prometen el cambio si llegaran a ganar, y el otro que está ahora en el gobierno habiendo prometido el cambio que no hizo sigue afirmando que lo profundizará, cambio que tampoco harían los otros que se postulan si ganaran…

“El hombre es un ser ordenado para la convivencia social; el bien supremo no se realiza, por consiguiente, en la vida individual humana, sino en el organismo super-individual del Estado; la ética culmina en la política.” (Aristóteles).

ética1, 4. f. Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. || 5. Conjunto de normas morales que rigen la conducta humana.

En el mes de abril del año 1949, a instancias del entonces presidente de la Nación Argentina, el General Juan Domingo PERÓN, se desarrolla en la Ciudad de Mendoza el Primer Congreso Nacional de Filosofía, y en el acto de clausura diserta el primer mandatario, que sorprende a todos con su locuacidad y conocimiento sobre la materia. Rodeado de todos sus ministros, los rectores de las Universidades Nacionales del País y de su esposa María Eva Duarte, expuso lo que luego se condensaría en el conocido libro titulado “La Comunidad Organizada”, que fue prácticamente el lanzamiento oficial de los postulados del justicialismo. En esa oportunidad fue inevitable que se mencionara la clásica división de las ciencias de Aristóteles, donde el filósofo colocó a la Política –así con mayúscula- como el grado superior de la ética. La ética culminaba en la política, y ésta ciencia y su práctica eran entonces lo más sublime y delicado de la actividad humana.

El próximo 10 de abril del año 2011, cuando se lleven a cabo las elecciones provinciales en nuestra Salta, merced a la oportunista decisión del gobernante de turno de adelantar ese acto originalmente previsto para el mes de octubre, se cumplirán sesenta y dos años desde el lanzamiento por boca de aquél líder, de las bases éticas de su movimiento.

Cuando uno analiza la actualidad de nuestra provincia, y los desaforados movimientos y entramados del armado de frentes electorales, listas, presentaciones de última hora y sobre todo la incipiente aparición de los personajes que se presume serán los próximos candidatos de cada sector, inevitablemente se llega a la triste conclusión que nuevamente, otra vez más, el partido justicialista pondrá a toda la población de Salta en la tarea de resolver en las urnas y en elecciones generales, su propia interna eternamente inconclusa. Y tienen tanta práctica en la materia, que logran contagiar a todos los sectores de la sociedad sin excepción, que se debaten en medios periodísticos, mesas de café, almuerzos familiares y reuniones sociales de todo tipo sobre las virtudes y defectos de uno y otro, ora posicionando a éste como bueno y al otro como malo, o viceversa. La vieja técnica de enfrentar a leales y traidores, consecuentes e incongruentes, verticalistas y transversales, ortodoxos y progresistas, kirchneristas o federales, y tantas otras denominaciones electorales inventadas para la ocasión, limita la verdadera posibilidad de opciones democráticas, e irremediablemente todos sabemos cinco meses antes del acto electoral que en Salta nada va a cambiar. Simplemente porque todos los que se postulan, prometen el cambio si llegaran a ganar, y el otro que está ahora en el gobierno habiendo prometido el cambio que no hizo sigue afirmando que lo profundizará, cambio que tampoco harían los otros que se postulan si ganaran, porque antes también estuvieron y tampoco cambiaron nada. El líder de todos ellos decía que la única verdad es la realidad, y la nuestra, siguiendo ese postulado es bastante triste.

Por un lado, el sector gobernante que se postula como progresista y según él, protagonista de un modelo de inclusión y redistribución de la renta, reitera el aggiornamiento con el partido provincial nacido del proceso militar, con los restos del radicalismo dividido en mil pedazos, y con los recién nacidos del macrismo que se apartaron de su propia conducción y fundaron presurosos una nueva agrupación.

Por otro lado, se presenta por enésima vez quien fuera vicegobernador de la anterior gestión a la actual, afirmando que tiene la dudosa bendición nacional después de haber estado despotricando hasta hace apenas un mes contra ella, y rodeándose de lo que se denomina -con escasa imaginación y no poca ironía- el nuevo peronismo, sentando a su mesa de lanzamiento a sindicalistas que participaron del desguace del patrimonio nacional en la década presidencial de La Rata, a una ex ministra de la actual gestión, a una ex rectora universitaria hipotéticamente de posición totalmente adversa al candidato, a un ex concejal que oficia medio tiempo de político y medio tiempo de parapsicólogo, a un ex intendente del ex gobernador Roberto Romero, y a un ex diputado jubilado de privilegio desde hace casi dos décadas. Como se aprecia, de nuevo peronismo tiene menos que de coherencia. Y finalmente en el otro sector, con discursos mesiánicos y afirmando que tiene el apoyo del peronismo federal y del ex gobernador y ex candidato a la vicepresidencia de la Nación, aparece un millonario sojero que se autoproclama como diferente de los otros, ostentando un millonario patrimonio armado a base de las buenas relaciones generadas durante años…con los otros, y cuya frase más ingeniosas ha sido decir que abre la boca y cierra la cola. Irremediablemente, estamos en el horno.

Por afuera de este espectáculo triste y repetido, los egoísmos personales del partido radical -partido en muchos pequeños pedacitos- no se presenta ni cerca como una opción, y mientras sus militantes se la pasan acusándose mutuamente de traidores, se genera una diáspora imparable, que recicla sus cuadros en partido gobernante en algunos casos, a apresuradas candidaturas en otros casos, y a cuarteles de invierno en otros. A su vez el partido obrero reitera las mismas candidaturas de siempre, y aunque mantienen una coherencia que los demás no tienen, no llega a convencer a la clase media con su constante alusión exclusiva a la clase obrera, la que en Salta con la carencia de esquema industrial no tiene relevancia. El resto de la izquierda por su parte, literalmente, no existe. Mientras tanto el frente grande decide aliarse con la coalición gobernante oligárquico procesista, con la confesión expresa incluida, de uno de sus principales referentes de que para hacer política hay que aceptar que las convicciones no valen por encima de la realidad del dinero para hacer campaña; y finalmente los muchachos de libres del sur con su tardía retirada, no pueden liberarse del todo del pecado de haber adherido durante dos años al oficialismo.

Cuando llegue el próximo mes de abril, y en las últimas cuarenta y ocho horas por imperio de la veda electoral, todos los candidatos deban limitarse a arengar a la ciudadanía con las remanidas frases de que con ello se desarrollan las virtudes cívicas, fortalecen la democracia, cumplen con la ley, y todas las otras frases tan repetidas como carentes de contenido, no habrá en quienes aspiren a cambiar la realidad de nuestra Salta, ninguna expectativa. Ello por la sencilla razón de que la empresa llamada Partido Justicialista habrá plantado sus tres opciones, en apariencia distintas pero en el fondo iguales, y se habrá llevado con cualquiera de ellas el premio mayor. Y cualquiera de esas tres opciones, no implicará cambio alguno, ni superficial ni profundo. Si de da el triunfo del oficialismo con el gobernador Urtubey lanzado a su reelección, a pesar de haber dado antes su palabra de que no lo haría, el status quo de la oligarquía clerical conservadora acentuará sus influencias, la revista Gente tendrá nueva cara para su banal tapa de fin de año, y el absurdo e injustificado monopolio llamado Banco Macro seguirá teniendo de rehenes a todos los salteños. Si por el contrario ganara el ex vice gobernador que fue co-autor de la venta a vil precio del Banco Provincial de Salta al monopolio actual Macro S.A., que es el candidato muleto montado por el mismo partido para restarle votos a la creciente trayectoria del millonario sojero, y que teóricamente contaría con el apoyo de la central de trabajadores dirigida por Hugo Moyano, se renovarán los aires del peronismo federal del cual participaba hasta hace escasos cuarenta y cinco días, con inauguración de local propio y todo. Y si en cambio se diera el triunfo de Alfredo Olmedo, también seguirá siendo administrador de todos nuestros patrimonios el mismísimo banco, y seguirán los desmontes en Salta Forestal con expulsión de pueblos originarios, sistema montado por la gestión gubernamental Romerista, donde eran actores los otros dos candidatos anteriores, que pusieron las fichas en este terrateniente para poder mantener intacto su esquema de negocios. Al fin y al cabo la política de todos estos personajes se reduce a eso, a negocios.

Como se aprecia entonces de este cambalache, de los principios de “La comunidad organizada” escrito por el líder del movimiento, y del cultivo de la ética como expresión de la política según Aristóteles, no ha quedado nada. Con este panorama, el sistema corrupto de partidos políticos que en la estructura liberal pujan sólo por administrar la caja del establishment, que es el verdadero dueño de las decisiones de Estado, se revela cada más como ineficiente para resolver las necesidades de la población. Habrá que encarar entonces el verdadero proceso de cambio, que no vendrá con este sistema por las urnas. La extinta líder del movimiento justicialista decía que si no eran revolucionarios, no serían nada. Y como revolucionarios no son, ni mucho menos, la conclusión resulta obvia.

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