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viernes, abril 26, 2024

Felíz estreno de la Sinfonía Nº 3 de Copland

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Primer detalle de este concierto. Los tres compositores fueron contemporáneos entre sí. Los tres, también, fueron norteamericanos. Sin embargo, los lenguajes sonoros refieren diferencias importantes. Veamos.

Salta, jueves 24 de noviembre de 2011. Teatro Provincial. Orquesta Sinfónica de Salta. Director Mº Jorge Lhez. Adagio para Cuerdas op.11 de Samuel Barber (1910-1981). Obertura Candide de Leonard Bernstein (1918-1990). Sinfonía nº 3 de Aaron Copland (1900-1990). Auspicio de la Embajada de Estados Unidos de Norteamérica en Argentina.

La noche se abrió con los ocho minutos del célebre Adagio para Cuerdas que Barber, escribió a partir del segundo movimiento de su Cuarteto para Cuerdas que lleva el mismo número de opus, el 11. Se trata de un trozo musical neo-romántico, con un tema atractivo aunque riesgoso si el maestro se introduce en las melosidades que se usan a veces. Felizmente Lhez construyó una acertada traducción y la condujo sin batuta, supongo que por su carácter coral. Es más, hay un Agnus Dei del mismo compositor que se basa precisamente en esta página. Hay críticos que sugieren, dada esa brevedad, no se debiera iniciar un concierto con ella. No es mi caso.

Luego el segundo compositor en la historia de la música estadounidense: Bernstein. En mi opinión el primero siempre fue Gershwin. Su obertura “Candide” pertenece a un musical que el compositor, pianista y fantástico conductor escribiera para Broadway y a pesar de no haber tenido éxito en las exigentes tablas del teatro con música neoyorkino, la pieza tiene su atractivo en la rimbobante expresividad de los metales que junto a la percusión, sirvieron de apoyo a un sutil trabajo de maderas y cuerdas. La obertura es impecable y Lhez comenzó a desarrollar su enorme expresividad.

Finalmente el estreno para Salta de la tercera de Copland. Gran compositor de música para ballet y películas, también incursionó en la música orquestal. Hijo de rusos judíos, no pudo desprenderse totalmente de su influencia y por tanto no le resultó fácil como a los anteriores autores profundizar las simientes del jazz de su país natal. Para mejor, tomó clases con la inolvidable maestra Nadia Boulanger en París que lo conectó con el impresionismo y conoció con ella los aportes de un genio del siglo XX, Igor Stravisnky que marcó su tarea de compositor. Esta sinfonía tiene una fuerte influencia del ánimo que imperaba en su país participante de la segunda Guerra Mundial.

Por otro lado, el esquema constructivo nada tiene que ver con la sinfonía tradicional permitiéndose licencias atento a la carencia de líneas melódicas profundas. Sin embargo no carece de mérito. Copland se dedica en realidad a explorar la riqueza tímbrica del sonido abstracto, no programático y su conocimiento de orquestador eficaz le permite arribar a una obra que si bien nadie sale silbando sus temas, todos terminan por comprender que la riqueza de sus pentagramas está en la belleza del sonido por el sonido mismo. Estreno absoluto para Salta, gracias al aporte de la Embajada de EE.UU en nuestro país. Este último detalle me permite decir que el arte, entendido como tal, no tiene obstáculos territoriales, ni políticos, ni religiosos, en verdad de ninguna índole, cuando hay funcionarios que subordinan esos aspectos en pro de la riqueza informativa del público ante la obra nueva. Final. El maestro Lhez con gesto claro, indicaciones precisas, de arrollador ánimo, produjo un notable trabajo conductor. La orquesta despertó y entregó su caudal musical.

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