Esta primera presentación de la orquesta ha cubierto todas las expectativas. Su titular Luis Gorelik preparó medulosamente el concierto y el resultado fue óptimo. La sinfonía de Haydn fue hecha con una plantilla poco más que camerística.
Teatro Provincial de Salta. Sábado 7 de marzo de 2009. Orquesta Sinfónica de Salta. Director Luis Gorelik. Sinfonía nº 101 en Re mayor “El Reloj” (Franz Joseph Haydn 1732-1809). Sinfonía Fantástica op. 14a (Héctor Berlioz 1803-1869). Comienzo de la IX Temporada.
La primera sensación que apareció en mi mente, luego de finalizado el concierto de marras es que la llegada, como titular, a la Secretaría de Cultura de la Provincia, del escritor y escribano Víctor Fernández Esteban, abre la puerta a la esperanza que el organismo estatal pueda satisfacer la demanda que en la materia tiene la población salteña. Es muy grande el sector integrado por museos, bibliotecas, archivos, edificios, concursos y otros tantos hasta llegar al más prestigioso, al menos para mí: la Orquesta Sinfónica de Salta. Por eso tal vez, reviste la mayor importancia el grupo de funcionarios que acompañará la gestión del nombrado. Esas personas deberán comulgar con las ideas y capacidad de Fernández Esteban, nombre indiscutido de la cultura local. Y si esto no sucede, deberán retirarse, porque esta oportunidad de contar con capacidad, conocimiento, seriedad, intelecto y honestidad, no es una conjunción que se da todos los días. Eso espero de él.
La muestra inicial ya apareció. Esta primera presentación de la orquesta ha cubierto todas las expectativas. Su titular Luis Gorelik preparó medulosamente el concierto y el resultado fue óptimo. La sinfonía de Haydn fue hecha con una plantilla poco más que camerística. Corresponde a la segunda sección de la serie de sinfonías londinenses del autor (son doce en total: nº 93 a nº 104) que fueron contratadas por el empresario Salomón pues el principe Esterhazy a cuyas órdenes trabajaba Haydn, había fallecido en Viena y el compositor adquirió una libertad que antes no tenía. Se denomina “el reloj” pues el segundo movimiento, “andante”, los fagotes con cuerdas en pizzicato simulan el tic-tac de relojería hoy tan común pero que por aquellos años aparecía como algo novedoso. Gorelik, con profesionalidad, impuso un mecanismo preciso y limpio y el arrebato que en algunas versiones se observa, aquí es como que no hizo falta. Buenos los cornos del primer movimiento, cuidadosa cuerda, con el resto en elegante sintonía.
En octubre de 2004 la Sinfónica hizo la Fantástica de Berlioz bajo la batuta de Alonso Crespo. Es un muy buen recuerdo al que no le va en saga la presentación que comento. La obra está dada en cinco movimientos disímiles entre sí aunque unidos ténuemente por una “idea fija”. No es como se dijo la primera obra que revela la intima sensibilidad del autor, sus emociones. Antes hubo otras escritas con esa intención. Pero sí es uno de las primeras composiciones en ese sentido. Berlioz era un libertario, extravagante, hasta delirante por momentos y su composición acusa estos rasgos que tienen que ver con su amor por la actriz irlandesa Harriet Smithson, posteriormente su esposa, sus miedos, su celos. De estos últimos surge el convencimiento de que su mujer lo engañaba e intenta envenenarse con opio, pero la dosis es débil y lo único que consigue es sumergirse en sueños tormentosos que incluyen el asesinato de su amada y su castigo en el cadalso. El cuarto movimiento es justamente “La Marcha al Cadalso” y es tal vez el pasaje central de la obra, que va desde lo sombrío y feroz hasta lo triunfal y solemne. Termina la sinfonía -siempre en los sueños del autor- con su llegada al tenebroso infierno en “Una Noche de Aquelarre”.
La versión de Gorelik fue irreprochable, con un dinamismo respetuoso de la tradición centro europea, hecho que sólo se consigue con un importante trabajo previo. Su lectura fue serena o exuberante según la circunstancia y sin duda enfervorizó al numeroso público asistente que aprobó la elección de una versión potente y vigorosa.
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